Los sucesivos gobiernos de Estados Unidos han declarado públicamente desde 2002 que están haciendo progresos contra los insurgentes en Afganistán, mientras admiten lo contrario en privado, informó el diario The Washington Post el lunes en una importante investigación.
Titulada "En guerra con la verdad", esta investigación se basa en casi 2.000 documentos de la Inspección General Especial para la Reconstrucción de Afganistán (Sigar), creada en 2008 para revisar los gastos abusivos relacionados con el conflicto en ese país.
Las entrevistas con funcionarios involucrados en los esfuerzos de guerra y reconstrucción evocan un presupuesto gastado sin control, en un país sin un gobierno central fuerte, lo que alimentó la corrupción generalizada y llevó a la población a rechazar la coalición internacional (Isaf) para volcarse hacia los talibanes.
"Desde los embajadores hasta el personal de campo, (los funcionarios estadounidenses dicen que) estamos haciendo un gran trabajo. ¿Realmente?, porque si estamos haciendo un gran trabajo, ¿por qué sentimos que estamos perdiendo?" se pregunta en 2015 el general Michael Flynn, quien ha llevado a cabo varias misiones de inteligencia en el país.
Un oficial superior, identificado como el coronel Bob Crowley, asesor principal de la Isaf en 2013-2014, explica en 2016 que "cada dato se transformó para dar la mejor imagen posible". "Las encuestas, por ejemplo, no eran del todo confiables, pero reforzaban la idea de que todo lo que estábamos haciendo estaba bien", aseguró.
Para Douglas Lute, jefe de Irak y Afganistán en el Consejo de Seguridad Nacional (2007-2014), la misión de reconstrucción sufrió una falla de diseño. "No teníamos una comprensión básica de Afganistán, no sabíamos lo que estábamos haciendo", sostuvo.
"Si los estadounidenses supieran la magnitud de esta disfunción...", expresaba preocupado en 2015 cuando habían muerto 2.400 soldados.
No invadimos países autoritarios para democratizarlos. Invadimos países violentos para convertirlos en pacíficos y claramente hemos fracasado en Afganistán
Los documentos recogen información de más de 18 años desde que se iniciara poco tiempo después de los ataques terroristas en suelo estadounidense del 11 de septiembre de 2001, perpetrados por la organización terrorista islámica Al Qaeda.
En la actualidad, hay unos 15.000 soldados estadounidenses en Afganistán.
Patrick Baz / AFP
Los escritos recogen cómo este general de tres estrella, que fue uno de los máximos responsables de la política bélica en Afganistán bajo los mandatos de los presidentes George W.Bush (2001-2009) y Barack Obama (2009-2017), expresó su desasosiego con los derroteros de la contienda: "Si los estadounidenses supieran de la magnitud de esta disfunción....2.400 vidas perdidas".
El Post explica que Lute achacó estas muertes a los líos burocráticos del Congreso, el Pentágono y el Departamento de Estado.
Analysis: American failure and hubris in Afghanistan https://t.co/Zo0RlrMYQV
— The Washington Post (@washingtonpost) December 10, 2019
Desde el inicio de la contienda en octubre de 2001, más de 775.000 militares estadounidenses han sido desplegados en Afganistán. De ellos, 2.300 no regresaron vivos a casa y 20.589 resultaron heridos.
El Departamento de Estado, el Departamento de Defensa y la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional han gastado durante los últimos 18 años entre 934.000 y 978.000 millones de dólares en el país asiático, una cifra que el diario capitalino no pudo concretar debido a que el Estado no lleva una contabilidad detallada del gasto en esta guerra.
El diario tuvo acceso a estos documentos, hasta ahora clasificados como secretos, que recogen entrevistas a 62 individuos, "después de tres años de batalla legal". Aun así, el Gobierno no les dio acceso a todos informes que solicitaron y mantuvo como secretos 366 testimonios.
Las voces que explican la realidad vivida en Afganistán contrastan con la actitud de las administraciones de Bush y Obama, que en raras ocasiones expresaron en público las dudas, quejas, frustraciones y confesiones que recogen estos textos. Sin embargo, según recogen las entrevistas parece que el pesimismo respecto a esta guerra es generalizado entre antiguos integrantes de la fuerzas especiales, coroneles, agentes federales, diplomáticos y otros funcionarios que dieron su testimonio, en ocasiones anónimo, ante las autoridades de Estados Unidos.
Este sensación de fracaso se ejemplifica en las declaraciones ante los investigadores de James Dobbins, un antiguo diplomático estadounidense que sirvió como enviado especial en Afganistán para Bush y Obama: "No invadimos países autoritarios para democratizarlos. Invadimos países violentos para convertirlos en pacíficos y claramente hemos fracasado en Afganistán".