En México, la Secretaría de Marina dio a conocer que ya se logró tener acceso a la niña Frida, atrapada bajo los escombros de una escuela tras el terremoto del martes, lo que quiere decir que ya la pudieron ver y hablar con ella.
La niña, lastimada de una pierna y un brazo, informó que con ella hay otros cinco niños y que todos siguen con vida.
El contacto ocurre tras varias horas de trabajo de personal de marina, rescatistas y voluntarios que buscan cómo rescatar a la niña y a los menores que quedaron atrapados en uno de los niveles colapsados del Colegio Enrique Rébsamen.
La menor, poco después de las 9:00 p.m., dio señales de vida, pidió agua y explicó que no se puede mover.
La información proporcionada por los rescatistas detalla que al menos está en un espacio de 45 centímetros, lo que complica que los "Topos" ingresen a este lugar.
Los rescatistas llevan varias horas trabajando para sacarla con vida, sin embargo, debido a que sobre ella está una loza, los intentos para sacarla se ha complicado.
Una maestra de la escuela privada, que no se ha despegado del sitio, dibujaba un croquis del lugar y las características del ambiente donde permanece atrapada la menor.
La mayor parte del tiempo los socorristas piden con puños en alto que se guarde silencio. "Estamos trabajando junto con cámaras térmicas y unidades caninas. Por momentos guardamos silencio absoluto para escuchar a los sobrevivientes. Ellos suelen gritar o golpear paredes", dijo a la AFP por teléfono Pamela Díaz, una panadera de 34 años que desde el martes trabaja en el rescate.
En los alrededores, Adriana Fargo se muerde los labios de angustia: su hija de siete años está entre la treintena de desaparecidos de la escuela destruida por el terremoto del martes en México, pero la noche de este miércoles la esperanza resurgía al detectarse señales de vida de algunos menores.
La lluvia sobre amplios sectores de la capital complicaba aún más los rescates, pero se siguió trabajando con escaners térmicos mientras valientes rescatistas se sumergían en estrechos boquetes de metros de largo cavados en la pila de escombros. "Vi cinco niños vivos pero están enredados en una telaraña de varillas metálicas", dijo a la AFP un rescatista de protección civil que pidió el anonimato por no estar autorizado a declarar.
La noticia renovó el ánimo entre los militares, cuerpos de rescate y numerosos civiles que se sumieron voluntariamente en las ruinas de la escuela Enrique Rebsamen, en el sur de Ciudad de México, una de las zonas más afectadas por el sismo de 7,1 grados que deja más de 200 muertos en la capital y cinco estados. Pero se advierte que sacar a los niños podría tomar horas.
"Es muy delicado el trabajo que se tiene que hacer para cortar las varillas sin lastimar a los niños. Los aparatos mostraban que los latidos de su corazón ya estaban débiles", añadió el rescatista.
Mientras esperan un milagro, los vecinos se acercan para conseguir más información del operativo de rescate por parte de las autoridades. "Vi cuando avisaron a uno de los padres... fue devastador", dijo entre sollozos a la AFP Flor González, una dentista de 42 años que asiste como voluntaria.
Adriana Fargo, en tanto, permanece sentada en una silla con los puños apretados y la mirada fija en el suelo. No alcanzó a pronunciar el nombre de su hija cuando se le preguntó por quién espera y solo logra apretar los labios para contener el llanto. Mientras, su esposo trabajaba hombro a hombro con los soldados, bomberos y socorristas que removían cuidadosamente los escombros en busca de señales de vida de los pequeños.
Con picos, palas e incluso a mano limpia, estos hombres no escatiman esfuerzos en la angustiante carrera contrarreloj para encontrar con vida a unos 30 niños -según cifras oficiales- que siguen desaparecidos. Hasta ahora, 11 niños y al menos una maestra han sido sacados con vida de los escombros.
AFP Y EL UNIVERSAL (GDA)
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