La llegada del ultraderechista Jair Bolsonaro a la presidencia de Brasil reacomodará las políticas y los juegos de poder en los gobiernos de América Latina y puede cambiar el panorama económico, en un contexto en el que la crisis de Venezuela ya se convirtió en un problema regional y el gobierno de Nicolás Maduro cada vez cuenta con menos aliados.
Así lo expresaron analistas consultados por EL TIEMPO, para quienes es probable que Brasil busque un acercamiento con países del continente con políticas de corte neoliberal, como Estados Unidos, Chile e, incluso, Colombia.
Por un lado, “(el presidente estadounidense Donald) Trump puede aprovechar ese sentimiento de cambio que se vive en Brasil para tener un aliado mucho más fuerte en América Latina en temas como la lucha contra las drogas o la salida de (Nicolás) Maduro de Venezuela”, explica Jairo Libreros, profesor de política internacional de la Universidad Externado de Colombia.
Trump puede aprovechar ese sentimiento de cambio que se vive en Brasil para tener un aliado mucho más fuerte en América Latina
El peso del gigante suramericano es clave en el futuro de las economías de muchas naciones, entre ellas Colombia, que hoy están a la expectativa de reafirmar sus alianzas con el nuevo presidente brasileño, quien en campaña aseguró que su país “dejará de estar apartado de las naciones más desarrolladas”.
Y aunque Colombia no forma parte de estas, sí hay una afinidad ideológica y un liderazgo que puede acercar las visiones de las dos capitales. No sorprendería que, como Colombia, Brasilia se retire de Unasur por considerar que el organismo sirve más a los intereses de la “dictadura venezolana”.
“Veo una muy buena probabilidad de un acercamiento de Brasil y Colombia. Los países comparten frontera, en la última década se acercaron bastante, a pesar de que han estado en una buena parte del siglo XX de espaldas uno del otro y buscan desarrollo económico e industrial. Los dos presidentes (uno en ejercicio, el otro que tomará posesión de su cargo en enero de 2019) parecen ser bastante pragmáticos, y es posible que las buenas relaciones de los últimos años, incluso el aumento de inversiones en Colombia por parte de Brasil, se irán a acentuar”, opina la investigadora Gisela Silva Guevara, del Observatorio de Sistemas Internacionales (Oasis), del Externado.
Libreros coincide: “Históricamente, Colombia y Brasil no han tenido mayores inconvenientes. Los dos gobiernos han logrado mantener comunicación directa y un trabajo coordinado”.
Es posible que las buenas relaciones de los últimos años, incluso el aumento de inversiones en Colombia por parte de Brasil, se irán a acentuar
Es precisamente esa afinidad ideológica la que puede llevar a un mayor liderazgo de Brasil en la agenda hemisférica. Las últimas nueve elecciones presidenciales en América Latina fueron ganadas por candidatos liberales identificados con la derecha (Argentina, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, Honduras, Paraguay y Perú), con la única excepción del izquierdista Andrés Manuel López Obrador, que se impuso en julio en México y cuya influencia hay que tener en cuenta, dado su peso regional y económico.
Un gran número de estos triunfos de la derecha estuvo precedido por una grave crisis económica provocada por la caída de los precios de las materias primas y por los escándalos de corrupción protagonizados por varios gobernantes de izquierda, como en el caso de Luiz Inácio Lula da Silva.
En cuanto a la preocupación de la comunidad internacional por el abierto autoritarismo de Bolsonaro, que podría significar un retroceso en la defensa de los derechos humanos y una eventual intervención militar en Venezuela, los expertos afirman que es poco probable que el gobierno del capitán (r) recurra a medidas extremistas.

El ultraderechista Jair Bolsonaro le ganó por más de 10 millones de votos al candidato de izquierda, Fernando Haddad.
Pilar Olivares. Reuters
Brasil tiene una tradición consolidada de no intervencionismo. Y en su discurso, Bolsonaro recalcó que Brasil es “una nación libre, democrática y próspera”, lo que parece dar una señal de que no está pensando en objetivos autoritarios, “aunque suenen campanas de intervención” militar, que “es poco probable”, según Libreros.
“Esto parece indicar que busca tranquilizar a los que han visto en sus discursos en la campaña afirmaciones poco democráticas”, dice Silva Guevara.
Un freno a la inmigración venezolana y una más decidida actitud para aislar internacionalmente el Gobierno de Caracas pueden ser algunas de las acciones esperadas en cuanto a su política exterior –y en eso puede coincidir con Colombia y el Grupo de los 12–, si bien no se consideran una prioridad, dada la gravedad de los problemas internos.
DIANA HERNÁNDEZ
REDACCIÓN INTERNACIONAL
Comentar