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Latinoamérica

Por qué no enjuiciaron al presidente brasileño Michel Temer

Michel Temer, presidente de Brasil, que se salvó de un juicio político.

Michel Temer, presidente de Brasil, que se salvó de un juicio político.

Foto:AFP

El mandatario tiene apoyo mayoritario de un Congreso en el que hay muchos sospechosos de corrupción.

Michel Temer ha sido acusado de casi todo: desde planear un golpe de Estado hasta recibir millones de dólares en sobornos, pero nada parece poder sacar al presidente de Brasil del cargo que ocupó inesperadamente el año pasado.
Último superviviente de una de las legislaturas más convulsas y llenas de escándalos del gigante suramericano, el mandatario superó con facilidad el miércoles una votación en el Congreso que podría haberle llevado a juicio por corrupción en la corte suprema.
No es la primera vez, sin embargo, que el líder de 76 años del oportunista PMDB (centro-derecha) salva una bola de partido.
Pese a contar con una escasa popularidad del 5 %, este veterano estratega es un profesional en crear alianzas y sobrevivir en los envenenados pasillos de Brasilia, desde donde emergió hace un año para desbancar a su compañera de fórmula, la presidenta de izquierda Dilma Rousseff.
Así, un presidente con ese escaso nivel de popularidad y acusado de corrupción tendría serios problemas para mantenerse en pie, pero en Brasil Michel Temer ha logrado, por ahora, lo que parece imposible. ¿Por qué?
Temer es el primer presidente en ejercicio de la historia del país en ser inculpado por la Fiscalía General. Pero esa denuncia por corrupción pasiva primero debía ser validada por dos tercios de la Cámara de Diputados para que pueda ser procesada por el Supremo Tribunal Federal (STF).
Pero el mandatario tiene a su favor una mayoría en el Congreso desde que asumió el poder en mayo del 2016, tras el juicio político a la presidenta de izquierda Dilma Rousseff.
Además, 185 de los 513 diputados están siendo investigados, la mayoría dentro de la devastadora operación anticorrupción Lava Jato sobre la red de sobornos en Petrobras. “Eso crea una red de solidaridad”, dice Sylvio Costa, director del portal político Congresso em Foco.

Mecánica política

Esta es la primera razón por la que la caída de Temer podría generar un efecto dominó y muchos en la Cámara no quieren perder sus fueros privilegiados.
Por otro lado, Rousseff fue destituida por el Congreso por manipulación de las cuentas públicas, el camino para su sustitución era claro.
Muchos congresistas brasileños que impidieron que al presidente Michel Temer sea juzgado tienen procesos por corrupción.

Muchos congresistas brasileños que impidieron que al presidente Michel Temer sea juzgado tienen procesos por corrupción.

Foto:AFP

En su lugar, asumía su vicepresidente, Temer, del PMDB (centroderecha), con quien había hecho una alianza contra natura para tener más apoyo en el Congreso. Pero si el presidente cayera, ya no habría vicepresidente que lo pudiera reemplazar.
Así y en caso de que se hubiese producido un vacío de poder, la Constitución prevé que el Congreso elija a quien lo sustituya en un plazo de 30 días. Y tampoco parece haber una figura de consenso.
Durante el primer mes, quedaría interinamente en su lugar el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, del partido DEM (derecha). Aunque también está investigado por corrupción, su nombre es uno de los que suena con fuerza para completar el mandato hasta finales del 2018.
Sin embargo, la legitimidad de quien encabece este gobierno de transición, el tercero en menos de un año y medio, estaría aún más cuestionada, además de que muchos en Brasil creen que este embrollo político debería resolverse con unas elecciones directas, antes de las fijadas para octubre del 2018. Pero para eso, debería aprobarse una enmienda constitucional.
La tercera razón es que Temer prometió sacar a Brasil de la peor recesión de su historia, a través de una serie de ajustes impopulares que pretenden devolver la confianza a los inversores.
Aunque ya logró aprobar la congelación de los gastos públicos durante 20 años y abrir a la iniciativa privada el sector petrolero, le faltan dos de sus principales banderas: la reforma laboral y la del sistema de jubilaciones. El mercado espera con ansias su aprobación, pero la crisis política retarda el proceso.
“Hay una división del mercado, pero una parte aún cree que Temer sería el mejor para continuar. Porque la posibilidad de reformas es mayor y porque hay una mayor garantía de que permanezca el equipo económico”, estima el analista Ricardo Ribeiro, de MCM Consultores. Entretanto, su principal socio de gobierno, el PSDB (centroderecha), también quiere la aprobación de esas reformas antes de las elecciones, aunque está dividido sobre el costo político de permanecer junto a un presidente con semejante índice de desprestigio.
El partido está debilitado además por las investigaciones contra su exlíder Aécio Neves y parte de su cúpula, y tampoco pierde de vista que necesite aliarse con el PMDB de Temer si quiere la Presidencia en el 2019.
Por último, uno de los motivos que impulsó la salida de Rousseff fue la presión de millones de personas movilizadas por todo Brasil. Pero el grito de ‘Fora Temer’ ha sido tímido hasta ahora en las calles, pese a que un 65 por ciento de los brasileños cree que su salida sería “lo mejor” para Brasil, según un sondeo de Datafolha.
Los sindicatos protagonizaron la mayor y más violenta manifestación el pasado 28 de mayo en Brasilia, pero el Partido de los Trabajadores (PT) de Luiz Lula da Silva (2003-2010) tiene sus propios problemas de corrupción y no ha logrado capitanear el descontento popular.
Al negarse tajantemente a renunciar, Temer complicó mucho más los escenarios y, de alguna forma, está estirando al máximo la solidez institucional de Brasil. “Hoy no hay personas buscando aventuras fuera de la Constitución, fuera de la institucionalidad. Ese es nuestro consuelo”, dijo a fines de mayo la fiscal de la República, Silvana Batini.

