El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, presentó esta semana la cárcel "más grande de América", donde encerrará a 40.000 presuntos pandilleros. Se trata de una megacárcel que fue construida en una zona rural aislada en un valle cercano a Tecoluca, 74 km al sureste de San Salvador, y fue inspeccionada por el mismo Bukele.
Según el ministro de Obras Públicas, Romeo Rodríguez, el predio de 166 hectáreas tiene una decena de pabellones que ocupan 23 hectáreas. Llamada por el gobierno "Centro de Confinamiento del Terrorismo", posee sistemas de vigilancia con circuitos de video y escáner para la revisión de quienes ingresen.
La prisión posee un muro perimetral de 2,1 kilómetros, que será vigilado día y noche por 600 soldados y 250 policías.
Así es la cárcel por dentro.
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Vista general del nuevo penal en El Salvador.
AFP
La historia de la prisión
La megacárcel de El Salvador, considerada "la más grande de América", se caracteriza por un elevado nivel de seguridad y promete un severo trato para 40.000 pandilleros detenidos en el marco de una "guerra" que les declaró el presidente Nayib Bukele.
Construida en un valle rural a una corta distancia del imponente volcán Chichontepec, en Tecoluca, unos 74 km al sureste de San Salvador, el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), se destaca por rigurosos controles de ingreso.
Se buscó, según el ministro de Obras Públicas, Romeo Rodríguez, "garantizar un espacio lejos de las zonas urbanas. Normalmente las cárceles en El Salvador han estado a la par de escuelas, incluso de hospitales, y centros habitacionales".
"En el Centro de Confinamiento del Terrorismos van a estar alojadas personas que le han hecho daño y han causado luto a las familias salvadoreñas", dijo el funcionario.
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Seguridad en el exterior de la prisión.
EFE
El presidio fue construido para recluir a parte de los 62.975 pandilleros detenidos bajo un régimen de excepción que fue decretado por el Congreso a petición de Bukele, como respuesta a una escalada de violencia que se cobró la vida de 87 personas entre
el 25 y 27 de marzo pasado.
Con el fin de construir la cárcel el Estado compró 166 hectáreas, 23 de las cuales fueron utilizadas para construir ocho pabellones que se encuentran dentro de un perímetro rodeado por un muro de concreto de 11 metros de altura y 2,1 kilómetros, protegido por alambradas electrificadas.
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Para ingresar al presidio tanto reclusos como personal de seguridad y administrativo tiene que llegar a zonas de registro antes de pasar por tres fortificados portones controlados por guardias de seguridad.
Cada pandillero que llegue, además de pasar por un escáner corporal para evitar
el traslado de ilícitos como drogas y objetos punzocortantes deberá registrarse en un área de ingreso donde le tomarán fotografías.
"Gracias a esta tecnología, nosotros podemos decir que el Centro del Confinamiento del Terrorismo va a contar con todos los equipos necesarios para poder garantizar que desde el interior de esta prisión los internos no estén garantizando hechos delictivos", comentó el director de la prisión, cuyo nombre no fue proporcionado por seguridad.
Las autoridades no han informado cuando comenzará el traslado de pandilleros a la megacárcel.

Fotografía del interior del Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), la nueva cárcel construida por el gobierno de El Salvador.
EFE
Para dar autonomía al presidio, el ministro salvadoreño de Obras Públicas, Romeo Rodríguez, declaró que se perforaron dos pozos, se instalaron una planta de abastecimiento de 600 metros cúbicos de agua, cuatro cisternas, y construyeron ocho subestaciones de energía eléctrica.
Con el fin de garantizar el fluido eléctrico, el penal dispone además de plantas de emergencia a base de combustible. También fue construida una planta de aguas residuales.
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Frente a los pabellones de celdas, figura un cuarto de control para operar los sistemas de agua y electricidad para que los internos no tengan capacidad de "manipular" ambos servicios, explicó el director.
Los pabellones tienen un techo curvo que garantiza la ventilación natural para los presos. En la cárcel, que fue construida en un tiempo récord de siete meses, trabajaron 3.000 personas y fue supervisada por una empresa mexicana.

Escáner corporal para ingresar a la nueva megacarcel.
EFE
Así es la cárcel en su interior

Patio de la nueva prisión de El Salvador.
AFP
En el interior de la cárcel hay 19 torres de vigilancia y cámaras térmicas que identifican
el movimiento de las personas. "Normalmente en las cárceles se ingresaban teléfonos, televisores e incluso prostitutas (...) se ha tratado de garantizar que ya no se den órdenes desde las cárceles para asesinar salvadoreños (...) a través de este centro penitenciario que hemos construido estamos garantizando que esto no suceda", apuntó Rodríguez.
Cada pabellón posee un área de construcción de 6.000 metros2, y en cada una de sus 32 celdas provistas de barrotes de acero, se alojarán "más de cien" pandilleros, explicó
el ministro Rodríguez.
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Los reclusos disponen en cada celda -de unos 100 metros cuadrados-, dos piletas con agua corriente para el aseo personal, y dos inodoros.
Cada celda también dispone de camarotes de lámina de hierro sin colchón para que duerman 80 personas.

Así es el interior de una celda de la prisión recién inaugurada.
AFP
Además, en cada pabellón existen las "celdas de castigo" oscuras y sin ventanas que serán utilizadas con los pandilleros de mala conducta.
"No se han construido patios (...) áreas de recreación, ni espacios conyugales", por lo que los pandilleros solo saldrán de la celda cuando vayan a una sala para su proceso judicial virtual.
Así, los pandilleros recluidos se mantendrán totalmente aislados e incomunicados con el mundo exterior. Los reos tendrán que ducharse y hacer sus necesidades fisiológicas dentro de la celda, y solo podrán salir a la sala de audiencia, al área de asistencia médica o a una de las celdas de castigo.
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En esta nueva cárcel, estarán alojados los miembros de las pandillas MS-13 y Barrio 18, nacidas en calles de la ciudad estadounidense de Los Ángeles a principios de la década de 1980.
Las principales actividades de estos grupos consisten en extorsiones a particulares y comercios, el sicariato y la venta de drogas.

Rejas que separan las celdas de la nueva prisión.
AFP
La construcción del recinto penitenciario, que ha acarreado críticas de la oposición y de entes nacionales e internacionales de DDHH, se da en el contexto de un régimen de excepción vigente desde finales de marzo de 2022 y que ha sido ampliado en 10 ocasiones en términos de 30 días.
Hasta el momento, las autoridades reportan la captura de más de 62.900 supuestos pandilleros.
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El Gobierno salvadoreño atribuye al régimen de excepción -implementado en una llamada "guerra" contra las pandillas- y a su plan de Control Territorial la caída de los homicidios en un 57 % en 2022.
Las pandillas, un fenómeno considerado como herencia de la guerra civil (1980-1992) y que se fortaleció con la deportación de pandilleros de Estados Unidos, han resistido a diferentes planes de seguridad de los últimos cuatro Gobiernos.

Equipos de seguridad dentro de la prisión.
AFP
REDACCIÓN INTERNACIONAL (*)
*Con información de AFP y EFE
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