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Michelle Obama, admirable mujer

A pesar de las limitaciones, su entorno familiar le inculcó el ansia por una educación de calidad. 

En estos días de complejos problemas es refrescante encontrar libros positivos y constructivos, como el reciente de Michelle Obama, Becoming (Llegar a ser). Constituye un claro contraste con la lectura de las recientes, muy preocupantes noticias, de la situación nacional y mundial.
El camino de Michelle Obama es fascinante, desde su infancia transcurrida en un barrio de limitados recursos de Chicago, pero con familiares de grandes condiciones morales y culturales, interesados en lograr un entorno culto, amigable y sin prejuicios. Difícil tarea en una sociedad convulsionada como la que se vivía en Estados Unidos a mediados del siglo pasado.
Las barreras encontradas eran múltiples. Sin embargo, el entorno familiar de personas que sin haber recibido una educación formal tenían muy alta calidad moral y la clara idea de la importancia de la educación y de la convivencia fue muy positivo. Fue así como, a pesar de las limitaciones, inculcaron en Michelle y en su hermano mayor, Craig, inquietudes culturales y el ansia de la educación de calidad.
Algunos aspectos que influyeron sustancialmente en la vida de Michelle sirven de guía para la mejora de los sistemas de educación de Colombia. Son la involucración continua de los padres en la educación de sus hijos, la motivación, para que mejoren sustancialmente las condiciones de vida y la búsqueda de profesores efectivos y dedicados a su labor.
La experiencia de Michelle en su educación media brinda también lecciones. Una es la necesidad de tener profesores que motiven a sus estudiantes para que ingresen a programas de educación superior y asesoren en la selección de una disciplina de estudio, acorde con sus intereses y capacidades. Gracias a su dedicación al estudio, a su compromiso con su futuro y a la continua motivación de sus padres, para quienes el avance de sus hijos, mediante la educación de calidad, era fundamental, logró sus objetivos.
Todo esto llevó a que Michelle y su hermano fueran admitidos en Princeton, una de las mejores universidades de Estados Unidos. En su paso por la universidad, fue fundamental la colaboración de sus compañeros, la mayoría provenientes de familias de altos niveles de educación y de ingresos, quienes hicieron menos difícil su adaptación al medio y les brindaron apoyo.
Esta experiencia es muy pertinente en los actuales momentos en Colombia, en donde se están haciendo esfuerzos para que los estudiantes provenientes de familias de bajos ingresos puedan recibir educación de calidad.
El proceso educativo de Michelle Obama continuó con sus estudios de Derecho en la Universidad de Harvard. Indudablemente, la preparó para desempeñar ese rol tan importante de inteligente, discreta y digna esposa del primer presidente negro de Estados Unidos.
Su encuentro con el futuro presidente ocurrió al final de su primer año como abogada en una firma de abogados. La firma contrató durante las vacaciones de verano a Barack Obama, un estudiante de derecho de la Universidad de Harvard que había adelantado sus estudios en la Universidad de Columbia y, después de algunos años de trabajo en asuntos comunitarios, había decidido ser abogado. Michelle fue designada mentora del estudiante, y sus principios e intereses coincidieron admirablemente. A tal punto que después de algunos años contrajeron matrimonio.
Independientemente de las diversas opiniones que se puedan tener sobre la gestión en los ocho años de la presidencia de Obama, no debería existir duda alguna de que fue hecha con inteligencia, integridad, dignidad, elegancia y con el total apoyo de su esposa.
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