Un grupo de dirigentes opositores venezolanos, críticos de la gestión de Juan Guaidó, divulgó una nueva carta pública, a propósito de la visita de una delegación noruega a Venezuela, y reiteró su rechazo a eventuales nuevas rondas de negociaciones con el régimen.
“De producirse un nuevo proceso del llamado diálogo, sería el número 13, mecanismo que solo ha servido para que la narcotiranía extienda y profundice su control del poder”, se lee en la misiva.
(Vea aquí: 'Estamos unidos, pero no vamos a establecer pactos con corruptos')
Esta opción, sin embargo, ya había sido descartada por el bando de Guaidó. “Le reiteraremos a la delegación noruega que solo elecciones libres y justas son la solución a la crisis y no procesos fraudulentos con un Consejo Nacional Electoral ilegítimo”, publicaron en un comunicado divulgado el pasado viernes, el mismo en el que informaron sobre la visita, en aras de “mantener la transparencia”.
Este último, precisamente, ha sido uno de los aspectos cuestionados por el grupo encabezado por, entre otros, la coordinadora de Vente Venezuela, María Corina Machado, el exrepresentante de Guaidó en Colombia, Humberto Calderón Berti, y el exgobernador de Caracas, exembajador y expresidente del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Diego Arria.
Y mientras Guaidó insiste en "elecciones libres", ellos insisten en que antes, según la ruta trazada a principios del año pasado, debe haber un “cese de la usurpación”.
Estos son extractos de una conversación reciente que sostuvo EL TIEMPO con Arria, como representante de este grupo, sobre el gobierno interino y aspectos relacionados con la posición de Venezuela en el mundo.
(Le puede interesar: Un sector de la oposición venezolana le exige 'transparencia' a Guaidó)

El líder opositor y presidente (e) de Venezuela, Juan Guaidó, rechazó las intervenciones del TSJ en los partidos de oposición.
Efe
Es una actuación absolutamente vergonzosa, al punto que el 15 (de julio, cuando se presentó el más reciente informe sobre Venezuela al Consejo de DDHH), después de la reunión, en la cual yo tuve una intervención representando a (la ONG) Human Rights Watch (HRW), diciendo que la mejor manera de celebrar los 75 años de ONU era expulsar a la narcotiranía de Maduro del Consejo de Seguridad, un par de embajadores me llamaron y me dijeron: ‘Apresura la firma que están recogiendo para suspender a Maduro porque es una vergüenza tener que sentarnos con gente tan abominable en el Consejo de los DDHH’.
Eso te indica la opinión que existe en la comunidad internacional sobre estos personajes. Las grandes democracias del mundo lo(s) rechazan y condenan.
Aquí se intenta lo mismo que en 2011, esa misma organización HRW, que tiene 25 años en Ginebra, lo hizo para expulsar, suspender, a la liga de (el exlíder libio Muamar) Gadafi. Y lo logró. Es la única vez que ha sucedido. Nosotros estamos intentando repetirlo. No es nada fácil porque esto requiere que la Asamblea General vote, y que suspenda a Venezuela, con lo cual luego lo expulsarían.
Estamos tratando de crear opinión pública suficientemente fuerte para llegar a la Asamblea General y decir: ‘Tenemos cientos de miles de firmas que consideran que la narcotiranía es una vergüenza, es abominable, por el nivel de crímenes de lesa humanidad, que esté en el Consejo de Seguridad’.
(Lea también: Maduro dice que el 70 % de contagios venezolanos se dan en fiestas)
Su resultado estará en función de que logremos mover suficiente opinión pública para convencer y tener suficientes votos en la asamblea. Pero es absolutamente posible.
La señora Bachelet ha ido mejorando en sus informes, en el sentido de que se hace un poco más severa; pero es que las Naciones Unidas tiene una manera de comunicarse en sus escritos siempre muy delicada, prudente, y no llama las cosas por su nombre. Utilizan convencionalismos institucionales como si fuera un Estado normal, y eso es absolutamente inexistente.
Cuando uno habla de 7.000 ejecuciones extrajudiciales, es terrible, es un número importante, pero tú no ves las caras, no conoces los nombres. Nosotros tenemos 400 presos políticos torturados diariamente. Ella no lo dice. Tampoco dice que no han dejado entrar a sus dos representantes a las cárceles militares donde torturan a la gente. Eso es mucho más importante que todo el resto del informe.
