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Venezuela

Cinco claves del desastre económico que empobreció a la rica Venezuela

El gobierno venezolano implementó un control de precios en una lista de 45 productos, que con el tiempo se extendió hasta 97 productos de la canasta básica.

El gobierno venezolano implementó un control de precios en una lista de 45 productos, que con el tiempo se extendió hasta 97 productos de la canasta básica.

Foto:AFP

Corrupción, baja de las importaciones y la caída del petróleo, entre los motivos de su crisis.

Cindy Morales
Todavía los venezolanos aseguran, a pesar del éxodo, la muerte y el hambre, que el suyo es uno de los países más ricos del mundo, y quizá tengan razón. Por eso es aún mayor la frustración que produce el estado actual de la economía del país.
Contar con impresionantes recursos naturales o con las reservas petroleras más grandes del mundo es apenas una anécdota cuando se estudia el cuadro de pobreza que hoy exhibe Venezuela.
Luego de 20 años de “revolución bolivariana” el país exhibe una contracción de su Producto Interno Bruto de 35 por ciento entre 2014 y 2017, con perspectivas de que este año se reduzca otro 15 por ciento, según estudios del Fondo Monetario Internacional.
Esto significa que Venezuela perdió la mitad de su productividad y ganancias en apenas cuatro años y con una población joven en crecimiento.
Aquí les mostramos las cinco claves que explican el desastroso panorama económico que hoy empuja a miles de personas a cruzar la frontera. El orden dispuesto no implica importancia de uno sobre otro.

1. La caída de la producción petrolera

Venezuela, país petrolero por definición a partir de la segunda mitad del siglo XX, hoy apenas rasguña crudo de sus pozos para poder sobrevivir. A finales de la década de los años 90 había alcanzado un pico de más de 3,5 millones de barriles de petróleo por día (mbpd), con proyecciones de crecimiento de hasta 5 mbpd para el año 2013 si se mantenían las inversiones en esta industria que siempre necesita de tecnología y mantenimiento.
Sin embargo, ambas cosas han fallado en la industria petrolera venezolana en los últimos 20 años y la producción ha caído hasta 1,2 mbpd, según el último reporte de octubre de 2018, revelado por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep).
El desplome más violento ocurrió entre 2016 y 2017, periodo en el que se dejaron de producir medio millón de barriles diarios. Además, según el último informe Baker Huges –informe independiente a pesar de que Petróleos de Venezuela no entrega muchas cifras- solo 26 taladros petroleros están activos en el país, de los 120 que alguna vez tuvo en pleno funcionamiento.
Estos datos quedarían en la mera estadística si no fuera porque las ganancias de Venezuela depende del petróleo en más de 90 por ciento. Es como si de pronto un cantante pierde la potencia de sus cuerdas vocales. De cantar en la ópera, Venezuela apenas puede cantar cumpleaños en una fiesta.
Expertos estiman que para la recuperación de la industria hacen falta más de 8.000 millones de dólares en inversión.

2. Desplome de la producción interna

Aunque Venezuela es un país petrolero contaba con un parque industrial y de producción interna con el que llegó a tener un importante sector secundario y de comercio. Procesamiento de medicinas, plásticos, autopartes, alimentos, ensamblaje de vehículos eran parte del paisaje venezolano, que llegó a tener regiones “industriales” como Carabobo, Lara, Aragua y de fuerte producción agropecuaria como Zulia, Apure, Barinas y Guárico.
Tras años de controles de precios y nacionalizaciones, la falta de incentivo a la producción ha llevado a la quiebra y cierre a por lo menos 9 mil empresas, según reporta la principal coalición de industriales del país, Conindustria.
Esa asociación reporta que quedan en pie solo 3200 empresas de las 12700 que había en territorio venezolano, y las que quedan trabajan apenas el 23 por ciento de su capacidad.
“Esto se traduce en una producción absoluta de 6 por ciento en comparación con 1999”, ha dicho el director de la asociación, Juan Pablo Olalquiaga. “El resultado final es que estamos en un proceso de empobrecimiento, desde el punto de vista de inflación, de abastecimiento y de la falta de puestos de trabajo, sin precedentes en la historia”.

