En un inesperado giro, la comunidad internacional volvió a catapultar al líder opositor Juan Guaidó, a pocos días de que, este miércoles, cumpliera un año como presidente interino de Venezuela.
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Guaidó, quien, según analistas locales, ya había recuperado algo de su popularidad interna tras haber enfrentado a principios de este año las pretensiones del régimen chavista de arrebatarle el Parlamento, recuperó también el apoyo externo, tras emprender, el pasado domingo, una inesperada gira internacional con importantes paradas y nombres en la agenda, tras violar la prohibición de salida de su país.
Así, fortalecido, culmina su primer año de gestión, en el que, sin embargo, y pese a aciertos como los de estos últimos días, el balance no es del todo favorable, pues no logró, entre otras cosas, su principal objetivo: sacar a Nicolás Maduro del poder.
Ahora, en este segundo año, los analistas venezolanos consideran que a Guaidó solo le queda aprovechar el nuevo respaldo e implementar otras estrategias, sobre todo de cara a la inminente realización de las parlamentarias de este año en Venezuela.
Tras reunirse en Londres con el primer ministro británico, Boris Johnson, el martes, Guaidó tuvo un encuentro el miércoles con el jefe de la diplomacia europea, Joseph Borrell, quien le reiteró el apoyo de la Unión Europea.
Este jueves se espera que Guaidó esté en Davos (Suiza), donde participará en el Foro Económico Mundial. Su inclusión, a última hora, en la lista de oradores de ese evento, justo en el día en el que se cumple el primer año de su gestión, ha generado grandes expectativas. Y aunque ya se sabe que el presidente español, Pedro Sánchez, no se reunirá con él, se espera que tenga la atención de otros líderes del mundo.
“Es un hecho sin precedentes y de enorme importancia vista la cantidad de jefes de Estado que participan en ese foro. Diga lo que diga Maduro, esto tendrá consecuencias”, dijo el internacionalista Emilio Figueredo.

El presidente del régimen de Venezuela, Nicolás Maduro.
EFE
Pero algunos conservan el escepticismo. “Pudiera ser un gran momento para la oposición venezolana, si se logra capitalizar”, advirtió Ivo Hernández, politólogo venezolano y docente en Relaciones Internacionales de la Universidad de Münster (Alemania).
El analista se remite, como otros, a los desaciertos del primer año de gestión de Guaidó. “Se pudo haber hecho muchísimo, sobre todo con el capital que representaba el respaldo de tantos países (56). Eso se podía haber capitalizado de una manera distinta”, dijo Hernández.
En el mejor de los casos, sin embargo, con esta nueva muestra de apoyo internacional, Guaidó lo que recuperaría sería un poder que, para algunos, como el politólogo venezolano Ricardo Sucre, es “simbólico”.
Doce meses después de su proclamación como presidente encargado de Venezuela y de que jurara sacar a Maduro del poder, Guaidó aún no ocupa la silla presidencial. “La cúpula de Maduro no se ve fracturada ni con fisuras, se ve una cúpula cohesionada”, señaló Sucre, para quien el error ha estado en insistir en una estrategia, a su juicio errada, “de presión y quiebre”.
Para este experto, haber apelado durante el primer año a la comunidad internacional para ello, ya demostró ser insuficiente. Pero Guaidó insinuó ayer que seguirá por ese camino. “Estamos buscando las herramientas para poner fin a la tragedia en Venezuela. El apoyo del mundo va a ser fundamental en la lucha; una elección realmente libre es la petición de los venezolanos”, dijo el líder opositor en Bruselas.

El primer ministro británico, Boris Johnson, recibió en Londres al presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó.
Cortesía
El tema electoral es, precisamente, uno de los grandes desafíos que los analistas vislumbran para este segundo año de gestión de Guaidó.
El politólogo Benigno Alarcón cree que el líder opositor es quien debe resolver el dilema que se presenta de cara a la realización de las legislativas. Nuevamente, la oposición se debate entre participar o abstenerse en este proceso, dependiendo de si consigue, o no, una serie de condiciones que, entre otras cosas, contemplan la renovación de los cuestionados rectores del órgano electoral.
“Lo peor que nos puede pasar es que la oposición se divida por ese problema, que unos decidan ir y otros abstenerse, con lo cual la derrota está asegurada, y además está asegurada con la participación de una parte de la oposición”, asegura Alarcón. El chavismo parece saberlo. Y, en ausencia de Guaidó, ha estado haciendo jugadas precisamente en este tablero.
Este martes, desde el Palacio Federal Legislativo, la junta directiva paralela encabezada por el diputado expulsado de la oposición, Luis Parra, declaró “omisión legislativa”, lo que otorgaría al Tribunal Supremo de Justicia, controlado por el chavismo, la potestad de tomar cualquier decisión con respecto al Consejo Nacional Electoral.
Parra desmintió haberlo hecho ayer. Pero otros actores creen que esta será la opción. Tras la conformación de la denominada ‘bancada Clap’, de Parra y otros, ninguno de los bandos cuenta con las dos terceras partes de los votos que se necesitan (112 diputados) para la renovación del Poder Electoral.
“El reto que tiene Guaidó es lograr que la oposición vaya a esas parlamentarias, al mismo tiempo que fortalezca su liderazgo o por lo menos que ese liderazgo no se debilite”, puntualizó Sucre.
ANDREÍNA ITRIAGO
Corresponsal de EL TIEMPO
Caracas
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