La compañía Bouygues Batiment Internacional ha sido doble noticia en las últimas semanas. De un lado, se convirtió en la primera –junto con su socio el grupo de Turismo Gaviota S.A.– en ser autorizada para contratar obreros de la India, con el fin de terminar el Hotel Manzana de Gómez, en el centro de La Habana.
Y del otro, porque –junto con su socio Grupo Aeropuertos de París– ganó la concesión para modernizar y gestionar el aeropuerto de la capital de Cuba, el de mayor tráfico aéreo de la isla, donde el turismo es el sector clave para el desarrollo de su economía. Para esto, Bouygues y el grupo controlado por los militares contrataron hasta 1.000 albañiles y especialistas de la construcción indios.
Los primeros 200 ya laboran en la remodelación de la imponente edificación situada frente al emblemático Hotel de Inglaterra.
El costo de cada empleado no cualificado ronda los 1.600 dólares mensuales. Pero, según pudo saber este diario, los empleados cobrarán menos.
Fuentes cercanas al proyecto aseguran que los cubanos no quieren esforzarse por los exiguos salarios que reciben, pero se “matarían” si les pagaran como a sus nuevos compañeros de andamio.
Sin embargo, la ley cubana no lo permite. Una vez fijado el sueldo, la empresa extranjera debe pagar en divisa a una agencia de contratación cubana, que, una vez realizado el cambio y descontados gastos, paga a los empleados importes muy reducidos en moneda nacional.
El tema salarial es el principal problema que encuentran los inversores extranjeros para contratar mano de obra local, pues su nivel de exigencia es alto y muchos prefieren no adquirir ese nivel de compromiso por poco dinero.
Además, un simple retraso, un incumplimiento de planes –incluso por causas ajenas a su desempeño o productividad– implica sanciones que se traducen en dejar de cobrar los “estímulos” en divisas.
De todas maneras, a Bouygues Batiment Internacional, la segunda empresa en la lista de mayores empresas privadas de Francia, le va bien en Cuba desde hace varios años.
La compañía tiene presencia en los cinco continentes, más de 16.000 empleados y experiencia en la construcción de hoteles, terminales portuarias y aeropuertos. A ellos se debe el Eurotúnel, el metro de San Francisco (EE. UU.) y el aeródromo internacional de Hong Kong.
La constructora recibió un empujón adicional con el viaje a Cuba del presidente de Francia, François Hollande, quien fue el primer mandatario europeo en llegar a La Habana poco después de confirmarse el deshielo con EE. UU., cuyos empresarios no pueden todavía hacer grandes negocios, limitados por el bloqueo.
Y ese gesto de confianza ha sido retribuido por el gobierno de Raúl Castro.
De esta manera, Bouygues Batiment Internacional, que construye hoteles en la isla, y el Grupo Aeropuertos de París ganaron una licitación a la que se presentaron cuatro empresas –entre ellas, la española Aena– para reparar, ampliar y gestionar el aeropuerto internacional de La Habana y el aeródromo de San Antonio de los Baños, Artemisa, muy próximo a la capital, que pasaría a funcionar como la sexta terminal. El viceministro de Transporte, Eduardo Rodríguez, confirmó la noticia.
Es la primera vez que la fórmula de gestión por concesión se cede a un sector que no sea el hotelero, donde Bouygues es bien conocida. Y no será la última. Rodríguez anunció la apertura de otra puja para seleccionar socios, a fin de mejorar y gestionar los aeropuertos de Varadero, Santa Clara, la cayería norte y Holguín.
Lo claro es que los aeropuertos cubanos necesitan agilizar y mejorar la calidad de los servicios –especialmente en la “llegada y despacho de los equipajes”– y aliviar el flujo de pasajeros.
Son múltiples las quejas de los viajeros extranjeros por el promedio de tres horas desde que se aterriza hasta que se sale de una terminal pequeña, comparada con estándares de aeropuertos internacionales.
Según Rodríguez, otras acciones de mediano y largo plazo (2018-2030) prevén inversiones aeroportuarias millonarias proporcionales al crecimiento estimado de viajeros. En este proceso no “vamos a tener condiciones ideales de ahora para ahorita”, aclaró.
Los galos asumen la actual plantilla y con ella deberán arreglarse para las mejoras. El principal aeropuerto de la isla es el de La Habana, por el cual entran 50 por ciento de los pasajeros internacionales.
En lo que va del 2016 más de dos 2 millones de personas han pasado por allí y se espera que la cifra llegue a 4 millones al cerrar el año.
La situación necesita urgentemente de mejoras también por el inminente establecimiento de un centenar de vuelos comerciales regulares desde EE. UU. a diez ciudades de la isla.
La fórmula de la concesión dispone que los galos administrarán las terminales del aeropuerto, “de conjunto con las entidades cubanas”, y el Estado cubano continúa controlando la Aduana, Inmigración y la Seguridad Operacional.
Además, todos los medios e instalaciones presentes y futuras seguirán siendo propiedad de la nación. Sin embargo, los aires parisinos intentarán imponerse en el cálido aire caribeño y en el cromático paisaje.
MILAGROS LÓPEZ DE GUEREÑO
La Habana
Corresponsal de EL TIEMPO
