La Fiscalía de Panamá informó este viernes del hallazgo de diez cadáveres, entre ellos dos niños, presumiblemente migrantes haitianos que perdieron la vida durante su travesía a pie por la peligrosa selva del Darién desde Colombia, en su ruta a Estados Unidos.
"Se presumen que sean migrantes, porque dentro de las investigaciones una ciudadana haitiana mencionó que en el río Tuquesa se dio una creciente por la lluvia que arrastró a nueve personas" que se dieron por desaparecidas, dijo el fiscal superior regional de Darién, Julio Vergara.
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"Presumimos que estos cadáveres que hemos encontrado tengan relación con lo advertido por esta migrante", detalló. En la zona además se hallaron osamentas de una décima persona.
Los cuerpos fueron encontrados por las autoridades en las cercanías de los ríos Tuquesa y Canaán Membrillo, en una comarca indígena Emberá Wounaán, en el sur de Panamá. Ninguno tenía documentos.
En lo que va de este año 41 cuerpos de migrantes han sido encontrados en las riberas de los ríos, a lo largo del trayecto que recorren para cruzar la frontera entre Panamá y Colombia. Las causas de estas muertes han sido por ahogamiento y golpe de calor, informó la Fiscalía.
Desde septiembre, las autoridades panameñas y colombianas validan el acceso controlado diario de un máximo de 650 migrantes, en su mayoría haitianos, que han huido de un país golpeado en la última década por una crisis económica y una reciente crisis política.
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En Panamá, los migrantes que llegan desde la selva del Darién son atendidos por equipos de Médicos Sin Fronteras.
Sara de la Rubia. Médicos Sin Fronteras
La mayoría proviene de América del Sur, donde migraron hace varios años pero no consiguieron legalizar su estadía o quedaron sin empleo por la pandemia de Covid-19.
Planean recorrer Centroamérica hasta llegar a México y luego a Estados Unidos, en busca de mejores condiciones de vida. Washington ya advirtió que no permitirá su entrada y ha deportado a cientos de ellos.
Actualmente, cerca de 19.000 migrantes están varados en un puerto del norte de Colombia a la espera de abordar embarcaciones que los lleven a la frontera con Panamá.
Los viajeros deben atravesar el golfo de Urabá, un tramo marítimo de unos 60 kilómetros.
Una vez en Panamá deben cruzar a pie la peligrosa selva del Darién, un trayecto que les lleva al menos cinco días, expuestos a violaciones, asaltos y animales salvajes. Entre enero y agosto, más de 70.000 personas han realizado esa travesía.
El primer pueblo que se encuentran es la aldea indígena de Bajo Chiquito. Luego siguen hacia Costa Rica.
AFP
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