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Junio de fútbol y literatura

Finales europeas, Copa América y literatura futbolera para un junio lleno de goles y letras.

No es secreto que Jorge Luis Borges anteponía el culto a la intelectualidad frente a la actividad física y que llegó incluso a tildar la práctica del fútbol, deporte que aborrecía, como una traición a los valores argentinos. Si bien literatura y balompié no siempre suelen casar de la mejor manera, lo cierto es que ambos fenómenos despiertan pasiones a lo ancho del planeta, fervores que grandes escritores supieron fusionar en su obra artística e ideológica. Este es el caso de Albert Camus, quien logró destacar en la literatura y el fútbol, deporte que practicó de manera profesional en su natal Argelia antes de dedicarse a la vida intelectual, que le valdría el premio Nobel. Su texto ‘Lo que le debo al fútbol’ es fiel reflejo de esta pasión.
El fenomenal Roberto Fontanarrosa es probablemente quien mejor supo unificar la poética del balón y de las letras. Su cuento ‘19 de diciembre de 1971’ es uno de los mejores relatos futboleros de la literatura universal, al punto de convertir a su personaje, el viejo Casale, en un símbolo retórico de la pasión deportiva. El Negro narra con magistral destreza la épica palomita de Poy que significaría la victoria de Rosario Central (club del cual era hincha) frente a Newell´s, su clásico rival. En la Rosario natal del Negro aún se recuerda esta fecha con alegría y nostalgia en el bando ‘canalla’ y con disgusto y cierto revanchismo en la ‘lepra’.
Jorge Valdano refleja con perfección esta convivencia entre el cuerpo e intelecto: campeón mundial (marcó gol en la final del 86), técnico, directivo, actualmente es reconocido como periodista y escritor. Su obra literaria, como ‘Sueños de fútbol’, irradia mejor que nadie la pasión desde dentro del espectáculo.
Al otro lado del Río de la Plata, en Uruguay, Eduardo Galeano también encuentra en el balón inspiración para su obra literaria. El que es sin lugar dudas uno de los mayores cronistas del espíritu latinoamericano veía en el fútbol un reflejo de la pasión y del folclor del continente. El montevideano encontraba en el gol una especie de fervor religioso capaz de unir y definir el carácter de los pueblos suramericanos. Su libro El fútbol a sol y sombra es en una declaración de amor a este deporte y una crítica desahogada del negocio en el cual la autocracia del fútbol ha convertido la pasión de miles de seguidores. Sin duda, una lectura obligada para los amantes del deporte rey.
La lírica futbolera no está reñida con el arte y la literatura comprometida. En la otra orilla del Atlántico, Miguel Hernández no encontraba discrepancias entre su amor por la literatura y su pasión por el fútbol, como demuestra su equipo, La Repartiora, de su natal Orihuela. El poeta miliciano no solo dedicó versos a las tropas republicanas de aquella España sino que también encontró en el fútbol el duende de la poesía, tal como demuestra su ‘Elegía al guardameta’. Del mismo modo, Rafael Alberti, compañero de generación del poeta orcelitano, encontró en las hazañas balompédicas del húngaro Platko la inspiración de su ‘Oda a Platko’.
Y el panorama no es diferente en tierras colombianas. García Márquez no escondía su pasión por el fútbol ni por el Junior. Son varias las crónicas y artículos periodísticos en donde nuestro nobel de literatura reveló su amor por el deporte, e incluso en su relato ‘El juramento’ desvela el momento en el cual se convierte en un ferviente futbolero gracias a la retórica del fútbol que enamora sus sentidos. Varios periodistas y escritores colombianos han plasmado en sus obras la pasión por sus colores dominicales, como el ‘Así ganamos: como fue campeón Santa Fe en 1975’ (pionero en literatura futbolística del país) de Daniel Samper Pizano, o ‘El día que murió el fútbol’ de Víctor Rosas.
Dios es redondo, dijo Juan Villoro, afirmación que no es descabellada. El fútbol crea sentido de pertenencia entre iguales e incluso nos define como unidad social y herramienta de cohesión contra el rival, como lo define Simon Kuper en su ‘Fútbol contra el enemigo’. Este junio, con finales de Liga de Campeones, Europa League y Copa América a la vista, nada mejor que maridar el balompié con una buena dosis de literatura futbolera.
CAMILO GOELKEL
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