Yo creo que en ese momento tuvimos la suerte de que fuera Guaidó, que encarnaba una esperanza legítima. Esa esperanza, sin embargo, se ha venido desvaneciendo, lamentablemente
Lo que ha hecho la señora Bachelet es un prontuario criminal de un régimen, con lo cual es sumamente fuerte.
Yo lo que digo es que hay cosas que son más vitales para nosotros en este momento, que son los presos políticos, donde hay como ciento y tantos que son militares, torturados por militares.
Hoy tenemos generales, coroneles, almirantes torturadores. Eso no lo ha visto nunca nadie en América Latina. En una época en Argentina sucedió, con la gente de la Marina de los famosos desaparecidos, pero de resto, es un nivel olímpico de violaciones lo que tiene la narcotiranía de Maduro.
Lo que dijo Pompeo, eso va acumulando pruebas, sin lugar a dudas. Lo que pasa es que pruebas ya teníamos, son 21 años de pruebas que el mundo conoce, pero también son pocos los que estén dispuestos a mover un dedo realmente para ayudarnos a rescatar la libertad, y eso en este momento, para mí, está resumido en Colombia, Brasil y los Estados Unidos.
(Le puede interesar: ¿Quién es Maikel Moreno, el juez chavista que EE. UU. quiere arrestar?)
Para Colombia y Brasil, como países fronterizos, es mucho más complicado, a pesar de que son los países que más nos apoyan, pero Estados Unidos es el que tiene la capacidad mayor para intervenir en el rescate de nuestra libertad, que solos no lo vamos a poder lograr.
Pero es que las Naciones Unidas tiene una manera de comunicarse en sus escritos siempre muy delicada, prudente, y no llama las cosas por su nombre

Nicolas Maduro, líder del régimen venezolano.
AFP
No interactúo con el gobierno interino de Venezuela, así que no sé cómo lo estarán manejando. Pero yo sí estoy muy consciente de eso. Hay una gran inquietud, por lo menos yo la tengo, de que si el señor (Donald) Trump no es reelegido, el problema de Venezuela pasa a otro nivel de prioridad y se acerca un poco a lo que (Barack) Obama hizo al final con Cuba, porque Cuba es el factor ocupante de Venezuela.
He oído expresiones de algunos del gobierno interino donde dicen: ‘Contamos con el Congreso de los Estados Unidos’, porque el Congreso americano ha sido bipartidista por primera vez en el caso de Venezuela, yo creo que eso no se va a modificar, yo creo que no importa cuál sea el resultado electoral esa conformación política no se va a alterar.
(Lea aquí: Sin mayor preparación, Venezuela entra en fase de contagio exponencial)
Lo que sí se puede alterar es el Ejecutivo, y ahí por supuesto todos tenemos que ver. Nosotros no votamos, ese es un proceso de otros, pero sin lugar a dudas es muy importante.
Yo creo que participar en un proceso de elecciones es realmente un despropósito brutal
Más de 50 países del mundo, encabezados por los EEUU, apoyan a un gobierno interino que el sector de la oposición al que usted pertenece ha cuestionado seriamente. ¿Cree que Juan Guaidó ha podido capitalizar ese apoyo internacional? ¿En qué ha fallado y en qué ha acertado?
Nosotros tendemos a personalizar las cosas. Cuando se consideró que este era un gobierno usurpador, a cualquier persona la habrían apoyado los 50 países. Yo creo que en ese momento tuvimos la suerte de que fuera Guaidó, que encarnaba una esperanza legítima.
Esa esperanza, sin embargo, se ha venido desvaneciendo, lamentablemente.
No por él, por nosotros, porque, ¿qué era a lo que aspirábamos? Tener a un líder, no a un dirigente, a un líder real, pero resulta que es un líder real que está comandado por cuatro partidos (el denominado G4: Acción Democrática, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo –UNT– y Voluntad Popular –VP–) y sus jefes políticos.
Él se dejó apresar, secuestrar por los cuatro partidos políticos y por el jefe de su propio partido (VP), (Leopoldo) López, entonces nunca ha ejercido lo que la Constitución le ordenaba: ser presidente interino, y mientras no ejerza no podrá nunca llegar a obtener lo que me estás planteando.
