“Todo Miami empezó a llamarse por teléfono”, relata, desde la Florida, Mario Pentón, un cubano que atravesó la frontera sur de los Estados Unidos, sin documentos, apenas unos cuantos meses atrás. “Todos sabemos que es un punto de inflexión”, añade sobre la muerte del líder máximo de la Revolución Cubana, el ex jefe de Estado Fidel Castro.
Lo que en las últimas horas ha vivido Miami y la Florida, donde se concentra la comunidad cubana en el exilio, es una fiesta que muchos pensaron jamás vivirían. (Lea: ¿Qué pasará en Cuba sin Fidel Castro?)
“La gente empezó a llegar, sin convocatoria ni nada, al centro, a la Calle Ocho, que ha sido tradicionalmente el lugar del exilio cubano”, añade desde Miami Pentón, reportero de El nuevo Herald y el portal cubano 14 y medio. “La gente empezó a cantar, a gritar ‘viva Cuba libre’, ‘murió el tirano’…Imagínate, una alegría tremenda y hay muchísima gente en la Calle Ocho ahora”.
En Miami, capital mundial del anticastrismo, el fallecimiento del dictador y la posterior celebración no han dado mayor espacio para la reflexión. No obstante, hay voces que empiezan a perfilar lo que será la Cuba post-Fidel Castro. “El funeral de Fidel será solemne, pero su funeral político empezó hace años. Desde que Raúl Castro llegó al poder, Fidel ha ido muriendo cada día un poco más”, sentencia el reportero cubano.
Un futuro inciertoSara abandonó la isla más de 20 años atrás. Prefiere que se omita su nombre completo y considera que la transición del poder, la cual había asegurado con precisión milimétrica Fidel Castro años atrás, crea escepticismo entre los cubanos exiliados. “La impresión que me da es que no hay nada diferente”, opina. “Se tenía que morir en algún momento, pero la gente no cree que venga un gran cambio”.
Lo mismo opina Mario Pentón: “No va a ocurrir otra cosa diferente a lo que ha venido ocurriendo. Se va a ir traspasando el poder de manos de Raúl Castro a la cúpula militar, que ya controla la economía y muchos aspectos de la comunidad cubana”.
Además, agrega, la represión se acentuará en una sociedad altamente militarizada: “En este momento el régimen se siente profundamente debilitado y la única respuesta va a ser la represión”. (Especial: Fidel Castro, diario de una revolución),
En cualquier escenario, venga lo que venga para el gobierno cubano, las políticas desde Washington serán determinantes. Y en la comunidad cubana asentada en La Florida hay opiniones divergentes sobre lo que debería ser la política de los Estados Unidos hacia la isla.
Por un lado están quienes ven con buenos ojos la flexibilización de normas y el descongelamiento de las relaciones bilaterales entre La Habana y la Casa Blanca.
“La muerte de Fidel Castro significa que la nación cubana y sus relaciones con el mundo no deberían seguir definiéndose por un solo hombre”, sentencia Ricardo Herrero, director ejecutivo de la ONG Cuba Now. “Ahora, más que nunca, debemos hacer todo lo que esté en nuestras manos para remover las barreras externas y ayudar a los cubanos para que se integren de forma completa a la comunidad global”.
Cuba Now pide en todos los tonos que continúen los esfuerzos adelantados por el presidente estadounidense Barack Obama, mas el cambio de administración en D.C. marca un alto en el proceso de normalización de relaciones diplomáticas. El presidente electo, Donald Trump, ganó las elecciones presidenciales en La Florida bajo la promesa de reversar todo lo que habían adelantado los dos gobiernos. (La vida de Fidel Castro, contada paso a paso).
Esta tradicional mano dura hacia el gobierno cubano cuenta con el apoyo de grupos de exiliados, principalmente entre aquellos que llegaron a los Estados Unidos muchos años atrás, cuando la Revolución era joven y no había tomado el rótulo de comunista. "La historia no absolverá a Fidel Castro", resume el político cubanoamericano Marco Rubio. Para el senador republicano por el estado de La Florida, el hombre que marcó la segunda mitad del siglo XX en Cuba simplemente "será recordado como un dictador cruel y asesino que trajo miseria y dolor a su propio pueblo".
REDACCIÓN
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