Con los ánimos más calmados y serenos, el triunfo de la oposición venezolana en Barinas tras las elecciones del pasado domingo dejó una lección importante: los objetivos se logran uniendo fuerzas.
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Pese a las condiciones adversas y a una serie de obstáculos, el apoyo a un solo candidato opositor hizo que más de 20 años de dominio chavista llegaran a su fin mostrando una debilidad en términos electorales para el madurismo.
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Debilidad explicada por el consultor político Pablo Andrés Quintero por la falta de votación en bloque de la población del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) que terminó desembocando la derrota del exvicepresidente y excanciller Jorge Arreaza.
“Sus mecanismos de movilización no fueron lo suficientemente eficientes como aparentaban ser. Se vieron debilitados por la desconfianza de la gente en el Gobierno”, dice Quintero.
La falta de conexión y escucha a las bases del chavismo también incidieron en los resultados de este 9 de enero en la gobernación de Barinas. Eso, sumado a que los mecanismos de control social perdieron fuerza.
“Este proceso deberá llamar a la reflexión del chavismo, pues el comportamiento de sus militantes ya no es el mismo debido a que se sienten abandonados por el oficialismo”, agrega el consultor.
Y mientras el oficialismo sigue bajando en su intención de votos, Sergio Garrido, de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), ahora es el gobernador electo de Barinas gracias a que todo el grueso opositor se centró en apoyarlo e incluso el mismo Freddy Superlano, cuyo triunfo en las elecciones el 21 de noviembre fue desestimado, sumó su apoyo dando una muestra de desprendimiento.

El gobernador electo del estado Barinas, Sergio Garrido, habla a los medios de comunicación en Barinas (Venezuela).
EFE
“La Unidad es más que una tarjeta, es una forma” dice el politólogo Ángel Medina. Para el también exdiputado, cuando el apoyo es contundente, más allá de quién sea el candidato, se logran resultados, pues se evita el “sectarismo”.
De hecho, la oposición venezolana ha logrado buenos resultados cada vez que va en unidad, tal como ocurrió en las elecciones de 2015 con la Asamblea Nacional que hoy sigue presidiendo Juan Guaidó. En ese momento, luego de muchos años, los factores contrarios al chavismo lograron mayoría en el Parlamento, tanto así que el oficialismo decidió no regresar a sesionar.
Para los analistas, lo de Barinas le marca a la oposición el reto de potenciar su capacidad para construir en unidad. Pues, si lo ocurrido solo queda como anécdota, el chavismo podría utilizar sus recursos para imponer la figura de un “protector”, un funcionario que se encarga de restarle competencias al gobernador electo y, por esa vía, retomar en cuatro años el poder en “la cuna de la revolución”.
ANA RODRÍGUEZ BRAZÓN
Corresponsal de EL TIEMPO
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