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Del pecado a la tecnología

La tecnología se irá proyectando como gran aliado sexual tanto personal como de las parejas.

Armando Silva
Nunca se imaginó Adán que muchos años después de ser expulsados del paraíso, Eva estaría encapsulada en una imagen y que un sinnúmero de seres evolucionados se hincharían con sus gestos gozosos, capturados y disfrutados en la pantalla de un celular. La tecnología siempre ha estado ahí, desde el primer grito de Dios expulsando a los pecadores, impregnando al Homo sapiens de diseños y herramientas con las cuales hacer la vida más cómoda o más práctica o, digamos, más humana y placentera.

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La introducción de lo digital y la inteligencia artificial en la vida diaria puede estar llevando a los usuarios a un tipo de sexualidad en la que no es desde el cuerpo de carne desde donde se emana el placer, sino desde imágenes y sonidos en una pantalla.
El sextech es la palabra que enmarca el hecho y nombra el sexo que tendremos cada vez más en el futuro e incluso se proyecta (El País, I. Matamoros) que en el año 2050 uno de cada 5 jóvenes tendrá sexo con un robot y que los androides y los humanos construirán sus nichos de placer con mayor dedicación diaria, por lo que la vida sexual será cada vez más tecnológica.
Pero si los robots actúan desde los sistemas operativos ya incluidos en los hardwares (como el filme Ella), algo distinto será la construcción individual de sus propios archivos o la filmación en directo desde tecnologías trasparentes, esas que parecen invisibles por su apropiación cotidiana, como es el celular; archivos de intimidad, como aquellos con fines masturbatorios. Naief Yehya en reciente publicación enfatiza que el uso de la cámara va más allá de simple accesorio, pues la tecnología es el elemento central de este nuevo repertorio sexual.
La tecnología entonces se irá proyectando como gran aliado sexual tanto personal como de las parejas o los conjuntos sexuales, superando las viejas revistas porno. El sextech se mezclará con big data para explorar opciones de placer y sensaciones e ir diseñando territorios de “clímax personalizados” adonde cabe una larga lista de “beneficios de la masturbación (EL TIEMPO 1/30/2022).
El pornocelular, como tecnología de bolsillo, se confunde con vida erótica y, según varios testimonios de la pandemia (Unal), distintas parejas descubrieron en sus encierros que ver a su pareja en pantalla exhibiendo su desnudez y acariciándose compensaba la larga “no presencialidad”. En este caso el humilde celular, como ha ocurrido con otras tecnologías, ayudando a apasionar el cuerpo.
ARMANDO SILVA
ciudadesimaginadas@gmail.com
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