Las relaciones entre los Gobiernos colombiano y el venezolano, que en los últimos tiempos no han sido fáciles, parece que en el corto plazo tienden a enrarecerse un poco más.
Todo esto básicamente porque el viernes, el presidente Juan Manuel Santos anticipó que no reconocería los resultados de la Constituyente y eso molestó a Maduro, quien dijo el sábado que el colombiano “perdió la cabeza”.
Claro que a la decisión de Santos, en una clara muestra de sintonía con la comunidad internacional, les siguieron las de los gobiernos de Estados Unidos –que además anunció la noche de este domingo medidas “contra los miembros de la constituyente”–, México, Panamá, Perú, Argentina, Costa Rica y España.
Para José Manuel Restrepo, rector de la Universidad del Rosario, Santos “acertó” con su decisión, pues no se puede aceptar lo que está pasando en Venezuela. “Vendrá un deterioro más profundo de las relaciones, y los colombianos tenemos que dar la mano, sobre todo con la migración”, dijo.
Para la internacionalista Laura Gil, la relación queda “superenredada” y lo importante es que Colombia “no asuma posiciones sola, sino que lo haga con acompañamiento internacional”, como acaba de ocurrir.
De acuerdo con el excanciller Julio Londoño, a Colombia no le queda otro remedio que “pasar objetivamente la situación” porque ese es un vecino que históricamente ha estado afectado por gobiernos de facto. “Creo que es muy difícil ir más allá de la cantidad de improperios que han expresado contra Colombia”, señaló.