Esa ha sido, para mí, su principal debilidad y es el principal obstáculo que enfrentamos.
Guaidó no tiene un gobierno, tiene una figura institucional que le da la Constitución, pero no ejerce realmente.
Pero resulta que cuando tiene ciertas facultades, no acaban de ser claras. Por ejemplo, el caso de Monómeros de Colombia, o el 23 de febrero (de 2019, el llamado Cucutazo), o el día de la Operación Libertad Venezuela, la aparición de López y de Guaidó en una autopista en la madrugada del 30 de abril llamando a un alzamiento militar en mitad de la calle, donde no había nadie, fue algo absolutamente absurdo que descolocó la figura de Guaidó, porque parecía como que la operación era para liberar a López y no era para liberar a Venezuela, y que no era una operación realmente concertada o coordinada.
(Le puede interesar: ¿Es independiente el sistema de justicia en Venezuela?)
Comienzan a convertirse como actores de reparto. Ya, en el fondo, a la gente no le interesa mucho qué hace López, o qué no hace, o qué hace (el excandidato presidencial Henrique) Capriles, o qué no hace, sino que la gente quiere ver cómo vamos a salir de esto. Y en este momento no se ve.
Para que una sociedad se active, como nosotros necesitamos hacerlo, tiene que ser inspirada, pero para que sea inspirada tú tienes que tener líderes que te digan algo, que concreten algo, que les den una visión a los venezolanos y al mundo de lo que queremos hacer. Para eso se requiere una profunda franqueza de nuestras limitaciones, los problemas que tenemos por delante.
La gente ha dejado de creer y cuando la gente deja de creer comienza un proceso de apaciguamiento. Y, ¿cómo le vamos a decir nosotros al mundo: ‘Vengan a ayudarnos’, y nosotros estamos quietos? Por eso yo siempre digo: los venezolanos tenemos que decidir cuánto estamos dispuestos a pagar por el rescate de la libertad.

La Alta Comisionada de la ONU para los DD. HH., Michelle Bachelet, ha publicado varios informes sobre las violaciones a los derechos en Venezuela.
EFE
¿Considera que Guaidó aún puede rescatar esa confianza? O, ¿debería abrir paso a alguien más?
Yo aspiraría a que sí. ¿Sabes qué es duro? Tener que crear a otro, porque lo tenías, estaba allí, había, no sé, 70 por ciento del país encantado. Ahí ha comenzado un proceso de debilitamiento por ese proceso que nosotros vemos de falta de claridad, de franqueza. No hay una interacción con el país franca.
Él tiene problemas como que por ejemplo su familia está amenazada, es una situación realmente muy dura, y la enfrenta, eso es admirable. Dentro de esas circunstancias, tiene que decir: hay las siguientes limitaciones, yo puedo hacer esto, esto no lo puedo hacer, los necesito a ustedes para determinadas cosas.
Yo aspiraría a que lo intentara. Ojalá lo intente, pero para eso tiene que liberarse de la tutoría y del secuestro que tiene de su jefe político y de los cuatro otros partidos. Si él no se independiza, no lo va a lograr. Y, ahora, lograr a otra persona que tenga esas condiciones, va a ser muy problemático porque el escepticismo ha aumentado.
(Le puede interesar: Diosdado Cabello resulta positivo para coronavirus)
Es absolutamente absurdo participar en un proceso de cualquier género. Hasta los norteamericanos y el Grupo de Lima lo han dicho: ¿cómo ustedes van a tener unas elecciones cuando tienen un consejo electoral de esa naturaleza, al régimen de Maduro?
Por cierto, cuando tuvimos el control de la AN, que hemos podido crear un CNE, uno de los partidos, UNT, no envió a dos de sus diputados y no pudimos hacer el nombramiento.
Cuando pudimos crear el nuevo Tribunal (Supremo) de Justicia hicieron lo mismo: nos sabotearon. Son cosas que vamos cometiendo nosotros mismos. En el fondo no nos lo han hecho a nosotros. Lo hemos hecho nosotros mismos. Yo creo que participar en un proceso de elecciones es realmente un despropósito brutal.
ANDREÍNA ITRIAGO
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
CARACAS
Comentar