Por la prevalencia de la mutilación genital y los matrimonios forzados, El Cairo (Egipto) es la megaciudad más peligrosa para las mujeres en el año que termina, según un estudio de la Fundación Thomson Reuters. La mejor es Londres.
El informe, publicado el pasado octubre, evaluó la violencia sexual, el acceso a la asistencia sanitaria, las prácticas culturales peligrosas y las oportunidades económicas de las mujeres como los principales ítems.
En la lista, megaurbes latinoamericanas como Lima y Ciudad de México se encuentran entre las seis peores para las mujeres por violencia, acoso sexual, acceso a salud reproductiva y mortalidad materna. Bogotá, por su población inferior a los diez millones, no clasificó en el estudio.
La dramática situación femenina también ha sido registrada por organismos como ONU Mujeres, que estima que más de tres de cada diez mujeres en todo el mundo han sufrido violencia física o sexual por parte de su compañero sentimental o violencia sexual por parte de una persona distinta a su pareja en algún momento de su vida.
Sin embargo, otros estudios nacionales demuestran que siete de cada diez mujeres han experimentado violencia física o sexual por parte de un compañero sentimental en su vida.
La misma entidad reveló este año que más de 750 millones de mujeres en todo el mundo se casaron siendo niñas (con menos de 18 años de edad) y que el matrimonio infantil es más común en África occidental y central, donde más de cuatro de cada diez mujeres se casaron antes de cumplir los 18 años y alrededor de una de cada siete estaba casada o viviendo en pareja antes de los 15 años.Para las niñas, el panorama no es más alentador: unos 120 millones (algo más de una de cada diez) han sufrido el coito forzado u otro tipo de relaciones sexuales forzadas.
Para Shruti Godbole, investigadora de Nueva Delhi, “la realidad de las mujeres en las megaciudades se refleja en que una cierta fracción de la sociedad, que tiene cómo pagar autos, metro o Uber, vive relativamente más segura que otros que tienen que depender de los autobuses u otros modos de transporte. Básicamente, la seguridad personal de una mujer disminuye a medida que desciende el nivel de sus ingresos”.
Básicamente, la seguridad personal de una mujer disminuye a medida que desciende el nivel de sus ingresos
Por ello, según Godbole, “nada tiene de falso que a Nueva Delhi la llamen la ‘capital india de las violaciones’. Además, también es una realidad que en las calles, las mujeres nos exponemos a todo tipo de acosos”.
El tema cultural, por ejemplo, sigue teniendo muchas fallas en las distintas sociedades. ONU Mujeres también informó que actualmente al menos 200 millones de mujeres y niñas han sufrido la mutilación genital femenina en los 30 países donde existen datos de prevalencia representativos. En gran parte de estos países, la mayoría de las niñas fueron mutiladas antes de los 5 años.
Florencia Goldsman, investigadora en temas de género en Argentina y Brasil, aseguró a EL TIEMPO que “aunque São Paulo es una de las ciudades donde más se presentan casos de violencia sexual, también es necesario prestar atención a las otras ciudades menores, como San Salvador”.
Por su parte, Cecilia Toledo, periodista argentina y activista, considera que su país se ha convertido en un ejemplo para la región respecto a lo que pueden hacer las mujeres para mostrar la violencia que sufren. “Creo que la iniciativa #Niunamenos, surgida luego de unas protestas en contra de la violencia hacia las mujeres en 2015, es un ejemplo porque demuestra que nosotras mismas podemos organizar nuestras redes para visibilizar nuestros problemas. Pero, no obstante toda esta visibilización, no se traduce necesariamente en una reducción de los feminicidios”.
Toda esta visibilización no se traduce necesariamente en una reducción de los feminicidio
En otros países como Colombia, iniciativas como #NoEsHoradeCallar, de esta casa Editorial, han puesto el dedo en la llaga sobre esta problemática.
También cabe recordar el caso de Masooma Ranalvi en 2015, una bloguera perteneciente a la minoría chií Bohra de la India que puso en pie a varias mujeres para tumbar la ablación genital de las niñas en su país. Ranalvi fue llevada por su abuela a ser mutilada cuando tenía solo 7 años, y su experiencia la llevó a alzar la voz por medio de la plataforma Change.org, lo cual generó una oleada de apoyo internacional.
ALEJANDRA MARTÍNEZ Y MARÍA DEL MAR QUINTANA
EL TIEMPO@eltiempo
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