3. Control de precios y divisas

Vigente desde 2003, el control de cambio (acceso restringido a moneda extranjera) fue una decisión tomada por el entonces presidente Hugo Chávez como una medida “temporal” para evitar la fuga de divisas tras el turbulento panorama político que lo saco del poder por unas horas en abril de 2002.
Sin embargo, se convirtió en un foco de pobreza al transformarse en un mecanismo que aisló casi por completo a personas naturales y empresas del acceso a moneda extranjera para cualquier operación. Esto afectó profundamente no solo el abastecimiento sino la inversión en cualquier modo de producción o tecnología.
A partir de ese mismo año, el Gobierno venezolano implementó un control de precios en una lista de 45 productos, que con el tiempo se extendió hasta 97 productos de la canasta básica de alimentación e higiene.
El control de precios ejercido por el Gobierno, y que no permite un margen de ganancia a los productores de más del 30 por ciento, era revisado con alguna frecuencia al comienzo de su implementación para ajustar los precios conforme al aumento de la inflación.
Pero en poco tiempo, esa revisión de los precios se rezagó y los ajustes comenzaron a hacerse limitados e inflexibles hasta el punto de que sectores enteros (como lácteos, harinas, carnes, arroz y pasta) comenzaron a producir a pérdida. Muchos productores optaron por violar el control para seguir produciendo sin perder, pero la gran mayoría fue forzado a cerrar o llevar al mínimo rentable su producción.

Entre 2016 y 2017 se dejaron de producir medio millón de barriles de petróleo diarios. Es como si de pronto un cantante pierde la potencia de sus cuerdas vocales

4. Drástica disminución de importaciones

El Gobierno venezolano comenzó a tapar los hoyos dejados por el declive de la producción interna con importaciones para suplir al mercado interno. Todavía con dinero fresco de una industria petrolera que no crecía, pero tampoco se encogía, y con un barril que rondaba por los 100 dólares, se alcanzó a importar hasta 65.000 millones de dólares en bienes y productos.
La comida que no se producía, se compraba afuera, lo mismo que cualquier otro producto. Sin embargo, el control del Gobierno se extendió tanto que incluso privilegiaba a unos sectores sobre otros para otorgar esas divisas (el papel prensa, por ejemplo, pronto dejó de contar con la venia oficial para ser importado).
La caída de los precios del petróleo, la disminución de su producción, la corrupción y la pésima administración, redujo drásticamente el caudal de recursos a partir de 2015.
En ese año comenzaron a verse las filas en mercados y farmacias para comprar alimentos y medicinas. Además, las importaciones se contrajeron hasta 37.000 millones de dólares. En 2016, esa reducción sería de 15.500 millones de dólares y en 2017 de 10.500 millones, según el Consejo Nacional de Promoción de Inversiones (Conapri) de Venezuela.
Para este año se espera que las importaciones cierren en 9.000 millones de dólares. Los economistas aseguran que este monto es repartido por el Gobierno entre el programa de entrega de alimentos subsidiados –conocido como las cajas CLAP- y los mínimos insumos para Petróleos de Venezuela.
También da una parte, según los analistas, a los insumos médicos básicos.. Desde el año 2015 la importación de medicinas para enfermedades crónicas prácticamente se acabó. 

5. Corrupción

Los expertos aún no se ponen de acuerdo, pero la cifra más conservadora apunta a que en los últimos 20 años han sido desviados, malversados o robados al menos 100.000 millones de dólares producidos en Venezuela, lo que constituye uno de los panoramas de corrupción económica más dantescos de su historia contemporánea.
Entre eso y otros factores como la falta de independencia de los poderes públicos, Venezuela ocupa el puesto 160 de 180 países estudiados en temas de corrupción, según el índice de transparencia de Transparencia Internacional.
Oficialmente, miembros del Gobierno revolucionario han reconocido –con consecuencias, como su despido inmediato- que solo a partir del mecanismo de control de venta de divisas se “perdieron” al menos 25.000 millones de dólares que fueron entregados a empresas “de maletín”.
La promesa de hacer públicas las listas de estos empresarios nunca se cumplió.
Escándalos destapados por la prensa venezolana e internacional muestran otras fugas como de al menos 6.000 millones de dólares desviados desde Petróleos de Venezuela a la Banca Privada de Andorra.
VALENTINA LARES MARTIZ
Corresponsal de EL TIEMPO
Caracas
Cindy Morales
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