El ministro de Educación de Brasil, Ricardo Vélez, es un colombiano nacido en Bogotá hace 75 años al que lo persigue la polémica desde que asumió el cargo, hace tres meses.
La última, unas declaraciones en las que citaba al narcotraficante Pablo Escobar como ejemplo de conducta. “Pablo Escobar había reservado campos de fútbol para los jóvenes y una pequeña biblioteca. De esa forma, los jóvenes no consumían cocaína porque este producto estaba orientado a la exportación”, sostuvo el ministro en una intervención durante una audiencia pública en la Cámara de Diputados divulgada esta semana.
El filósofo, nacionalizado brasileño en 1997, quiso poner como ejemplo a uno de los personajes más sanguinarios de su país natal para contrastar lo que hacen los narcotraficantes brasileños, a quienes acusa de reclutar estudiantes para vender drogas.
Este raciocinio generó malestar en su nación adoptiva, Brasil, y su nombre pasó de nuevo a estar en la picota, tanto que se rumorea que el presidente Bolsonaro lo cesará en los próximos días.
Uno de los principales canales del país llegó a anunciar que la decisión estaba tomada. Sin embargo, el jefe de Estado brasileño acudió a su medio preferido, Twitter, para negar esa información: “Soy víctima de ‘fake news’ (noticias falsas) diariamente, como en ese caso del cese del ministro Vélez. Los medios inventan historias de que no gobierno, soy torpe, etc. Ustedes tienen idea de quién está interesado en desgastarnos”.
En todo caso, Vélez ha sufrido un gran desgaste en solo tres meses de gobierno. Catalogado como una rara avis por ser el único miembro ‘extranjero’ en un gabinete nacionalista que cuenta con una nutrida representación de militares, ha tropezado con varias piedras.
El filósofo –un anticomunista declarado enemigo de lo políticamente correcto– llegó al ministerio recomendado por el pensador Olavo de Carvalho, considerado el gurú ideológico de Bolsonaro, y rápidamente se enredó en su primera polémica.
En el pasado enero abogó por que en todas las escuelas del país se grabasen videos de los estudiantes cantando el himno nacional en ceremonias de homenaje a la bandera. Todo ello sin pedir autorización a los padres y entonando durante el acto el lema de campaña de Bolsonaro: ‘¡Brasil por encima de todo! ¡Y Dios por encima de todos!’ No tardó en retractarse.
A continuación, los roces entre diferentes alas de derechas que conviven en el Gobierno llevaron al ministro Vélez a cambiar hasta tres veces de viceministro y a generar tensiones con su mentor, Carvalho.
El colombiano, graduado en filosofía en la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia y residente en Brasil desde 1979, aseguró que no va a dimitir, aunque reconoció la ardua labor que tiene en manos.
“El cargo es una piña de tamaño gigante (expresión para referirse a lo complicado de la tarea), pero acepté la oferta y quiero devolver a mi país lo que hizo por mí”, aseveró.
EFE
São Paulo