El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, en la cárcel por corrupción desde abril de 2018, podría pasar a un régimen de prisión domiciliaria en septiembre, después de que su pena, en uno de los ocho casos de corrupción que se tramitan en la Justicia, fue reducida a ocho años y diez meses.
La disminución de la condena, que en la primera instancia fue de nueve años y luego se amplió a doce en la segunda, fue decidida este martes de forma unánime por los cuatro miembros de la Quinta Sala del Tribunal Superior de Justicia.
Esa corte, que actúa como tercera instancia, analizó una larga serie de apelaciones presentadas por la defensa del expresidente, de 73 años, las cuales incluían pedidos hasta para anular la causa, la primera en la que ha sido condenado y por la que ingresó a la prisión el 7 de abril del año pasado.
Los recursos fueron negados uno a uno, pero los jueces fueron unánimes en relación con que la pena dictada en segunda instancia, la cual aumentó la de la primera, había sido “excesiva”, por lo que fue reducida a ocho años, diez meses y 20 días.
El camino para la reducción de la pena lo abrió el juez Félix Fischer, instructor de la Quinta Sala, quien llegó al mismo cálculo de condena que los tres magistrados que le siguieron en el voto.
El caso se refiere a la primera pena dictada contra Lula en la segunda instancia, por corrupción pasiva y lavado de dinero, una vez que la Justicia consideró probado que recibió a modo de soborno un apartamento de tres plantas en la ciudad costera de Guarujá, en el estado de São Paulo, a cambio de favorecer a la constructora OAS en contratos con Petrobras.
Según las leyes brasileñas, Lula podría solicitar la prisión domiciliaria una vez que cumpla una sexta parte de la pena, lo que ahora ocurrirá en septiembre próximo.
Seguidores del expresidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva se reunieron este martes a las afuera del Tribunal Superior de Justicia.
Adriano Machado / Reuters
Sin embargo, sobre el exmandatario ya pesa una segunda condena a otros 12 años de cárcel en un caso muy similar, pero dictada hasta ahora solamente en primera instancia y aún no confirmada en la segunda, lo que es requisito para ingresar a la prisión.
En caso de que se ratifique esa pena en la segunda instancia, lo que podría ocurrir durante el primer semestre de este año, pudiera verse frustrada la posibilidad de que Lula pase a cumplir lo que resta de su primera condena en su domicilio.
Esa causa, a la que se suman otras seis aún en trámite, se refiere a un asunto casi idéntico al del apartamento en la playa de Guarujá, pues trata de una casa de campo en el estado de São Paulo que también le habría sido entregada a título de soborno.
Lula é inocente, merece ser absolvido, mas os votos dados por redução na pena já mostram o nível de perseguição e abitrio a que Lula foi submetido por Moro e pelo TRF4#LulaLivre
— Gleisi Lula Hoffmann (@gleisi) 23 de abril de 2019
Desde que fue encarcelado, Lula permanece en una celda especial, de 15 metros cuadrados y adaptada a su condición de expresidente en un edificio de la Policía Federal en Curitiba, ciudad del sur del país en donde tiene sede el tribunal que está a cargo de la operación Lava Jato contra la corrupción, en el marco de la que fue condenado.
La diputada Gleisi Hoffmann, quien preside el Partido de los Trabajadores (PT), fundado por Lula en 1980, celebró la decisión tomada ayer por el Tribunal Superior de Justicia, aunque reiteró su convicción en torno a la inocencia del exsindicalista.
“Lula es inocente y merece ser absuelto, pero los votos por la reducción de la pena muestran el nivel de persecución y arbitrio que ha sufrido”, afirmó Hoffmann, quien citó entre los “victimarios” del exmandatario al ahora ministro de Justicia, Sergio Moro, quien como juez de primera instancia lo condenó a nueve años de cárcel.
EFE