La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, suspendida de sus funciones, tiene todo listo para la comparecencia de este lunes en el Senado en la que se defenderá en persona en un último intento de evitar su inminente destitución. (Además: Reloj no da marcha atrás para la suspendida presidenta Rousseff)
Esta será la primera vez en la que Rousseff acude al Parlamento desde que comenzó el juicio político en su contra para refutar los cargos de los que se le acusa, una serie de maniobras con las que se maquillaron las cuentas fiscales de 2015.
La suerte de Rousseff está en manos de 81 senadores, y si 54 de ellos votan a favor de su destitución, perderá el cargo, que pasaría a manos del que era su vicepresidente, Michel Temer, y quien ejerce la jefatura del Estado de forma interina desde mayo.
La mayoría de los 81 senadores ya ha manifestado su convicción de que Rousseff incurrió en las irregularidades y, de hecho, en las dos votaciones anteriores se superaron los dos tercios, con 55 votos en la primera y 59 en la segunda.
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La sesión en la que comparecerá Rousseff se prevé larga, pues comenzará en la mañana con una declaración de la mandataria, que durará media hora, y podría alargarse otra media con la venia del presidente del Tribunal Supremo, Ricardo Lewandowski. Después se iniciará un turno de preguntas, en el que todos los senadores tienen derecho a intervenir por cinco minutos y en el que Rousseff no tiene límite para exponer sus argumentos.
A continuación se celebrará un debate en el que todos los senadores podrán hablar por diez minutos y en el que la acusación y defensa presentarán sus alegatos finales durante una hora y media, antes de realizar la votación final, que podría tener lugar entre mañana y el miércoles.
EFE
Brasilia