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Así es como abonan con estiércol un futuro más verde en Europa

NYT: Varo Energy utiliza cereales y residuos agrícolas para producir biocombustible en Coevorden, Países Bajos.

NYT: Varo Energy utiliza cereales y residuos agrícolas para producir biocombustible en Coevorden, Países Bajos.

Foto:Ilvy Njiokiktjien para The New York Times

Hay una urgencia de poner fin a la dependencia de los combustibles fósiles.

Stanley Reed
COEVORDEN, Países Bajos — Todos los días, docenas de camiones cisterna, muchos portando estiércol de cerdo y otros desechos agrícolas, atraviesan la entrada de una planta en el noreste de los Países Bajos.
Esta carga acre se mezclará en un compuesto acuoso y se bombeará a tanques inmensos, donde en cuestión de semanas las bacterias hambrientas la convertirán en gas metano que se venderá a la red de energía para calentar hogares y generar electricidad.
El gas es un biocombustible —similar al gas natural extraído de pozos marinos en el Mar del Norte, pero considerado neutro en carbono debido a sus orígenes biológicos.
Para el principal propietario de la planta, Varo Energy, una refinería de petróleo privada en Suiza que vende diesel y gasolina en estaciones de servicio en el noroeste de Europa, las instalaciones de biogas como ésta representan el futuro —o al menos una parte de él.
La Unión Europea y gobiernos nacionales como el de Suiza están obligando a los proveedores de productos derivados del petróleo a elevar la proporción del combustible que venden que proviene de fuentes renovables para mitigar el cambio climático.
El uso de gas natural por parte de Rusia como palanca política en la guerra en Ucrania se ha sumado a la urgencia de poner fin a la dependencia de los combustibles fósiles.
Como resultado, las petroleras están realizando importantes inversiones que antes no habrían considerado. Varo compró una participación del 80 por ciento en la planta de biocombustibles en Coevorden este año para afianzarse en un negocio que se anticipa que crecerá vertiginosamente. Shell y BP recientemente gastaron miles de millones de dólares para adquirir compañías de biogas similares.
Varo no es un gigante petrolero como Shell o BP, pero se enfrenta a las mismas demandas cambiantes a medida que cambia la industria. Los ejecutivos de Varo se muestran entusiastas, pero cautelosos. La empresa tiene un objetivo de cero emisiones netas para el 2040.
“Cada año hemos visto países que se adaptan y cambian las reglas”, dijo Theo Pannekeet, un vicepresidente ejecutivo de Varo. “Es un entorno de muy alto riesgo”.
En la planta de Coevorden, Varo ha iniciado una expansión que aumentará la producción en un 50 por ciento. La compañía también planea invertir en equipos para enfriar y licuar el gas, de modo que pueda emplearse como una alternativa ecológica al diesel.
El futuro de la compañía aún está vinculado al petróleo —Varo posee y opera la única refinería de Suiza y una segunda en Alemania— pero sus ejecutivos dicen que pueden obtener ganancias si gradualmente se vuelven más ecológicos y ayudan a los clientes a lograr objetivos de energía limpia. Y bajo diversos esquemas nacionales destinados a reducir gradualmente las emisiones o certificar la energía como verde, Varo puede ganar bioboletos que pueden venderse a empresas contaminantes, otra fuente de ingresos.
Pero hay obstáculos. Por ejemplo, no hay suficiente estiércol de cerdo local ni otros desechos para mantener en funcionamiento la planta de Coevorden. Varo debe buscar en todo el mundo cargamentos de maíz en mal estado y otros desechos agrícolas para llenar sus tanques. Hasta compró granos contaminados por una explosión que destruyó el puerto de Beirut, Líbano, en el 2020.
Y los desechos no son gratuitos. El año pasado, los costos del material utilizado en el biocombustible se dispararon al aumentar la demanda, contribuyendo a una pérdida financiera en la planta.
Sin embargo, los ejecutivos de Varo confían en que su presencia en los mercados energéticos europeos ayudará a asegurar su futuro. Ahora que Alemania está aislada del gas natural ruso, calculan, estará ávida de una alternativa verde para generar electricidad y alimentar fábricas que necesitan mucha energía. La frontera alemana pasa por una carretera justo afuera de la puerta de la planta de biogas.
Al igual que otras empresas petroleras, Varo está tratando de complacer a varios públicos: clientes y reguladores que exigen energía limpia, así como a los compradores constantes de gasolina, diesel y otros productos que sus refinerías producen.
Como la única refinería de Suiza, suministrando alrededor de un tercio de los productos derivados del petróleo que consume el País, la planta en Cressier refuerza la seguridad energética del País.
“Es bueno tener producción en casa”, dijo Yves Lehmann, director del Departamento de Medioambiente y Energía de Neuchâtel, el cantón suizo local. “Estamos convencidos de que aún tendrán un papel que desempeñar en el futuro”.
Por: Stanley Reed
Stanley Reed
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