No se trataba de una fecha más del fútbol profesional argentino. Las más de 50.000 personas que se congregaron esta semana en el estadio Julio Grondona, en Sarandí, provincia de Buenos Aires, tampoco lucían ninguna camiseta o ‘trapo’ alusivo a algún equipo. Lo único que traían consigo era la bandera nacional albiceleste, que ondearon sin desaliento, al mismo tiempo que la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner anunciaba su regreso a la primera línea política con una nueva coalición llamada Frente de Unidad Ciudadana.
Aclamada en medio de la multitud como si fuera una ‘pop star’, justo año y medio después de haber entregado el poder a Mauricio Macri, y en medio de escándalos de corrupción y una grave campaña para su encarcelamiento, Fernández dijo que su primer objetivo será competir en las elecciones legislativas de octubre próximo para “poner un límite al Gobierno y al ajuste (económico)”.
“Los convoco a la unidad ciudadana, a la unidad de todos los argentinos y las argentinas, porque estoy convencida de que esta etapa histórica de agresión neoliberal a todos los estamentos de la sociedad no es una cuestión de partidos políticos”, exclamó ante el público, que, al grito de “¡Cristina senadora, Cristina senadora!”, le exigió que se presentara para representar a esa provincia bonaerense, el primer y más grande distrito electoral del país.
Este sábado, después de tener en suspenso a sus seguidores y competidores, los medios locales anunciaron que Fernández será candidata al Senado. “Por primera vez en su historia como política, Cristina Kirchner competirá en una elección como opositora”, reportó el diario ‘Clarín’.
Pero ¿qué significa su regreso a la política en medio de acusaciones de corrupción?
Para varios expertos consultados por EL TIEMPO, el regreso de Fernández de Kirchner está motivado por el fuero político con el cual quedaría blindada ante cualquier fallo de un juez. Para otros, simplemente es una jugada que busca contrarrestar algunas de las políticas económicas de presidente Macri. Siempre respaldada en una base popular que es la que, pese a todo, le sigue ofreciendo su apoyo.
“Entre otras cosas, (Fernández) tiene causas judiciales pendientes que la amenazan con llevarla a prisión, y la única forma que tendría de evitar eso sería ganándose el fuero político como senadora. También son altas las probabilidades de que gane”, explicó Carlos Strasser, profesor emérito de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso).
Para Florencia Ventosa, consultora de la organización Weber Shandwick y profesora de comunicación política de la Universidad de Belgrano, Fernández de Kirchner “va en búsqueda de inmunidad. Además, aprovecha la capacidad de liderazgo que otras fuerzas políticas no han logrado desarrollar. Incluso, el mismo Macri no ha llegado a ser tan carismático como ella. Él llegó a la presidencia fue porque la gente buscaba un cambio de régimen, pero la figura de Cristina tiene durabilidad, pues representa al peronismo más tradicional, el que en su época logró enamorar”.
Y es que a partir de ese gran discurso que ofreció Fernández de Kirchner en la casa del Arsenal Fútbol Club, el panorama político y económico del país cambió totalmente.
Por ejemplo, el fondo de inversión estadounidense Morgan Stanley decidió no ascender a Argentina a la categoría de mercado emergente, sin duda un golpe bajo para los inversores y el impulso del país. Esta medida, generada a partir de claros fines políticos, niega al país miles de millones de inversionistas extranjeros que estaban ansiosos por participar en la recuperación récord de las acciones y es una mala noticia para la ambiciosa agenda de reforma del mercado del presidente Macri.
Además, los números no favorecen al actual presidente. Para muchos, en realidad, las consecuencias de las políticas económicas de ahora vienen de larga data. Son el mismo efecto arrastre que se viene teniendo desde los dos periodos en el poder de ella y de su esposo, Néstor Kirchner. Es el mismo deterioro, pero ahora se lo adjudican a Macri porque él no ha podido hacer las reformas que prometió en campaña.
“La política de ajuste del actual gobierno ha sido mucho más fuerte de lo que uno quería creer y de lo que se supuso en su momento”, dice Strasser.
“Casi todas las promesas fundamentales de Macri han quedado incumplidas, como, por ejemplo, su campaña Pobreza Cero, porque, lejos de acercarse a alguna cifra positiva, la pobreza ha aumentado y se encuentra hoy en más del 30 por ciento. Con el agravante de que los planes sociales se han acortado y ha efectuado nuevos recortes en los campos de las jubilaciones y las asistencias sociales. Una reactivación económica que propuso en su campaña, en la que todavía insiste y en la cual mucha gente todavía quiere creer”, agrega el experto.
Para los analistas, se esperan meses de total incertidumbre. “Con Cristina de nuevo en el juego, se teme que la situación político-social empeore. Todo está muy polarizado entre el macrismo y el cristinismo, y las legislativas de octubre nos intrigan a todos. Además serán meses desalentadores, pues a los inversores no les gusta que Cristina tenga posibilidades de regreso y seguirán postergando su decisión de confiar su dinero en Argentina, que fue lo que tanto prometió Macri”, concluyó Strasser.
“Adicionalmente, la posible llegada de la expresidenta al Senado implicará un golpe simbólico para el macrismo. El partido oficialista ha construido su poder criticando las malas prácticas que ella realizó en sus dos periodos de gobierno y anteriormente con su esposo. Y que vuelva a tener una función oficial dentro del Estado es un oscuro panorama para el Gobierno de turno”, agregó Ventosa.
Aun así, han cambiado muchas cosas en el peronismo desde que Fernández dejó de ser presidenta –políticamente hablando–.
“Hoy hay mucho liderazgo en esa corriente. Hay muchos políticos que no parecen dispuestos a volver a estar bajo la égida de Cristina, y ella ya no tiene el aparato estatal a su antojo para disciplinar a todos esos dirigentes”, explicó para este medio Jorge Vasconcelos, investigador jefe de la Fundación Mediterránea Ieral, encargada de promover el estudio profundo de los problemas económicos nacionales.
“Por el momento, el intento de retorno está enfocado en la provincia de Buenos Aires, pero que le vaya bien allí tampoco significa que la política tenga un giro de 180 grados respecto a la situación actual, porque depende de la magnitud del resultado electoral que obtenga, y aun así sería un resultado regional, no nacional”, añade el investigador.
Pablo Gerchunoff, uno de los economistas más estudiados y prestigiosos de ese país, no es precisamente un kirchnerista o un cristinista: más bien lo contrario. Y el martes, mientras la exmandataria anunciaba su regreso, Gerchunoff tuiteó: “Quiero que pierda, pero no vivir sin ella”.
Ese sentimiento expresado por este intelectual es el mismo que sienten millones de argentinos de diferentes clases sociales que no han encontrado en otro político a un verdadero líder.
Pero no será hasta las legislativas de octubre cuando se conozca cuál es el real nivel de desilusión con Macri, si eso alcanza para perdonar a Fernández, o si ambos sentimientos darán paso a un liderazgo nuevo, que aún no se ve por ningún parte.
Tras el discurso de Kirchner se conoció la decisión de Morgan Stanley de mantener a Argentina como ‘mercado de frontera’ y postergar al menos un año más su revaluación para elevar su calificación a ‘economía emergente’, lo que el Gobierno daba por hecho. La noticia derribó la posibilidad del mercado local de conseguir subir un escalón en la calificación luego de que en mayo de 2009 la calificadora había puesto en capilla a Argentina “por las continuas restricciones al flujo de capitales”.
ANDRÉS RUIZ
Redacción Internacional
En Twitter: @ruizandress