Los venezolanos viven este viernes su tercera reconversión monetaria en lo que va de siglo. Se acostarán este jueves con el bolívar soberano en sus bolsillos y, al día siguiente, se levantarán con el bolívar digital, previa amputación de seis ceros devorados por la hiperinflación que comenzó en 2017.
(Además: Con 94,5 %, la pobreza en Venezuela ya tocó techo)
Con unos índices de aumento de precios mareantes, actualmente el bolívar se cambia a 4.181.781 unidades por cada dólar, y su billete de más alta denominación -un millón- tiene una capacidad de compra casi inexistente.
Por si fuera poco, la contabilidad de muchas empresas se ha hecho imposible con los innumerables ceros que deben incluir en los libros, por lo que una reconversión era imprescindible para la vida cotidiana de los venezolanos, que ya se han acostumbrado a utilizar el dólar para casi todas las transacciones.
Estas son algunas claves de esta nueva reconversión.
(Lea aquí: 'Venezuela, la Somalia del continente con terroristas de Colombia')
Que el nombre no lleve a engaños: el bolívar digital no es una criptomoneda ni tampoco tendrá un uso exclusivamente en línea. Contará con monedas de un bolívar y billetes de cinco, diez, veinte, cincuenta y cien.
Además, durante un periodo de tiempo todavía no confirmado, coexistirán con los billetes anteriores -con valor actualizado-, para facilitar las transacciones. Es decir, los bolívares, casi desaparecidos de las calles, podrán volver a ser utilizados en compras cotidianas, pero valdrán un millón de veces menos que lo que dice en papel.
La nueva reconversión implica que por cada millón de bolívares soberanos, se obtendrá un bolívar digital o, lo que es lo mismo, se borrarán seis ceros de las cantidades anteriormente dibujadas.
Por tanto, el nuevo billete de cien bolívares digitales supone cien millones de los antiguos bolívares soberanos. Lo que no cambia es la tasa para adquirir otras monedas. Por tanto, y puesto que actualmente se cambian 4.181.781 bolívares soberanos por cada dólar, a partir de mañana se comprarán 4,18 digitales con cada unidad de la divisa estadounidense.

En un mercado de Caracas, el valor de una cubeta de huevos llega a los 56.000 bolívares, un poco más del salario mínimo mensual.
Efe
Esta reconversión no es la primera, pero sí es la prueba de que los últimos años han sido los más voraces con la capacidad adquisitiva de los venezolanos.
En 2007, el fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013) hizo la primera de este siglo al eliminar tres ceros y alumbrar el bolívar fuerte, que suplió al bolívar original, sin apellidos.
En 2018, ya con Nicolás Maduro como mandatario, se realizó la segunda, al eliminar cinco ceros a la moneda. Desde entonces, la tormenta perfecta de devaluación e hiperinflación ha terminado por asestar una puñalada mortal al bolívar soberano, que vivirá este viernes su entierro formal, ya que los venezolanos lo habían sepultado hace tiempo.
La acelerada pérdida de valor de la moneda nacional ha empujado a los venezolanos a los brazos de cualquier certeza económica. Con el paso del tiempo, esa garantía la ha ofrecido el dólar, inicialmente satanizado por el Gobierno de Nicolás Maduro y posteriormente visto como tabla de salvación.
Con las calles llenas de dólares, los comercios han vigorizado su actividad y ha permitido a los venezolanos tener una mínima capacidad de ahorro.
Según distintas estimaciones, cerca del 70 por ciento de las transacciones cotidianas se realizan en billetes verdes, aunque todavía son muchos venezolanos los que no los tienen a su alcance.
La búsqueda de soluciones no solo ha llevado a los venezolanos a adoptar monedas extranjeras (y en ocasiones criptomonedas) para tener cierta garantía de estabilidad, sino que también ha llevado a experimentar con formas de pago digitales ante la depreciación de su moneda.
Debido a ello, las menguantes compras en bolívares soberanos requerían de un número insostenible de billetes, por lo que los comerciantes tuvieron que buscar alternativas como el pago casi exclusivo por tarjeta o a través de plataformas digitales, dos opciones lastradas por el pésimo internet y los constantes cortes de energía.
Al ser imposible de obviar estas realidades para planificar cualquier actividad económica venezolana, el nuevo bolívar -con apellido de digital o sin él- deberá amoldarse a esta situación, al igual que a la convivencia con el dólar y a la mermada capacidad adquisitiva de los venezolanos, mientras trata de navegar sobre el oleaje producido por la hiperinflación. EFE
- Expertos electorales europeos llegarán a Venezuela para monitorear comicios
- Reportan 475 asesinatos en lo que va del año en frontera colombo-venezolana
Comentar