Además de la inflación ascendente, la escasez de alimentos, medicinas y billetes, los venezolanos recibieron el último mazazo del año con la publicación del informe anual del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), que concluye que en el país ocurrieron 28.479 asesinatos durante el 2016. Ello representa una tasa de 91,8 homicidios por cada 100.000 habitantes –superada solo en El Salvador– lo que convierte a Venezuela en el segundo país más violento del mundo.
Un panorama sobre el cual el presidente Nicolás Maduro nuevamente sorprendió a los venezolanos anunciando la próxima compra de tecnología bélica y armas “para el combate contra el enemigo que tengamos que combatir para preservar la paz de nuestra tierra”. En ello apuntó, sin dar mayores detalles, que “pronto va el general en jefe (el ministro de Defensa, Vladimir Padrino) a Rusia y China a cerrar acuerdos y traerse la tecnología y las armas más modernas del mundo”.
En la narrativa del mandatario venezolano no solo no existe la inseguridad estructural denunciada por la OVV, sino que los sobresaltos económicos, saqueos y disturbios ocurridos en las últimas semanas tras su anuncio de suspender abruptamente el valor del billete de 100 bolívares fueron generados por el “paramilitarismo colombiano” y “traficantes” que buscan desestabilizar a la “revolución bolivariana” en supuesta confabulación con la oposición de su país.
Aseguró que su decisión de suspender el billete venezolano de máximo valor –este jueves decidió prorrogar hasta el 20 de enero la vigencia del billete de 100– fue un golpe mortal a supuestas mafias de cambistas y con la cual los colombianos estarían muy satisfechos: “Sobre todo en Cúcuta y Maicao (…), el pueblo colombiano me ama. Es más, si me lanzo a la presidencia de Colombia gano con 70 por ciento”, dijo en un lance de autoestima ofrecido en cadena nacional tras hacer un balance positivo de su gestión este año. “Les puedo decir que las estrategias que hemos desarrollado han sido correctas y exitosas”, afirmó. (Lea también: Venezuela rechaza posible acuerdo entre Colombia y la Otán)
Según el informe de la OVV, la cifra total de muertes violentas este año supera ligeramente la ya escandalosa del 2015, cuando contabilizó 27.875 casos. El organismo no gubernamental hace esta compilación a partir de los casos que reseña la prensa, datos que recaban sus seis observatorios regionales (apoyados por las principales universidades del país) y filtraciones de organismos de seguridad del Estado, pues oficialmente estos dejaron de ofrecer información actualizada sobre la violencia en el país desde el año 2002.
El informe revela además que el país contabiliza entre 1 y 4 masacres (tres o más homicidios en un mismo hecho) cada semana y experimenta “un fenómeno nuevo” que es la aparición de delitos y de violencia vinculada al hambre, una modalidad que involucra a delincuentes amateurs que hurtan ya no productos suntuarios sino alimentos.
Aunque se aclara que esta clasificación excluye a países que viven conflictos armados o guerras, afirmó que en algunos casos Venezuela supera en cantidad de homicidios a naciones que han sufrido bombardeos masivos.
Algunas autoridades ofrecen datos de vez en cuando, como la Fiscalía General de la República, que aseguró en enero pasado que en el 2015 hubo 17.788 muertes violentas (lo que representa una tasa de 54 por 100.000 habitantes).
En general, el Gobierno venezolano, aunque poco habla del tema, señala que los informes de la OVV son una supuesta componenda internacional para desprestigiar a la “revolución”.
Pero incluso esta cifra oficial supera por mucho el parámetro de 10 muertes violentas por cada 100.000 habitantes establecido por la Organización Mundial de la Salud como “violencia endémica”. (Además: Llegaron billetes nuevos a Venezuela, pero todavía no circulan)
Aunque Venezuela muestra desde hace al menos 15 años una espiral ascendente de inseguridad ciudadana, este año la implementación de las Operaciones de Liberación del Pueblo –incursiones policiales a barriadas populares para captura masiva de delincuentes– y la aguda escasez de alimentos han abierto dos nuevos frentes de tensión social que, según la OVV, repercutieron en el aumento de la violencia en el país. Este año, destaca también, que 130 funcionarios policiales fueron asesinados para despojarlos de sus armas o enfrentándose contra delincuentes fuertemente armados, incluso con granadas.
VALENTINA LARES MARTIZ
Corresponsal de EL TIEMPO
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