Unas 40 ciudades en el noreste de Brasil, especialmente en el estado de Rio Grande do Norte, registraron durante estos últimos cinco días de esta semana una serie de ataques simultáneos orquestados por un grupo criminal, con incendios y disparos contra oficinas públicas, comercios y vehículos, según informaron las autoridades.
Los ataques se registran desde el martes pese al despliegue que ordenaron las autoridades para que haya más presencia de fuerzas de seguridad.
Imágenes difundidas por la prensa y redes sociales mostraron escenas de autobuses y edificios en llamas en varias urbes del estado de Rio Grande do Norte, incluida la capital, Natal.
“Nunca en mi vida había visto lo que está pasando. Salimos a trabajar (...) y nos encontramos con una situación así. Es muy triste”, dijo a la AFP Reinaldo Silva, un albañil que vive en Natal.
Cerca de 40 centros urbanos fueron blanco de disturbios desde el 14 de marzo, una respuesta de un grupo criminal denominado como “Sindicato del Crimen” al endurecimiento de las medidas de control dentro de las prisiones, según las autoridades.
La violencia es incesante pese a la llegada desde el miércoles de unos 500 policías federales, cuyo número podría multiplicarse hasta 800 si fuera necesario, dijo el ministro de Justicia y Seguridad, Flávio Dino, en una entrevista con CNN.
“No vamos a permitir que territorios sean entregados a prácticas criminales”, indicó. Por otro lado, la gobernadora de Rio Grande do Norte, Fátima Bezerra, anunció la creación de un gabinete de crisis formado con jefes de los poderes locales.
Hasta el cierre de esta edición, el presidente del país Luiz Inácio Lula da Silva, del mismo Partido de los Trabajadores que Bezerra, no se había manifestado sobre la crisis.
Los desmanes han dejado hasta ahora cinco muertos, varios heridos y casi 100 detenidos.
En Natal, por ejemplo, fueron incendiados un galpón de una empresa recolectora de basura, un supermercado y una gasolinera, y fue atacada una estación de tren, según el sitio de noticias G1. Hasta ahora 97 personas fueron arrestadas sospechosas de los hechos, según informaron a la AFP fuentes de la Secretaría de Seguridad Pública del estado (Sesed).
Además, fueron incautadas 29 armas de fuego, 87 artefactos explosivos, 23 galones de gasolina, vehículos, municiones y dinero, entre otros, detalló la Sesed.

Foto de archivo de la policía en Brasil.
Sandro Pereira / AFP
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Según las autoridades, los ataques son orquestados desde el interior de las prisiones, donde los presos protestan por las condiciones de vida, con reclamos como televisores y visitas privadas.
Organismos de derechos humanos denuncian que, además, no se respetan las condiciones mínimas a las que los presos tienen derecho.
El Gobierno también anunció el miércoles el envío a Rio Grande do Norte de una fuerza federal de agentes penitenciarios para coordinar la “vigilancia y custodia de presos”.
Sin embargo, “dentro de las unidades, la situación está bajo control. No hay ningún motín, ni tentativa de fuga, nada fuera de lo normal”, señaló a la AFP la Secretaría de Administración Penitenciaria del estado (SEAP).
La violencia es “una reacción del llamado crimen organizado a las medidas firmes y asertivas que el Gobierno de Rio Grande do Norte ha adoptado en el control del sistema de prisiones”, dijo la gobernadora Bezerra en una entrevista el martes a CNN.
En concreto, los reclusos demandan una mejora en las condiciones dentro de los centros penitenciarios, dijo el secretario de seguridad del estado, Francisco Canindé de Araújo al portal UOL.
Por su parte, el Mecanismo Nacional de Prevención y Combate a la Tortura (MNPCT), un organismo autónomo que supervisa las cárceles, denunció condiciones de detención “inhumanas y degradantes” en los establecimientos penitenciarios de Rio Grande do Norte.
En particular, señaló casos de tortura y comida en mal estado, según G1. Bezerra dijo que el Gobierno local conducirá una “investigación profunda” sobre estas denuncias.
Algunos grupos narcotraficantes son comandados por sus líderes desde las cárceles superpobladas de Brasil. Motines y enfrentamientos entre miembros de facciones rivales han dejado decenas de muertos en los últimos años.
Entre los más letales figuran los disturbios ocurridos en 2017 en prisiones de los estados de Amazonas, Roraima y Rio Grande do Norte, región norte y noreste del país, que dejaron más 100 prisioneros muertos en un periodo de un mes. En 2019, al menos 55 reclusos fueron asesinados en varias cárceles durante dos días de enfrentamientos en Amazonas.
Ataque a guardia
Este sábado, durante el quinto día de ataques, un guardia carcelario fue asesinado y tres viviendas fueron incendiadas.
Se trata del guardia Carlos Eduardo Nazário, de 49 años, quien fue baleado cuando departía con amigos en un bar en Sao Gonzalo do Amarante, municipio del área metropolitana de Natal, la capital de Río Grande do Norte.
De acuerdo con testigos del crimen, el guardia murió víctima de tres tiros en el tórax, un brazo y una pierna propinados por dos hombres que se movilizaban en una motocicleta y que invadieron el bar con las armas empuñadas.
En otro ataque, cuatro hombres encapuchados y armados invadieron en la madrugada tres viviendas en Igapó, un barrio humilde en la zona norte de Natal, y, tras obligar a sus nueve residentes a abandonar las casas, incluso un adulto mayor de 77 años, le prendieron fuego a las residencias, que quedaron totalmente destruidas.
Los nuevos ataques se registraron pocas horas después de que la policía lanzara una vasta operación contra algunos de los supuestos cabecillas del llamado “Sindicato del Crimen”, la facción que se cree que está detrás de las decenas de atentados.
AFP y EFE