La suspendida presidenta brasileña Dilma Rousseff dijo el martes que el juicio político en su contra sería un golpe de Estado y propuso un plebiscito sobre la realización de elecciones anticipadas para unir a un país agobiado por la recesión.
La expectativa general es que sea juzgada y destituida permanentemente del cargo a fines de agosto, según sondeos realizados por periódicos locales a senadores. "No es legítimo, como quieren mis acusadores, apartar a un jefe de estado y de Gobierno por el conjunto de su obra. Quien aparta al presidente por el conjunto de su obra es el pueblo y sólo el pueblo en elecciones", dijo Rousseff en un mensaje al Senado.
Rousseff pidió a los senadores que no cometan la injusticia de condenarla por un crimen que no cometió, porque sostuvo que los actos de que se le acusan fueron legales. "Resistí la cárcel y la tortura. Me gustaría no tener que resistir el fraude y la más infame injusticia", dijo la presidenta.