El foco de la cámara estaba puesto en Andrei Karlov, embajador de Rusia en Turquía. En la esquina inferior derecha de la fotografía, el micrófono usado por Karlov para dar un discurso durante una la inauguración de una exhibición fotográfica en una galería.
Aunque solamente el rostro del embajador ruso se ve nítido en la fotografía, el elemento único y particular de la imagen está en segundo plano, desenfocado. Un hombre de piel blanca, traje negro y cabello corto, junta sus manos a la altura del estómago.
Hasta ese momento estaba solamente en su cabeza lo que iba suceder, la noticia que sacude hoy las relaciones internacionales al este de Europa. El hombre, casi a punto de salirse del marco de la fotografía, iba a disparar y asesinar a Karlov, en un ataque cuyas consecuencias todavía son desconocidas, pero del que se presumen efectos en la tensa relación entre Rusia y Turquía.
La imagen descrita es una de las primeras de la secuencia tomada por Burhan Ozbilici, fotógrafo de la agencia Associated Press (AP). Mientras el atacante disparaba, Ozbicili no dejó de hacer lo propio: obturar su cámara. “Disparar al que dispara con la precisión del que mira”, así describió la situación en su cuenta de Twitter la productora ejecutiva de Al Jazeera en español, Alba Mora Roca.
Ozbilici continuó tomando fotografías mientras el cuerpo del Embajador yacía en el suelo y el atacante arengaba:
“¡No se olviden de Alepo, no se olviden de Siria! A menos que nosotros estemos todos seguros, ustedes tampoco sentirán seguridad. ¡Vuelvan, vuelvan! Todos aquellos que comparen esta opresión y tortura pagarán por ello", en referencia a la crisis humanitaria que atraviesa la ciudad siria de Alepo, recientemente recuperada por las tropas al servicio del régimen de Bashar Al Asad.
En la descripción de su cuenta de Twitter, Ozbilici se describe solamente como periodista de la AP, y agrega cuatro ubicaciones: Ankara, Olimpia, París y Provenza. Según su perfil de Facebook, el reportero gráfico, originario de Ankara, vive en Estambul, epicentro de los choques culturales contemporáneos que tienen en orillas distintas del mar Mediterráneo.
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Ozbilici, cuyas imágenes han sido replicadas en redes sociales, acompañadas de comentarios que resaltan su valor al seguir trabajando en medio de una situación de crisis, no fue el único testigo de excepción que registró la muerte de Karlov. Yavuz Alatan, fotógrafo de la Agencia France Press (AFP), desde otro ángulo, también fotografió los momentos de tensión mientras el atacante sostenía su arma e intimidaba a los asistentes a la galería.
Una foto en particular de Alatan abre el foco y no solo muestra al atacante y a su víctima. Detalla cómo reaccionaron desde el público en los instantes que siguieron a los disparos. Al extremo izquierdo de la imagen se ve la figura de un hombre vestido de traje oscuro.

A la izquierda, detrás de la cámara, un hombre parece en posición para encuadrar una fotografía. Foto: Yavuz Alatan / AFP.
Aunque una cámara de televisión se interpone entre Alatan y el hombre, la imagen permite suponer que se trata de Ozbilici fotografiando al asesino de frente, capturando un instante de una trascendencia histórica impredecible.
(También: La guerra de Siria alcanzó al embajador de Rusia en Turquía)
¿Un registro para la historia?Las fotografías tomadas este lunes traen a la memoria colectiva otras imágenes que se han ganado un lugar en la galería de la historia. Por ejemplo, la que tomara Eddie Adams durante la guerra de Vietnam al momento en que el general survietnamita Nguyen Ngoc Loan apunta con su arma a un prisionero.
La fotografía fue galardonada con el premio Pulitzer en 1969, pero tiempo después Adams conoció más al general Loan y llegó a la conclusión de que la indignación que causó su imagen fue injusta con el hombre.
Otra fotografía de similar carácter histórico fue tomada el 5 de junio de 1968, día en que fue asesinado Robert Kennedy, hermano del expresidente –también asesinado– John F. Kennedy, en Los Ángeles. Boris Yaro, reportero gráfico ‘freelance’, fue el encargado de retratar a Kennedy en su último momento de vida, justo después de celebrar su victoria como precandidato demócrata en las elecciones primarias del estado de California.
Yaro contó a la ‘BBC’ que, cuando tomó la fotografía, una mujer lo tomó del brazo y le pidió que no lo hiciera. Su respuesta fue lapidaria y definitiva: “¡Por Dios señora, esto es historia!”.
Es difícil saber si frente al lente de la cámara está la posibilidad de capturar un momento que cambiará para siempre el rumbo de la historia.
Cuando fue asesinado el archiduque de Austria Francisco Fernando en 1914 –sin quién hiciera registro fotográfico, por la época–, se precipitó la Primera Guerra Mundial. Si bien no han faltado las analogías entre ese hecho y el asesinato de Karlov, resulta apresurado sugerir qué puede pasar.
La única certeza es que una fotografía puede abrir la puerta para que la historia simplemente pase.
JUAN DAVID LÓPEZ MORALES
Redactor de ELTIEMPO.COM
En Twitter: @LopezJuanDa
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