No hubo sorpresas en la elección del sustituto de Raúl Castro, de 89 años, como primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC). Con más del 99,32 por ciento de los votos de los militantes, fue elegido el presidente Miguel Díaz-Canel, quien según ha repetido en varias ocasiones el saliente dirigente “no es ningún improvisado”.
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Con este nombramiento del ingeniero y apasionado de las nuevas tecnologías, que este martes cumplirá 61 años, se consuma uno de los objetivos del hermano del fallecido Fidel Castro desde que asumió el poder formalmente en 2008 para reforzar la institucionalidad.
Al presentar su informe al VIII Congreso del partido celebrado desde el día 16 y que finalizó este lunes, el general de Ejército insistió en que es "la conclusión del proceso de transferencia ordenada de las principales responsabilidades por la generación histórica a las nuevas generaciones”. Y en referencia a su delfín dijo que era producto de “una pensada selección de un joven revolucionario con condiciones para ser promovido a cargos superiores”.
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Díaz-Canel ha tenido una carrera ascendente y rápida. Andaba con pantalones vaqueros, melena y bicicleta por su Santa Clara natal (Villa Clara, centro del país) cuando en 1994 fue nombrado primer secretario del PCC de su provincia.

El general del Ejército Raúl Castro Ruz (c), asiste al VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba.
LEY ROYERO / EFE
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El cargo lo desempeñó hasta el 2003, cuando fue trasladado a Holguín para el mismo puesto en el que se mantuvo hasta que 2009, año en que fue designado ministro de Educación Superior hasta el 2012, cuando fue la apuesta de Raúl Castro para ser vicepresidente del Consejo de Ministros.
Apenas un año después, 24 de febrero de 2013, fue promocionado como primer vicepresidente del Consejo de Estado hasta que fue elegido presidente de esa instancia el 19 de abril del 2018.
Se mantuvo hasta el 10 de octubre del 2019, pero desde ese día, al entrar en vigor la nueva configuración del Estado estipulada por la reforma constitucional de ese año, pasó a desempeñarse como presidente de la República de Cuba.
Con arreglo a esa carta magna, en 2028, o a más tardar en 2029 debería dejar la presidencia a otra persona, pero al igual que sucedió con el actual cambio de poder, podría permanecer como jefe del partido hasta el 2031.

Vista de una muestra de la vacuna cubana Soberana 02, el 25 de febrero del 2021, en La Habana (Cuba).
EFE/Ernesto Mastrascusa/Archivo
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Un par de años para supervisar el traspaso de poder con una diferencia sustancial a este año: la generación histórica ha seguido el ejemplo de Raúl y ha dejado la primera línea. “Su legado” servirá de “guía” para el futuro del partido y la sociedad, se reiteró en el Congreso.
Desde este lunes, día que se conmemora en Cuba el triunfo de la revolución castrista ante la invasión de Playa Girón, Miguel Díaz-Canel, además de esposo, padre y abuelo, ostentará las dos primeras magistraturas de la nación.
Una concentración de poder que le otorga mayor capacidad de maniobra, como admitía recientemente el analista y exdiplomático Carlos Alzugaray.
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La cuestión es hacia que dirección. Para algunos es un leal escudero de Raúl Castro, cuando no dicen que es un títere, para otros es una persona sencilla y prudente que, quizá obligado por la grave crisis económica y financiera del momento, podría inclinarse a abrir más la economía.

Miguel Díaz Canel, presidente de Cuba, durante su alocución en la ONU.
EFE
En esta nueva singladura acompañaran a Díaz-Canel en el buró político unos pocos representantes de la política pre-raulista, como Esteban Lazo, presidente de la Asamblea Nacional (Parlamento Unicameral), el vicepresidente Salvador Valdés Mesa o el General de Ejército Álvaro López Miera, recién nombrado ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).
Junto a ellos también están compañeros de una edad, formación y vivencias similares a la suya, como el primer ministro Manuel Marrero, Roberto Morales, exministro de Salud y Secretario de Organización y Política de Cuadros, el ministro de Relaciones Exteriores Bruno Rodriguez Parrilla, y Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, el presidente ejecutivo del Grupo de Administración Empresarial (GAE S.A.), que aglutina las principales empresas gestionadas por militares en la isla.
La idea es que entre todos funcionen de manera colegiada. Según Raúl Castro el presidente de la república y nuevo primer secretario del partido “ha sabido formar un equipo y fomentado la cohesión con los órganos superiores del Partido, el Estado y el Gobierno”.
MILAGROS LÓPEZ DE GUEREÑO
Corresponsal de EL TIEMPO
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