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Internacional

Así hablan los presidentes latinoamericanos sobre el coronavirus

El presidente Iván Duque y su homólogo de Chile, Sebastián Piñera, han coincidido en enfocar sus discursos en el tema social.

El presidente Iván Duque y su homólogo de Chile, Sebastián Piñera, han coincidido en enfocar sus discursos en el tema social.

Foto:Martin Bernetti. AFP.

El Instituto de Estudios Políticos de París analiza los discursos de mandatarios sobre la pandemia.

La pandemia que azota al mundo no tiene únicamente como consecuencias la tragedia de las pérdidas humanas, la crisis sanitaria y la recesión económica. Los cambios de paradigmas sobre un nuevo mundo están al orden del día.
Para el intelectual francés Alain Finkielkraut el hecho de que en Europa, en buena medida, haya primado la lógica social o igualitaria en contraposición a una lógica económica demuestra las bases fundamentales de la civilización.
Por su parte, el también pensador francés Marcel Gauchet asegura que esta crisis deja varias lecciones, como el concepto de cohesión colectiva por encima del individualismo o la importancia de entender que los sistemas de salud y educación son los activos más preciosos de la sociedad.
Estos elementos flaquearon en la toma de decisiones del gobierno de Donald Trump y en las medidas inicialmente erráticas tomadas por el gobierno inglés.
Si bien en Francia los últimos sondeos dan un aumento en la popularidad del presidente Macron durante la gestión de la crisis, las críticas son múltiples y erosionan la confianza en sus decisiones.
Varios son los temas: no haber tomado acciones rápidas en el foco del coronavirus en la región del gran este francés a principios de marzo, haber mantenido las elecciones municipales y no haber alistado el equipamiento necesario para enfrentar la emergencia.
Mas allá de la toma de decisiones, las críticas también se han centrado en la retórica guerrerista de la comunicación presidencial.
Y en América Latina, ¿Cuáles han sido las estrategias de comunicación en el caso de países como Chile, Colombia, México y Nicaragua?, ¿Qué tipo de discurso han planteado sus líderes políticos?
Un análisis de estadística textual sobre un grupo de discursos de Sebastián Piñera, Iván Duque, Andrés Manuel López Obrador (Amlo) y Daniel Ortega, entre el 03 y el 31 de marzo, da cuenta de las afinidades entre los presidentes de derecha.
Ambos, a pesar de ser dos figuras emblemáticas del neoliberalismo, dieron prioridad al aspecto social por encima del económico. Sus discursos muestran también una anticipación frente a la crisis sanitaria y desarrollan un vocabulario que denota su conocimiento del problema.
Por su parte, Andrés Manuel López Obrador, reconocido como un líder progresista, se queda en segunda línea y deja la gobernabilidad de la crisis sanitaria en manos de un equipo científico.
Amlo, ampliamente criticado por minimizar la crisis, deja ver su poco conocimiento en el tema y adopta un discurso paternalista frente a la población desfigurando así su papel de líder político.
En el caso del gobierno Ortega y de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, el vocabulario muestra una limitada información sobre la crisis. Su argumentación se construye sobre la base de un discurso religioso que busca generar tranquilidad en un momento de choque a nivel mundial.

La derecha y la anticipación

La argumentación de Sebastián Piñera es concisa y tiene un verbo directo. En tan solo tres discursos expuso a los chilenos el origen de la pandemia, las consecuencias para su país y las acciones del gobierno.
Asegura que se estaban preparando desde el mes de febrero en el fortalecimiento del sistema de salud exponiendo incluso su llamada al presidente XI Jinping: “Quiero informar que yo le planteé al presidente la demanda de poder enviar una delegación de expertos y médicos chilenos a China para que puedan colaborar, pero, básicamente, para que puedan aprender del país que tiene más experiencia en esta materia”.
De los cuatro presidentes es el que más insiste en que su equipo elaboró un plan para enfrentar la crisis. Calificado como el adalid del ultraliberalismo, afirma que “la salud de los chilenos constituye su primera prioridad”.
La palabra ‘control’ denota las rápidas medidas que se tomaron desde el 03 de marzo: “Estamos implementando un mayor control preventivo para los viajeros que llegan a Chile (…) hemos establecido medidas de control de salud pública y aislamiento (…) nuestras Fuerzas armadas colaboran con el control de las fronteras”.

