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'La gente va a seguir queriendo irse de Cuba'
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Según las autoridades, los cubanos estaban en buenas condiciones y a su llegada fueron trasladados a la oficina local de la Patrulla Fronteriza para ser procesados.

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Archivo / EL TIEMPO

'La gente va a seguir queriendo irse de Cuba'

Balsero que llegó a EE. UU. en 1994 habla sobre decisión de dar fin a 'pies secos, pies mojados'.

Décadas de tensión entre Washington y La Habana en torno a la migración se terminaron el jueves cuando el saliente presidente, Barack Obama, decidió eliminar la llamada política de "pies secos / pies mojados", que beneficiaba a los cubanos que llegan a Estados Unidos, y que dejará de regir de manera automática.

Y así, tal como el mundo se sorprendió con el anuncio - el 17 de diciembre de 2014- del descongelamiento de las relaciones entre ese país y Cuba, políticos, activistas del exilio y cubanos residentes no escondieron su asombro con el fin del dispositivo que permitía conseguir la residencia a cubanos llegados ilegalmente a suelo norteamericano.

(Lea también: Migración cubana, medio siglo de tensiones entre EE. UU. y La Habana)

Mientras muchos consideraron esa decisión del Gobierno saliente de Barack Obama como una nueva concesión al régimen cubano, otros se manifestaron de acuerdo y consideraron que en cierta manera es una medida "sana".

Iván Picón, es activista cubano y presidente de la Fundación Balseros Cubanos, una organización cuya sede es en Miami y dedicada a ayudar a otros isleños a su llegada a Estados Unidos.

Picón, como millones de cubanos lo han hecho, también se lanzó al mar para conquistar el sueño de salir de la isla y “escapar”, como él dice, del régimen castrista.

“Tengo sentimientos encontrados porque siento que sí es una concesión política que Obama le hace a Castro en un proceso que ha sido básicamente unilateral. De otro lado, es cierto que había personas que estaban entrando indiscriminadamente a Estados Unidos y y que ya ni siquiera tenían alguna filiación política, no eran familias de personas detenidas por el régimen o que tuvieran directamente una relación con él”, dijo Picón a ELTIEMPO.COM

(Además: La decisión migratoria de Obama genera todo tipo de reacciones)

Este hombre, 47 años, participó en 1994 del llamado ‘Maleconazo’, una serie de protestas anticastristas y que fueron consideradas por muchos las más importantes después del inicio de la Revolución de Cuba.

Justamente esas manifestaciones tuvieron como inicio la interceptación por parte de las autoridades cubanas de cuatro embarcaciones que pretendían llegar a la costa de Estados Unidos.

La Policía logró la detención de cientos de personas, y por ello Picón debió tomar una balsa y huir de la isla.

“Tenía como 24 años cuando debía abandonar todo. Estuve cuatro días en el mar con una balsa precaria. Estuve en Guantánamo por un año porque en ese momento solo le daban visas a los niños y a las mujeres embarazadas”, explicó Picón.

En efecto, no fue sino hasta 1995 cuando se instauró lo que hoy se conoce como pies secos/pies mojados que permite que solo los migrantes cubanos que llegan a tierra firme estadounidense, aún sin ningún tipo de visa, puedan permanecer y beneficiarse de mecanismos agilizados para obtener la residencia permanente; mientras que los que son interceptados en el mar son devueltos a su país.

Antes prevalecía la llamada Ley de Ajuste, que también ofrecía facilidades de instalación a los inmigrantes de la isla y que contemplaba la posibilidad de que los cubanos pudieran ser rescatados en aguas norteamericanas.

“La gente va a seguir queriendo irse de Cuba. Es una realidad muy triste, pero es así. El régimen de Castro habla de mucha apertura, pero es una apertura que no es asequible para el cubano común (…) No me cabe duda de que esto va a incrementar las muertes en el mar”, dice Picón.

Según cifras oficiales, más dos millones de ciudadanos de Cuba -que actualmente cuenta con 11,2 millones de habitantes-, migraron en el último medio siglo, pero las difíciles condiciones de viaje también dejan miles de muertos y desaparecidos.

Casi el 80% de ellos lo hicieron a Estados Unidos, y sobre todo a Florida, 150 km al norte de la isla.

Aunque la normalización de las relaciones entre Washington y Cuba ha suavizado las condiciones de viaje y ha permitido a numerosos cubanos transitar legalmente por terceros países, desde los que pueden llegar a la frontera estadounidense, se observa un aumento de las salidas, motivadas por el temor -justificado a la vista de la decisión de este jueves- de que se suprimieran los privilegios concedidos exclusivos a los migrantes cubanos en Estados Unidos.
Por eso, muchos prevén una emigración salvaje y peligrosa a través del estrecho de Florida, así como el tráfico de personas.

Según el Pew Research Center, que cita datos oficiales estadounidenses, el número de migrantes cubanos que llegaron a Estados Unidos pasó de 24.278 en el año fiscal 2014, a 43.159 en 2015, y a 46.635 en los 10 primeros meses de 2016.

CINDY A. MORALES*
Subeditora ELTIEMPO.COM
cinmor@eltiempo.com
Twitter: @cinmoraleja
*Con AFP

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