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Política y sociedad

¿Qué pasaría si por política volviéramos a entender todo lo relacionado con la vida en comunidad?

Dice Norberto Bobbio en el Diccionario de política que el cristianismo y la economía mercantil burguesa estrecharon la definición clásica de política. Los antiguos griegos entendían por ella todo lo que afectaba la vida de la polis, es decir, política era “todo tipo de relaciones sociales, de tal modo que lo ‘político’ coincide con lo ‘social’ ”. Al concebir así esa dimensión de la vida humana, los antiguos griegos estaban convencidos de que para comprender y diseñar bien la política de la polis era indispensable reflexionar también sobre la naturaleza humana, los ideales éticos, la esencia del lenguaje y el impacto de las palabras en la realidad del mundo. Dicho de otro modo, su idea de la buena política dependía de su entendimiento de nuestra humanidad y de la vida en comunidad.
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Con el paso de la historia, esa idea de política fue cambiando. Según Bobbio, el cristianismo le quitó a la esfera de la política el dominio sobre la vida religiosa, “dando origen a la contraposición del poder espiritual con el poder temporal que desconocía el mundo griego”. Siglos después, el surgimiento de la economía mercantil burguesa la redujo aún más: “El nacimiento de la economía mercantil burguesa quitó a la esfera de la política el dominio sobre las relaciones económicas, originando la contraposición entre sociedad civil y sociedad política, entre esfera privada o del burgués y esfera pública o del ciudadano”, afirma Bobbio. Esto, entre otras cosas, fue llevando a la actual noción de política, relacionada principalmente con la organización del poder y del Estado.
A pocos días de la primera vuelta de unas elecciones presidenciales que la opinión pública ha polarizado acremente, bien vale la pena traer a colación esa idea clásica de política para retomarla. Ella podría hacer que los colombianos piensen y se relacionen con la política de una manera distinta, en un momento en el que está dividiendo a la sociedad y causando daños que probablemente tarde años reparar.

Los actos políticos pierden su tinte partidista, pues en el fondo lo que importa no es el candidato de la elección de cada persona, sino la amabilidad y el respecto con que se interactúe con el otro.

El cambio de perspectiva podría traer múltiples beneficios. Si por política se entienden “todo tipo de relaciones sociales”, como dice Bobbio que creían los antiguos griegos, entonces la manera como cada persona se relaciona con sus vecinos, sus compañeros de trabajo, la persona que se le sienta al lado en el bus o el cajero que lo atiende en el supermercado es un acto político. Un acto político cuya naturaleza depende exclusivamente de cada uno de nosotros.
Pensados así, los actos políticos pierden su tinte partidista, pues en el fondo lo que importa no es el candidato de la elección de cada persona, sino la amabilidad y el respecto con que se interactúe con el otro.
El cambio de visión tiene aún más ventajas. Al entender por política la vida en comunidad, la forma como diariamente nos relacionamos con las personas que nos encontramos a lo largo del día determina el futuro político de Colombia. Es decir, no hay que esperar cada cuatro años a los resultados de las elecciones ejecutivas y legislativas. El estilo político que triunfe en el país lo decidimos todos y todos los días por la manera como elegimos vivir en comunidad.
CRISTINA ESGUERRA
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