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El reparto de África

Sus grandes riquezas naturales han sido ocupadas por Rusia y China, sin beneficio para habitantes.

Antonio Albiñana
El continente más desdichado de la Tierra, dominado por la violencia y la inseguridad alimentaria, y cuyo PIB, sumando sus 54 países, es inferior al de Brasil, está cambiando de manos. Sus grandes riquezas naturales y su valor estratégico han sido ocupados en los últimos tiempos por Rusia y China, sin beneficio alguno para sus habitantes.
Tras más de siglo y medio de colonialismo despiadado y expoliador, principalmente de potencias europeas –Inglaterra, Francia, Bélgica, Holanda...–, el Viejo Continente perdió progresivamente su interés en África. Por su parte, después de la Segunda Guerra Mundial, los estrategas del Departamento de Estado determinaron que Estados Unidos no tenía ningún interés especial en África, entre sus preferencias de influencia planetaria, y que se la “entregaban” a Europa para que la explotara. Aunque los estadounidenses conservan media docena de bases militares secretas y han participado en operaciones desastrosas, como la destrucción de Libia.
Así que, ante el abandono europeo y norteamericano, Rusia y China se han lanzado a la conquista. El presidente ruso, Vladimir Putin, refuerza su presencia en el continente mediante una estrategia de cooperación militar, inversiones y diplomacia energética desde hace 3 años. Hoy cuenta con 37 pactos de asistencia técnica y 42 acuerdos comerciales, y expande su industria de defensa, de forma que ya es el mayor proveedor de armas de África. Según un informe del diario ‘The Guardian’: “Rusia busca incrementar su presencia en al menos 13 países tejiendo relaciones con líderes africanos, incluyendo acuerdos militares, y formando una nueva generación de dirigentes y agentes secretos”. La República Centroafricana, Madagascar, Sudán y África del sur son ya sus bases estables.
Por su parte, China se ha convertido en el principal socio comercial del continente africano, tras desbancar a Estados Unidos con un plan expansionista que algunos analistas califican de neocolonialismo puro y duro. Catorce países africanos han sustituido ya el dólar por el yuan chino como moneda de cambio. Extrayendo los recursos mineros que necesita y potenciando nuevas explotaciones, se estima que China, literalmente, está comprando África. Ya está bien implantada en Yibuti, Kenia, Nigeria y Angola.
Y tanto Rusia como China se han expandido sin preocupación alguna por los derechos humanos o los problemas ambientales. Rusia ha diseminado por todo el continente a efectivos de la agencia paramilitar de seguridad Wagner, dirigida por alguien cercano a Putin, que financia candidatos, distribuye armas o se carga a periodistas molestos.
Mientras tanto, la población africana sigue siendo víctima del desplazamiento forzado, la violencia y las enfermedades prevenibles. Según la OMS, el año pasado murieron más de 400.000 personas de paludismo. Hoy, cuando se discute el problema en la Conferencia Mundial, hay que recordar que África es el continente más vulnerable al cambio climático. Nada de esto figura en las agendas de los nuevos colonizadores rusos y chinos.
P. S. Pisa para todos. No le ha ido bien a Colombia en el último Informe Pisa de la Ocde sobre conocimientos y capacidades académicas de sus jóvenes. Algunos analistas han calificado estos resultados de desastrosos. Pues bien, abriendo el foco vemos que en el mismo informe se revela que en la encuesta a 600.000 quinceañeros a nivel internacional de la generación supuestamente más informada de la historia, se muestra que son incapaces de discernir realidad y ficción, entre lo verdadero y lo falso, en el mundo de las ‘fake news’. Comentando el informe Pisa, el periodista Marius Carol recordaba estos días el viejo principio del buen periodismo: “Los hechos son sagrados; las opiniones, libres”; esto no lo comprenderían ya los adolescentes a nivel global: solo 1 de cada 10 es capaz de distinguir entre hechos y opiniones. Según Carol, los mundos real y digital se han integrado, y las respuestas que antes se podían consultar en los libros de texto ya no existen.
ANTONIO ALBIÑANA
Antonio Albiñana
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