Raymah se ha podido desligar de la guerra civil que desde hace dos años involucra grupos extremistas y rebeldes en Yemen.

En la montaña Dhalamlam queda esta villa, que se comunica con las otras ciudades del país por medio de un teleférico que funciona con una polea. Yemen tiene alrededor de 28 millones de habitantes.

También es posible llegar a la villa caminando o en burro, uno de los sistemas de transporte más usuales.

La lejanía del pueblo es un problema para quienes necesitan atención médica. Las personas deben sobrevivir a viajes en camillas improvisadas durante más de ocho horas.

Además de no tener electricidad ni servicios de agua, los habitantes de la villa tienen costumbres muy antiguas de cosecha y cocina.

Los habitantes, en su mayoría, viven de la agricultura, especialmente de la miel, que luego es vendida en el resto del país.

A pesar de la precariedad, los niños, dice el reportero, son felices por la cantidad de tiempo que disponen para jugar al aire libre. También, disponen de una escuela.

Muchos de estos habitantes no conocen lo que es vivir con electricidad, por lo que cocinan fuego abierto y se van a dormir apenas anochece.

"Seguimos viviendo como nuestros ancestros. Trabajamos el grano de café como ellos lo hicieron y nos acostumbramos a esta vida, con toda su crueldad y dificultades", dice uno de los habitantes.

Muchos de los edificios de piedra han resistido a las catástrofes naturales que por cientos de años han aparecido en estas montañas y zonas de Yemen.