Si existe un símbolo de la tragedia que enluta a México ese es sin duda la escuela Enrique Rébsamen, al sur de la capital del país, donde al menos 32 niños murieron tras el derrumbamiento de la edificación.
"No hay poder humano que pueda imaginar el dolor que estoy pasando", dijo a la AFP Adriana Fargo en un albergue improvisado a la intemperie, mientras espera noticias de su hija desaparecida bajo las ruinas de la escuela.
Pero en medio de la tortuosa incertidumbre de madres como Fargo, una esperanza se ha erigido poderosa entre las ruinas de la escuela Rebsamen.
Los rescatistas han logrado ubicar a una niña viva bajo los escombros del edificio colapsado. Se pide silencio y quietud absoluta mientras un escáner térmico es introducido por una grieta de 45 centímetros de diámetro desde donde se logró tener contacto con la pequeña hace pocas horas.
La menor dio señales de vida sobre las 9:00 a.m. hora local en México, pidió agua y explicó que no se puede mover. El espacio de la grieta complica que los topos, como llaman a los rescatistas en México. La menor está sepultada por una loza de la edificación.
Los rescatistas llevan dos horas trabajando para sacarla con vida. Sin embargo, debido a que sobre ella está esa placa los intentos para sacarla se ha complicado. En el mismo espacio los aparatos térmicos que se utilizan para percibir calor humano, han detectado otros tres cuerpos con vida.
"Estamos muy, muy cerca de personas que podrían estar vivas. Estamos trabajando junto con cámaras térmicas y unidades caninas. Por momentos guardamos silencio absoluto para escuchar a los sobrevivientes. Ellos suelen gritar o golpear paredes", dijo Pamela Díaz, una panadera de 34 años que desde el martes trabaja en el rescate.
Mientras esperan un milagro, los vecinos se acercan para conseguir más información del operativo de rescate por parte de las autoridades.
Los rescatistas trabajan desde la madrugada bajo la luz de generadores, pero la búsqueda es complicada debido a que la escuela, que de tres pisos se redujo a uno, amenaza con colapsar por completo.
También padres de los chicos ayudaban a remover los escombros. Las clases en la capital y en los estados afectados fueron suspendidas hasta nuevo aviso mientras que empresas y oficinas públicas trabajarán con el personal esencial.
ELTIEMPO.COM*
Con información de AFP y El Universal de México en alianza con GDA
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