Miles de venezolanos cruzan la frontera con Colombia cada día para vender productos básicos baratos, desde naranjas hasta velas, en un intento desesperado por obtener divisas en medio de la profunda crisis económica que golpea al país.
La frontera de más de 2.000 kilómetros ha sido testigo del contrabando por años, pero en los últimos meses -tras el fin de una ola de protestas- ha habido un aumento en la migración a la zona limítrofe, dijeron autoridades.
Los venezolanos que vienen de todas partes del país pasan sus días yendo de puerta en puerta para vender sus productos a un menor precio de lo que costarían en Colombia, según informaron, pues la pérdida de valor del bolívar frente al dólar en el mercado negro reduce los precios de los productos locales.
El aumento de los vendedores ambulantes en el lado colombiano está avivando la molestia de los comerciantes locales, según afirmó el alcalde de Cúcuta, Cesar Rojas.

Los vendedores transitan las calles de Cúcuta buscando vender sus productos.
Reuters / Carlos Eduardo Ramirez
Albert Rodríguez, de 22 años, pasa sus noches con una sábana de plástico en las calles de San Antonio desde que se mudó hace un mes, tras dejar el estado Lara. Vende café en Colombia, pero aún no ha podido enviar dinero a casa para ayudar a su hija recién nacida.
"Me ha ido difícil porque hay muchos venezolanos. Me provoca llorar de la impotencia", dijo Rodríguez, quien espera migrar al centro de Colombia donde cree que habrá mejores oportunidades.
La tendencia se da tras cuatro años de recesión, que según analistas han fomentado la desnutrición, las enfermedades y el crimen violento y también muestra como el país vecino podría ser vulnerable a los efectos de la crisis.
Tensión en ColombiaCuando amanece, vendedores ambulantes se pelean para lograr un puesto en el autobús que los llevará a la frontera. Luego cruzan a pie, mientras rezan para que los guardias no les quiten dinero o mercancía para dejarlos pasar.
Una vez a salvo en Cúcuta, se dispersan en buses que los llevarán por la ciudad. En el barrio de La Libertad, cerca de un centenar de venezolanos tocan el timbre con mayonesa, insecticida, cajas de cereal y otros, que pueden ofrecer por precios que son aproximadamente la mitad de lo que cobran en las tiendas colombianas.

Marlon Carrillo, uno de los vendedores que cruza la frontera diariamente, organiza la fruta que le venderá a los colombianos.
Reuters / Carlos Eduardo Ramirez
Al cambiar esos pesos en el mercado paralelo se obtienen muchos más bolívares que si los hubieran vendido en el mercado venezolano.
Marlon Carrillo, un venezolano de 21 años que abandonó la universidad para comenzar a vender frutas en Colombia hace tres meses, dice que algunos vecinos le cierran la puerta en la cara por miedo.
"Es duro pagar los platos rotos de los demás", dijo Carrillo, quien cruza diariamente a Cúcuta vendiendo los limones, fresas, plátanos y piñas que lleva en su mochila. "Quiero surgir y estudiar pero tengo que trabajar. No dejaré morir a mi familia de hambre", agregó el joven.
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