La pregunta todavía resuena: ¿cómo es posible? En una Venezuela sumida en la inseguridad, la inflación y al filo de una crisis humanitaria ¿cómo el oficialismo chavista obtuvo 17 de 23 gobernaciones en las elecciones del domingo? ¿Cómo se explica ese ‘premio’?La oposición piensa que hubo fraude en el proceso electoral. Entre tanto, los gobernadores electos se posesionarán este martes ante la Asamblea Constituyente.
Los resultados anunciados por el CNE dieron un mazazo a las expectativas no solo de la oposición y su militancia, también de analistas y encuestadoras que aseguraron que el domingo habría una correlación directa entre mayor número de votantes y mejores resultados para los opositores.
En comparación con los resultados de las parlamentarias del 2015, en estas elecciones el chavismo obtuvo casi 700.000 votos menos, pero la oposición perdió 2,8 millones de votos: un escándalo.
En la tarde de este lunes, la Mesa de Unidad Democrática (MUD) se atrevió a declarar que hubo fraude, pero todavía sin mostrar pruebas numéricas de contraste de actas con respecto a los resultados anunciados por el CNE. Sin embargo, la vocería opositora aseguró que con “artimañas diseñadas quirúrgicamente por el Estado” se vieron afectados casi dos millones de votos de sus filas, entre ellos más de un millón de electores “a quienes se les obstaculizó ejercer su voto por mesas dañadas, o que no tuvieron”.
“El régimen asumió el camino del fraude, la violencia, manipulación, ventajismo, trampa, corrupción, chantaje, para desconocer la voluntad de nuestro pueblo”, dijo Ángel Oropeza, secretario de la coalición opositora, que ahora exige al CNE una auditoría del proceso con observación internacional imparcial antes de reconocer cualquiera de sus resultados o avanzar en una exploración de diálogo.
El régimen asumió el camino del fraude, la violencia, manipulación, ventajismo, trampa, corrupción, chantaje, para desconocer la voluntad de nuestro pueblo
Entre los factores que explican la derrota opositora, se destaca que estas fueron unas elecciones organizadas en 10 semanas, en los que la oposición no pudo contar con dos de sus principales activos electorales: la tarjeta de la MUD, que aglutina todos los partidos opositores y con la que ganó la mayoría en las parlamentarias del 2015, y un candidato unitario cuyo rostro apareciera en todas las opciones.
Esto es, el CNE no permitió a los partidos que inscribieron candidatos con el objetivo de “reservar” su tarjeta electoral sustituir estos nombres con el del candidato ganador en las primarias organizadas por la MUD o decidido por acuerdo entre partidos, aun cuando la ley electoral permite estas sustituciones hasta 10 días antes de la elección. Según la MUD, esto produjo 90.537 votos nulos, que debieron ser para la oposición.
El proceso electoral arrancó y se mantuvo con fuertes divisiones entre la oposición. La masa militante en pleno, así como su liderazgo, nunca estuvo homogéneamente convencida de participar luego de la oleada de protestas que dejó muertos, represión y cárcel en sus filas. Muchos opositores no se sentían motivados a participar bajo las reglas de un árbitro cuestionado como el CNE, alegando también que en el plebiscito del 16 de julio el “pueblo opositor” con más de 7 millones de votos se declaró en desobediencia civil.
Esto afectó el mensaje de la oposición y su intento de convencer sobre la necesidad de proteger o tratar de ganar espacios de poder público. Aunque al final la participación anunciada fue alta para una elección de este tipo –61,14 por ciento–, los análisis no desestiman el abstencionismo como un factor por considerar, sobre todo si se toma en cuenta que en municipios tradicionalmente opositores como Baruta, El Hatillo y Chacao (del emblemático estado Miranda) la participación no superó el 50 % de los inscritos.
Otro de los factores que más han ganado peso para explicar los resultados fue la reubicación de por lo menos 715.000 electores 72 horas antes de la elección, lo cual generó confusión.
¿Qué tanto desmotivó a los votantes el cambio de lugar, la espera? El impacto real de la reubicación es prácticamente imposible de calcular. En las últimas horas, el liderazgo opositor ha señalado también haber perdido contacto con parte de sus testigos de mesa.
