“Los venezolanos somos pacíficos, pero rebeldes”, decía este domingo Guillermo Pérez, coordinador nacional de los Comités de Rescate de la Democracia, luego de votar en el plebiscito venezolano que se realizó en la plaza de Bolívar, de Bogotá.
Entre tanto, miles de venezolanos alzaban sus banderas, vestían sus camisetas y lucían en las filas su patriotismo, como apropiándose de la plaza de Bolívar, el histórico punto de encuentro capitalino.
Con un cartel en el que se leía ‘Gochos unidos en Bogotá’, en referencia a la comunidad de los estados Táchira y Mérida, los venezolanos se reunieron en un círculo de entusiasmo en el centro de la plaza. Manifestaban unión e indignación por lo que está pasando en su país. El tricolor de la bandera y la línea de estrellas que la acompaña abundaban en las pinturas de sus rostros.
Había varios signos de pertenencia: la camiseta de la selección de fútbol, la camiseta con la cara del Libertador Simón Bolívar y hasta forros de celulares. La emoción se expandía, se tomaban fotos, se abrazaban, hacían videos, llamaban a sus parientes para mostrarles la multitud que desde Colombia los estaba apoyando.
Mientras Sonia hacía fila y soportaba el ardiente sol, decía que lleva un año viviendo en Colombia y que no hay nada que quiera más que regresar a su natal Venezuela, pero afirmó que “primero hay que salir del gobierno para poder volver”. La multitud era abrumadora. A su alrededor, los visitantes al centro histórico de la ciudad observaban asombrados: “Son muchísimos” –dice una mujer–, “hay más de los que pensábamos” –asentía su esposo–. Las urnas estaban totalmente llenas, las arengas no cesaban: ‘Y va a caer, y va a caer, este gobierno va a caer’, cantaban a gritos los venezolanos, con gestos compungidos y sudor en sus rostros. Ismael dijo que él estaba pidiendo cambio: “Es mi país, solo quiero volver, y encontrarlo como lo teníamos, con futuro para nuestros hijos”.
A las 11 de la mañana ya iban 5.000 votantes, pero los organizadores anunciaron entre 40.000 y 50.000 en los dos puntos de votación en Bogotá hasta las 4 de la tarde, hora del cierre de las urnas. En el otro punto de votación de Bogotá, en la calle 125 con autopista Norte, se vivían escenas similares: “La fila es eterna”, comentaban las personas, mientras al grito de “No a la dictadura”, un grupo animaba a la gente que aún estaba en la fila.
En otras ciudades colombianas, como Cúcuta, Medellín, Cali y Cartagena, y otras en el mundo, las votaciones transcurrieron en calma, en medio de un ambiente festivo e ilusionado.
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