De los cuatro presidentes es el que más insiste en que su equipo elaboró un plan para enfrentar la crisis

Con una importante previsión, Piñera anuncia el adelanto de una campaña de vacunación masiva anticipando el invierno que se avecina en el cono sur.
A diferencia de Piñera quien continuó con su agenda pública, Iván Duque se apropió del tema dejando de lado asuntos centrales de su gobierno: la economía naranja o el diálogo con los ciudadanos en la Conversación Nacional. El 11 de marzo anunció las primeras medidas relacionadas con el sector económico.
La rápida evolución de los acontecimientos se traslada a sus discursos y a las acciones que se deben tomar, restringiendo por ejemplo los eventos de 500 personas a 50 personas y luego tomando la decisión de confinamiento total el 23 de marzo.
Su discurso se centra en primera instancia en “los más vulnerables, los adultos, los abuelos, las familias, los jóvenes y los niños” y en medidas como el congelamiento de tarifas de agua, la reconexión de servicio durante la emergencia y el derecho a la alimentación.
Duque deja de lado su armadura de presidente y regresa a la de profesor. Sus intervenciones son de corte pedagógico. Las palabras más utilizadas lo demuestran: hábitos, cuidado, aislamiento, manos, cara, saludo, distanciamiento, agua, síntomas, protección. Los científicos son invitados a ser actores de primer nivel en la comunicación presidencial.
Las medidas dirigidas a mitigar los efectos en la población más afectada y la necesidad de lograr una cohesión para enfrentar la amenaza lo llevan a insistir en los valores como la solidaridad, la disciplina, el esfuerzo y la colaboración.
Entre el discurso del 11 y el del 23 de marzo el campo semántico se torna más emotivo. La presencia de Dios y la fe se convierten en referentes de su narrativa: “Yo quiero empezar con un mensaje de fe (…), darle gracias a Dios por estar siempre acompañando a los colombianos (…) pedirle que nos ilumine, nos brinde protección”.
Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, tras varias salidas en falso, dejó la vocería a los expertos.

Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, tras varias salidas en falso, dejó la vocería a los expertos.

Foto:José Médez. EFE.

Amlo, ceder la voz

Andrés Manuel López Obrador, criticado por los medios de comunicación internacionales por minimizar la crisis y no actuar a tiempo, insiste en sus intervenciones.
“Los políticos, dije, no somos sabelotodo, no somos todólogos, hay que apoyarnos en los médicos, en los científicos y eso ha caracterizado a México, porque una mala decisión, inclusive una declaración, puede afectar. Entonces, necesitamos ser prudentes y que sean los especialistas los que traten este asunto o que sean los que nos asesoren, los que tienen conocimiento sobre el comportamiento de una epidemia, de una pandemia, qué es lo más recomendable”.
A diferencia de los presidentes de derecha, Amlo destaca el grave problema de parar la economía y la toma de medidas como el cierre de las fronteras o los aeropuertos, que a su juicio no tienen un fundamento técnico:
“En una sociedad tan desigual como la de México, a pesar de que es la economía número 14 del mundo, es profundamente desigual, no se puede restringir tanto la actividad social y la actividad económica porque causarían un daño posiblemente irreparable para una gran cantidad de familias que viven al día, pequeños comerciantes, profesionistas independientes, pequeñas empresas, trabajadores y trabajadoras domésticos, vendedores ambulantes, el 50 por ciento de la población que vive al día y no tiene capacidad de ahorro”.
En su discurso sobresale la campaña pedagógica Jornada Nacional Sana Distancia, una desmovilización masiva entre el 23 de marzo y el 19 de abril.
Así mismo, destaca su intervención en el G20 donde solicita un acceso a los medicamentos o la futura vacuna e insiste en la necesidad de encontrar medios para la recuperación económica, con el apoyo de instituciones como el FMI, el Banco Mundial y Naciones Unidas.
Amlo no deja de lado su discurso paternalista propio al mundo popular mexicano: “Les pido, con cariño a los integrantes de las familias en México, que nos dediquemos a cuidar a nuestros adultos mayores, que va a significar guardar distancia, que los nietos manden sólo el abrazo, el saludo con respeto, que no se acerquen, que se procure que tengan buena alimentación (…) bajarle a la sal, al azúcar, desde luego al alcohol , nada de que se quita con tequila o con mezcal, por lo pronto abstenernos o bajarle al cigarro, portarnos bien”.

Ortega y el púlpito de la fe

Finalmente, en la retórica del gobierno Ortega prima el discurso religioso. El campo semántico preponderante así lo demuestra: “Dios, Fe, San José, esperanza, amor, Paz, Santo Padre Francisco”.
A diferencia de los demás presidentes, quienes exponen un discurso en primera medida sanitaria y económica, el gobierno acude a la oración: “Compañeros! ¡Juntos Podemos! Juntos siempre hemos sido capaces de enfrentar y trascender todos los retos. Con Oraciones, con Fe, con Confianza en Dios y con mucha Hermandad y Solidaridad, Vamos Adelante”.
Las medidas de prevención también se enmarcan en un cuadro místico: “¡Desde el amor y la Fe, y cuidándonos y aplicando todas las medidas de prevención, las familias saben que estamos trabajando para ir adelante en esta Nicaragua de paz y bien!”.

Con oraciones, con fe, con confianza en Dios y con mucha Hermandad y Solidaridad, vamos Adelante

Mas allá de las referencias a la pandemia y al recuento de lo que está pasando en el mundo, el relato político en Nicaragua se escuda en una dimensión espiritual muy lejana de un necesario pragmatismo para enfrentar un reto tan importante de salud pública.
*Estudio realizado con estudiantes del curso Discursos políticos en América Latina, Sciences-po (Poitiers)
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