Algunos analistas, como el politólogo Nicmer Evans, apuntan que la MUD acudió a la cita electoral con exceso de confianza en vista de que todos los estudios de opinión, con una evaluación negativa de la gestión del gobierno superior al 90 por ciento, le vaticinaban números favorecedores.
Además de estos obstáculos, no se desestima la movilización de la maquinaria chavista para impulsar y controlar el voto de su militancia, a pesar del descontento que pudieran tener con la situación. En los “puntos rojos” ubicados principalmente en barriadas populares, se llevaba un conteo por lista de las personas que habían ido a votar y el establecimiento de una logística para llevar a votar a quienes aún no lo habían hecho.
Carlos Ocariz, excandidato a la Gobernación de Miranda, asegura que hasta último minuto el chavismo coaccionó a los más reacios en las zonas populares con la entrega de cajas Clap, que contienen alimentos.
Todos estos elementos no fueron reseñados por algún organismo internacional, pues desde hace al menos 10 años, Venezuela no invita a observadores internacionales. En cambio, creó la figura de ‘acompañantes’, quienes ayer aseguraron que el proceso fue transparente.
Otro de los factores intangibles que comienza a ser objeto de análisis es si la creciente emigración de venezolanos, en su mayoría opositores, de clase media y en plena edad electoral, pudo impactar en los votos que pudo haber obtenido la oposición. “Mucha gente se ha ido, sobre todo en Miranda, no había ni cola porque no hay nadie”, se quejaba un opositor ayer en una panadería. Ese estado mostró uno de los mayores índices de abstención según las cifras del CNE, con 857.446 electores que no acudieron a las urnas.
Los resultados anunciados por el CNE son de las delicias del oficialismo, que asegura haberse “recompuesto” y estar dispuesto a participar en las próximas convocatorias electorales. La oposición ha dicho públicamente y por primera vez que la composición actual del CNE no garantiza un resultado fidedigno de la voluntad de los electores.
“Con este sistema no se puede ir más a elecciones porque es imposible que el Gobierno pierda”, dijo Ocariz.
Sobre el papel el chavismo puede haber noqueado a la oposición, pero en la política de hecho es poco el prestigio que puede recuperar el régimen de Nicolás Maduro luego de meses de protestas y encarcelamiento de opositores, tras haber neutralizado con estratagemas a la Asamblea Nacional, elegido a una Constituyente con elecciones cerradas y controladas y haber destituido a la fiscal Luisa Ortega.
Sobre esa base, el director de Datanálisis, Luis Vicente León, asegura que es previsible no solo una radicalización de las posturas en el chavismo y la oposición (que estudia la conveniencia de iniciar más protestas), sino de la comunidad internacional frente al Gobierno venezolano: “Las sanciones con impacto país están cantadas”.
Las primeras reacciones de Estados Unidos y la Unión Europea, al calificar de injustos los comicios del domingo, confirman esta hipótesis y desde Washington el Departamento de Estado lo advirtió claramente: “Condenamos la ausencia de elecciones libres y justas ayer (domingo) en Venezuela. (…) Mientras el régimen de Nicolás Maduro siga actuando como una dictadura autoritaria, trabajaremos con miembros de la comunidad internacional y haremos sentir de lleno el peso del poder económico y diplomático estadounidense en apoyo al pueblo venezolano”.
Mientras el régimen de Nicolás Maduro siga actuando como una dictadura autoritaria, trabajaremos con miembros de la comunidad internacional
Aunque el oficialismo se concentra en exponer su triunfo en la gobernación del estado Miranda, minimiza la pérdida en Zulia y Táchira, de gran significación en la política local por su densidad poblacional e importancia estratégica –estados de frontera– y que hasta ahora estuvieron gobernados por figuras de peso para el oficialismo: Francisco Arias Cárdenas y José Gregorio Vielma Mora.
Aún no se ha definido si otro militar de peso para el chavismo, el actual gobernador del estado Bolívar, Francisco Rangel Gómez, también perdió el cargo frente al opositor Andrés Velásquez.
VALENTINA LARES MARTIZ
Corresponsal de EL TIEMPO
Caracas (Venezuela)
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