¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Entre motosierras y chuspas

Y ella tuvo que ver todo, cada segundo de agonía en su hermano que siempre la protegió.

Adriana Pombo
Ana es una mujer de 1,60 m, con brazos y piernas musculosos, el pelo lo tiene recogido en dos trenzas ajustadas al cuero cabelludo y atrás se unen para hacer de dos una sola trenza de pelo oscuro, largo. Tiene una sonrisa inolvidable y la muestra con orgullo y sinceridad. Una sonrisa cálida, de una mujer berraca, líder, en una cultura machista y patriarcal. Ana nació en el Cauca, hace 45 años. Su abuela la crio y le enseñó los valores que aún marcan su carácter y su temple. Es una mujer que habla sin pelos en la lengua, es una mujer que dice la verdad y busca la justicia. Pero sobre todo busca la equidad de género en su territorio, en el que hoy es su territorio, al que llegó hace 38 años, desplazada por la violencia.
(También le puede interesar: ¡Calma, renacuajo paseador!)
Cuenta que los paramilitares llegaron a su vereda. Ella tenía dos hermanos mayores, uno tenía diez y el otro, doce años en ese momento. Juan, el de la mitad, le dijo a Ana que se escondiera, detrás de unas tablas de madera. Al instante cogieron a Juan, y en frente de sus ojos de niña, en frente de su inocencia, lo mataron con una motosierra, lo volvieron pedazos. Y ella tuvo que ver todo, cada segundo de agonía en su hermano que siempre la protegió. Sus restos, los pedazos de cada uno de sus miembros, fueron empacados en una chuspa plástica, y en una canoa a canalete lo mandaron a la casa de su madre. Ana logró escapar a una comunidad al Valle, lugar que se convirtió en su nuevo hogar, su luz, su esperanza de sanar y vivir tranquila. Fue adoptada por su tía, que vive allí hace años.
El día que la conocí el sol que siempre vuelve nos acompañó. La lancha va a una velocidad media y viajamos entre bocanas, y no por el mar abierto. Eso abre el telón para contemplar los manglares, esos árboles que parecen arañas de patas largas, infinitas. Y dentro de ellas, en el barro, cuando la marea baja, se encuentra la deliciosa piangua, un molusco del Pacífico, un manjar de dioses. Ana recuerda perfectamente la primera vez que viajó a la que hoy es su comunidad, en un recorrido desde la frontera con Ecuador en el río Mira hasta Acandí, en la frontera con Panamá.
Aprendió que después de la muerte hay vida, que después del horror hay amor y una nueva oportunidad. Años, décadas después, aún buscan a la hermana de Alcides, Alcides que se unió a la guerrilla. Ana no siempre fue su nombre. Sin embargo, hoy lo dice sin miedo y con orgullo.
ADRIANA POMBO
Adriana Pombo
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO

Más de Redacción