Ahora, a trabajar

Ahora Temer se concentrará en la aprobación de una polémica e impopular reforma de la ley de jubilaciones que no convence al mismo Congreso que este miércoles negó que sea enjuiciado por corrupción. "La próxima batalla será la reforma del régimen de jubilaciones", dijo hoy el ministro de la Presidencia, Eliseu Padilha, considerado como la "mano derecha" de Temer, un día después de que la Cámara de Diputados le negó a la Corte Suprema la autorización necesaria para sentar al mandatario en el banquillo de los acusados.
Si los diputados hubieran avalado la denuncia por corrupción que presentó la Fiscalía, Temer habría sido suspendido durante los 180 días que duraría el
juicio y destituido si fuera hallado culpable, lo que para muchos analistas habría sembrado aún más incertidumbre en un Brasil sumergido en una severa crisis política y económica.
Las protestas contra Michel Temer en Brasil no han tenido la contundencia que registraron las que se hicieron contra Dilma Rousseff.

Las protestas contra Michel Temer en Brasil no han tenido la contundencia que registraron las que se hicieron contra Dilma Rousseff.

Foto:AFP

Padilha dijo a periodistas que los 263 votos que rechazaron la denuncia contra
Temer, frente a los 227 que se inclinaron en favor de procesar al mandatario, fueron una "demostración de fuerza del Gobierno" y también de apoyo a sus políticas.
De hecho, y aunque algunos diputados de la base oficialista se pronunciaron por dar curso a la denuncia contra Temer, muchos de ellos aclararon al votar que, si bien avalaban una investigación al presidente, eso no suponía un rechazo a sus reformas.
Temer asumió la Presidencia en mayo del año pasado, cuando comenzó el
juicio político que condujo a la destitución de Dilma Rousseff por irregulares fiscales, e impuso una conservadora agenda que ha sido resistida por sindicatos, movimientos sociales y una izquierda que está de capa caída desde que fue desalojada del poder.
Las principales reformas ya aprobadas reducen a mínimos el gasto público durante las próximas dos décadas y flexibilizan las leyes laborales, pero según el Gobierno es necesario complementarlas con un proyecto que propone endurecer el acceso al deficitario sistema de jubilación, a fin de recuperar el equilibrio fiscal perdido.
La votación de este miércoles, si bien impidió que Temer vaya a juicio, dejó algunas dudas en el Gobierno, ya que los 263 votos que respaldaron al mandatario son insuficientes para aprobar la reforma de las jubilaciones, que requerirá el apoyo de 308 diputados.
El mayor obstáculo político de esa reforma es su impopularidad, un factor que preocupa a muchos legisladores sobre todo de cara a las elecciones parlamentarias que serán celebradas el año próximo junto con las presidenciales.
Según Padilha, aunque el Ejecutivo tiene prisa con ese asunto, la primera prioridad será "reagrupar a la base parlamentaria" una vez pasada la página de la denuncia que amenazaba a Temer.

Obstáculo 

El frente de mayor conflicto parece estar en el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que integra el arco oficialista, cuenta con cuatro de los 28 ministros del Gobierno y representa la cuarta minoría en la Cámara baja, con 47 diputados.
Sin embargo, de esos legisladores, 22 votaron por rechazar la denuncia contra
Temer, 21 la respaldaron y cuatro no asistieron a la sesión de este miércoles. Algunos de los partidos de menor peso que integran la coalición gobernante han insinuado que Temer debería darle un mayor espacio en el poder a aquellas formaciones que han sido realmente "fieles" cuando se les precisó, como ocurrió este miércoles.
Uno de ellos es el Partido Social Democrático (PSD), que ocupa un ministerio pero ahora aspira a desplazar al PMDB al menos de otro, a cambio del pleno apoyo dado a
Temer por sus 37 diputados. Otra formación que ha presentado sus credenciales para ampliar sus espacios en el Gobierno es el partido Demócratas (DEM), que como el PSD también ocupa sólo un ministerio y fue fundamental para el rechazo a la denuncia por corrupción contra el mandatario.
La principal figura del DEM es Rodrigo Maia, jefe de la Cámara baja y quien abiertamente articuló fuerzas en favor de Temer, pese a que habría pasado a ocupar la Presidencia si el mandatario hubiera sido suspendido para responder a un
juicio penal.
Redacción Internacional con AFP, y EFE
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