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El reflejo del hombre

Su admiración por la raza humana hizo que Pedro Nel Gómez plasmara nuestra realidad en su obra.

Cada seis meses, la Casa Museo Pedro Nel Gómez de Medellín abre una exposición que resalta un aspecto de la obra del afamado artista colombiano. En 2018 estrenaron El desnudo, manifiesto y libertad con un colectivo de nudistas de la ciudad. A finales de junio desmontaron Plan maestro –enfocada en los diseños urbanísticos de Gómez–, y el 27 de agosto inauguraron Expediciones y encuentros, que conmemora 120 años del nacimiento del pintor.
Esta última narra los múltiples viajes que emprendió el artista a lo largo de su vida. En los años 20 exploró Europa y estudió arte en Florencia. En 1930 regresó a Colombia y comenzó a recorrer el país, y a mediados de los 50 viajó a México donde conoció los muralistas más destacados de ese país.
La exposición resalta el impacto que estos mundos tuvieron en el artista. En Italia, por ejemplo, queda maravillado con la pureza de las formas del arte renacentista. “Su obra de esa época es preciosa en el dibujo, cuidadosa en el color y las formas humanas son muy bien tratadas,” dice Álvaro Morales, director del museo.
A medida que se recorre la muestra y se ven los diferentes paisajes y personas que pintó, se da uno cuenta de que Gómez supo ver el mundo que lo rodeaba. “No elegí el tipo humano que aparece en mi pintura. Lo tomé de la realidad”, dijo.

El arte de Pedro Nel Gómez no es una propaganda socialista. Es el trabajo de un hombre maravillado con nuestra condición humana y todo lo que conlleva

Precisamente por eso, al regresar a Colombia cambió su técnica. Sintió que la estética renacentista no reflejaba lo que observa alrededor. “Él se encuentra con estos indios cobrizos, estos negros de ébano y estos mulatos que somos y empieza a desbaratar el preciosismo. Va descomponiendo la forma y haciendo a las figuras pomulosas, musculosas, bajitas, chatas. Su paleta de color cambia, tiende hacia el ocre, hacia los colores tierra, los verdes de la selva. Sus figuras son de pocos trazos y bruscas de forma”, dice Morales.
En sus óleos, sus acuarelas y sus murales está el pueblo colombiano. En múltiples lienzos Gómez dibujó barequeras trabajando. Al pintarlas desnudas, muestra sus músculos y enfatiza el esfuerzo físico de su labor. En Éxodo campesino pintó la angustia de una madre obligada a abandonar su hogar con su hijo en brazos para poder sobrevivir; en la expresión corporal de las mujeres de La familia en la esquina de una ciudad (1945) está el desamparo de quienes viven en la calle; y en los óleos que hablan de la muerte de Luis Carlos Galán retrató la violencia del país.
El arte de Pedro Nel Gómez no es una propaganda socialista. Es el trabajo de un hombre maravillado con nuestra condición humana y todo lo que conlleva. Por eso pinta la realidad.
“…viéndolas, viéndome a mí mismo, pintor de viejas, de niños y de ancianos, cantor de las mujeres que luchan y exaltador del pobre pueblo roto y desesperanzado, me pregunto, en un relámpago de vanidad, si será que la humanidad es tan adorable o que yo soy un tipo con demasiado corazón. ¡Y opto por lo segundo!”, dijo.
Al mostrarle al espectador la realidad que él ve, Pedro Nel lo invita a conocer el mundo, a sorprenderse con la vida y a respetarla. “Las mil y una maternidades que hay en estas obras… son un llamado al país sobre los derechos de la vida”, dijo.
La Casa Museo Pedro Nel Gómez está ubicada en un barrio popular de Medellín. “En la época del narcotráfico y del más duro conflicto urbano este sector quedó marginado”, dice Morales. En 2006, el museo reinició sus labores y el plan de renovación consistió en abrir las puertas de la casa a los miembros de la comunidad. “La gente quería un espacio para ellos”, dice Morales.
“Hoy tenemos 54 grupos de la comuna cuatro, que realizan diferentes actividades culturales aquí: hay un grupo de la tercera edad que hace gimnasia, uno evangélico que se reúne en nuestras salas, otros montaron un club de cine, otros vienen a clases de danza árabe o de tango. Todos los grupos se llaman Pedro Nel Gómez, el canal comunitario también se llama así”, dice Morales. “Hay una apropiación total por el artista”.
“Yo supe que me quería quedar aquí cuando una mujer afro de unos 70 años que vivía cerca del museo, se quedó mirando un mural y me dijo: esa gente se parece a uno”, dice Morales. “Yo le dije: ‘sí, señora, es usted’ ”.
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