Este martes se cumplieron 60 días desde que la oposición venezolana decidió volcarse de nuevo a las calles para protestar contra el régimen de Nicolás Maduro, al que exigen elecciones y respeto a la Constitución.
Con el triste promedio de un muerto por día, 60 jóvenes y 1.119 heridos, según datos de la Fiscalía, esta ola de protestas ha sido la más intensa expresión del descontento popular en Venezuela desde el Caracazo de febrero de 1989.
Ni el golpe contra Hugo Chávez en el año 2002 ni las protestas contra Maduro en 2014 dejaron tal cantidad de muertos ni lesionados, producto de la respuesta represiva de los cuerpos de seguridad del Estado.
Según cálculos de la ONG Control Ciudadano, solo en Caracas, en una jornada de represión, la Guardia Nacional y la Policía Nacional Bolivariana disparan hasta 700 bombas lacrimógenas. Para tener una idea de ese carácter violento, en la marcha del lunes pasado en el municipio Baruta hubo 90 asfixiados, 76 heridos por perdigones y 65 por disparos de canicas (bolas de vidrio), una nueva “munición” usada, ya que no deja rastro para estudios balísticos.
Un informe de este martes del Foro Penal Venezolano apunta que durante estos dos meses van 2.977 venezolanos aprehendidos, de los cuales 1.351 siguen detenidos. Y 355 han sido presentados ante tribunales militares a pesar de ser civiles.
A pesar de las constantes convocatorias de la oposición, en la capital estos no han podido lograr los objetivos concretos de las movilizaciones: llegar a las instituciones públicas y conquistar espacios. Sin embargo, han ganado enorme fuerza desnudando el carácter violento del régimen.
Además de la adhesión de grupos reconocidos como parte del ‘chavismo crítico’ que ya se alejaban de la gestión de Maduro, las protestas han tenido fuerte eco en la comunidad internacional y despertado críticas entre familiares de funcionarios oficialistas, como el sonoro llamado de Yibram Saab, hijo del Defensor del Pueblo, a su padre para hacer cumplir la ley.
Sin cuantificar o calificar la magnitud, dirigentes políticos como Henrique Capriles y Henry Ramos Allup aseguran que el descontento ha llegado incluso al seno de la Fuerza Armada. Pero hasta ahora, en el marco de las protestas, la fractura más importante del chavismo sigue siendo la posición institucional de la fiscal general, Luisa Ortega Díaz.
Por otra parte, la propuesta de Maduro de empujar una reforma a la Constitución sin consulta popular también ha sido leña para el fuego de las protestas. A pesar de ser rechazada en la calle, por voceros reconocidamente chavistas como la exdefensora del Pueblo y, por al menos, el 73 por ciento de los venezolanos –según la última encuesta de Datincorp–, el Consejo Nacional Electoral anunció que entre este miércoles y jueves podrán postularse los candidatos a formar parte de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC). Sin embargo, aún no está claro cómo quedarán representados los “sectores” de la población que deben participar.
Para el régimen, la ANC deberá quedar constituida y empezar a trabajar en julio, por lo que la oposición ha llamado a escalar la protesta pacífica en junio, en la búsqueda de la grieta final que fuerce la transición política en Venezuela. “Es ahora o nunca”, es la frase motivante de dirigentes opositores, quienes advierten sobre los riesgos de una constituyente que elabore una nueva legalidad a la medida del Gobierno.
VALENTINA LARES MARTÍZ
Corresponsal de EL TIEMPO
