El joven Abul Bajandar, oriundo de una aldea en la provincia sureña de Khulna, en Bangladesh, apareció a principios de año en las portadas de periódicos y revistas de todo el mundo tras conocerse que tenía una extraña enfermedad, epidermodisplasia verruciforme, con la que había desarrollado pesadas verrugas con forma de corteza de árbol en manos y pies. Tras una decena de intervenciones, su vida comienza a volver a la normalidad. "Poco a poco vuelvo a recordar las sensaciones que tenía antes de que a los 15 años mis manos empezaran a llenarse de verrugas. ¡He sufrido tanto!", dice.
Abul Bajandar, nacido en Bangladesh, tiene una extraña enfermedad, llamada epidermodisplasia verruciforme, que hizo que sus manos y pies tuviesen pesadas verrugas con forma de corteza de árbol.
El joven Abul Bajandar, oriundo de una aldea en la provincia sureña de Khulna, en Bangladesh, apareció a principios de año en las portadas de periódicos y revistas de todo el mundo tras conocerse que tenía una extraña enfermedad, epidermodisplasia verruciforme, con la que había desarrollado pesadas verrugas con forma de corteza de árbol en manos y pies. Tras una decena de intervenciones, su vida comienza a volver a la normalidad. "Poco a poco vuelvo a recordar las sensaciones que tenía antes de que a los 15 años mis manos empezaran a llenarse de verrugas. ¡He sufrido tanto!", dice.
Este joven, quien vivía en el anonimato hasta hace unos meses, consiguió el apoyo de distintas organizaciones para la operación, entre ellas el Gobierno local.
El joven Abul Bajandar, oriundo de una aldea en la provincia sureña de Khulna, en Bangladesh, apareció a principios de año en las portadas de periódicos y revistas de todo el mundo tras conocerse que tenía una extraña enfermedad, epidermodisplasia verruciforme, con la que había desarrollado pesadas verrugas con forma de corteza de árbol en manos y pies. Tras una decena de intervenciones, su vida comienza a volver a la normalidad. "Poco a poco vuelvo a recordar las sensaciones que tenía antes de que a los 15 años mis manos empezaran a llenarse de verrugas. ¡He sufrido tanto!", dice.
Desde los 15 años, el joven bangladeshí comenzó a llenarse de verrugas. Llevaba 12 años con esta enfermedad.
El joven Abul Bajandar, oriundo de una aldea en la provincia sureña de Khulna, en Bangladesh, apareció a principios de año en las portadas de periódicos y revistas de todo el mundo tras conocerse que tenía una extraña enfermedad, epidermodisplasia verruciforme, con la que había desarrollado pesadas verrugas con forma de corteza de árbol en manos y pies. Tras una decena de intervenciones, su vida comienza a volver a la normalidad. "Poco a poco vuelvo a recordar las sensaciones que tenía antes de que a los 15 años mis manos empezaran a llenarse de verrugas. ¡He sufrido tanto!", dice.
Abul apenas podía cerrar las manos. Desde que comenzó su enfermedad dejó de trabajar.
El joven Abul Bajandar, oriundo de una aldea en la provincia sureña de Khulna, en Bangladesh, apareció a principios de año en las portadas de periódicos y revistas de todo el mundo tras conocerse que tenía una extraña enfermedad, epidermodisplasia verruciforme, con la que había desarrollado pesadas verrugas con forma de corteza de árbol en manos y pies. Tras una decena de intervenciones, su vida comienza a volver a la normalidad. "Poco a poco vuelvo a recordar las sensaciones que tenía antes de que a los 15 años mis manos empezaran a llenarse de verrugas. ¡He sufrido tanto!", dice.
Por un tiempo, mendigaba en las calles pidiendo apoyo para los tratamientos y cirugías que necesitaba.
El joven Abul Bajandar, oriundo de una aldea en la provincia sureña de Khulna, en Bangladesh, apareció a principios de año en las portadas de periódicos y revistas de todo el mundo tras conocerse que tenía una extraña enfermedad, epidermodisplasia verruciforme, con la que había desarrollado pesadas verrugas con forma de corteza de árbol en manos y pies. Tras una decena de intervenciones, su vida comienza a volver a la normalidad. "Poco a poco vuelvo a recordar las sensaciones que tenía antes de que a los 15 años mis manos empezaran a llenarse de verrugas. ¡He sufrido tanto!", dice.
Ha tenido diferentes intervenciones quirúrgicas y, de a poco, ha ido recuperando el aspecto y movilidad normal de sus extremidades.
El joven Abul Bajandar, oriundo de una aldea en la provincia sureña de Khulna, en Bangladesh, apareció a principios de año en las portadas de periódicos y revistas de todo el mundo tras conocerse que tenía una extraña enfermedad, epidermodisplasia verruciforme, con la que había desarrollado pesadas verrugas con forma de corteza de árbol en manos y pies. Tras una decena de intervenciones, su vida comienza a volver a la normalidad. "Poco a poco vuelvo a recordar las sensaciones que tenía antes de que a los 15 años mis manos empezaran a llenarse de verrugas. ¡He sufrido tanto!", dice.
Lo que sigue es una serie de reconstrucción estética de sus manos y pies.
El joven Abul Bajandar, oriundo de una aldea en la provincia sureña de Khulna, en Bangladesh, apareció a principios de año en las portadas de periódicos y revistas de todo el mundo tras conocerse que tenía una extraña enfermedad, epidermodisplasia verruciforme, con la que había desarrollado pesadas verrugas con forma de corteza de árbol en manos y pies. Tras una decena de intervenciones, su vida comienza a volver a la normalidad. "Poco a poco vuelvo a recordar las sensaciones que tenía antes de que a los 15 años mis manos empezaran a llenarse de verrugas. ¡He sufrido tanto!", dice.
Se prevé que en un año ya podrá recuperar en perfecto estado los movimientos de sus extremidades y, también, desde el lado estético, tener unas manos y pies que se vean completamente normales.
El joven Abul Bajandar, oriundo de una aldea en la provincia sureña de Khulna, en Bangladesh, apareció a principios de año en las portadas de periódicos y revistas de todo el mundo tras conocerse que tenía una extraña enfermedad, epidermodisplasia verruciforme, con la que había desarrollado pesadas verrugas con forma de corteza de árbol en manos y pies. Tras una decena de intervenciones, su vida comienza a volver a la normalidad. "Poco a poco vuelvo a recordar las sensaciones que tenía antes de que a los 15 años mis manos empezaran a llenarse de verrugas. ¡He sufrido tanto!", dice.
El doctro Samanta Lal Sen fue el encargado de esta últma cirugía.
El joven Abul Bajandar, oriundo de una aldea en la provincia sureña de Khulna, en Bangladesh, apareció a principios de año en las portadas de periódicos y revistas de todo el mundo tras conocerse que tenía una extraña enfermedad, epidermodisplasia verruciforme, con la que había desarrollado pesadas verrugas con forma de corteza de árbol en manos y pies. Tras una decena de intervenciones, su vida comienza a volver a la normalidad. "Poco a poco vuelvo a recordar las sensaciones que tenía antes de que a los 15 años mis manos empezaran a llenarse de verrugas. ¡He sufrido tanto!", dice.
Abul Bajandar estará los próximos seis meses en recuperación, realizando ejercicios para alcanzar la mejor movilidad con sus extremidades.