El pasado fue, aparentemente, un sábado casi como otro cualquiera en La Habana. Más tranquilo. Sin el bullicio habitual de sus calles. Quienes debían trabajar lo hacían cariacontecidos, como la ascensorista del Hotel Habana Libre.
La mujer intentaba esbozar una sonrisa ante los grupos de turistas extranjeros que no se habían enterado de la muerte del líder de la Revolución Fidel Castro, mientras las lágrimas estaban semicontenidas en sus ojos.
Como los buenos conocedores de la realidad cubana habían predicho, Raúl Castro anunció por la televisión la muerte de su hermano mayor apenas dos horas después de que, según indicó, el líder revolucionario muriera a las 10: 29 de la noche. No hubo margen para especulaciones ni rumores.
La hora del anuncio, pasada la medianoche, incidió en que muchos no se enteraron anoche sino en la mañana. Unos porque ya dormían; otros, como Marilis, porque estaba viendo una novela de las que se difunden mediante el “paquete”, un servicio de contenidos audiovisuales generados generalmente en Estados Unidos.
En el malecón, en la noche, muchos jóvenes se divertían ajenos a la noticia. Al explicarles lo sucedido, primero se burlaron. “Si ya lo han ‘matado’ muchas veces, eso son los de Miami que lo quieren ver muerto”, nos dijo Alain.
Cuando le explicamos que lo había confirmado Raúl Castro, agregó bastante tranquilo: “Ya tenía que pasar. Estaba muy viejito”.
Las redes sociales, sobre todo Facebook, tuvo una enorme actividad. Entre quienes se enteraron, hubo expresiones, primero de incredulidad.
Otros lloraban hasta por teléfono. “Son muchas cosas”, dijo entre lágrimas una especialista informática a este diario.
Por su parte, el historiador de la ciudad, Eusebio Leal, afirmó: “Fidel es el único, que yo conozca, que venció la muerte”.
El exatleta y campeón mundial de salto de altura Javier Sotomayor le reconoció a Fidel ser el “eterno inspirador del movimiento deportivo cubano”.
Luis Brito, un cubanoamericano preocupado por la situación en la isla, llama a un familiar residente en la Habana comentándole su inquietud por la noticia de la muerte de Fidel, y comentó: “Sabe Dios qué pasará con el poder de Trump y la muerte de Fidel”.
Y agregó: “Aquí la mayoría de los cubanos están contentos, aunque uno nunca celebra la muerte de nadie, los cubanos están saliendo en Miami con la bandera cubana".
‘No hay bulla’Homero Campa, hablando en las noticias, dice que en la Habana es donde menos bulla hay, "todo está muy tranquilo, las tiendas están abiertas y nadie habla nada, la noticia en verdad es increíble”.
También más de uno habrá brindado por la muerte del hombre que para ellos era un “demonio” y para las izquierdas internacionales un símbolo de resistencia y justicia social. Pero si lo han hecho ha sido discretamente. Solo algunos opositores han expresado su deseo de que ahora se recuperen las libertades en Cuba.
“Estábamos trabajando en el hotel cuando Raúl dio la noticia por televisión, y todo el mundo quedó impactado; un momento muy triste”, contó Yaimara Gómez, empleada del hotel Presidente, en La Habana, a la AFP.
(También: No hay absolución para el líder de la revolución cubana en La Florida)
El presidente cubano, hermano menor del legendario líder de la Revolución que triunfó en 1959, apareció por TV cuando muchos bailaban, bebían, coqueteaban, compartían en el muro del malecón, a orillas del mar, o simplemente dormían. Por muchos años la noticia falsa de la muerte de Fidel Castro puso los pelos de punta dentro y fuera de Cuba.
Esta vez no fue ni siquiera un rumor: Fidel murió bajo absoluta reserva, probablemente en su casa de La Habana, el mismo año de su nonagésimo aniversario. Hasta la noche del sábado, nadie sabía las circunstancias del deceso, apenas la voluntad del líder de ser cremado. Sus cenizas recorrerán parte de la isla en una caravana que se extenderá por cuatro días y concluirá con la inhumación el 4 de diciembre, en la ciudad de Santiago de Cuba (960 km al este de La Habana).
“Perder a Fidel es como perder a un padre, al guía, al faro de esta revolución”, dijo Michel Rodríguez, un panadero de 42 años que se enteró de la noticia a través de la radio. En homenaje, Cuba guardará nueve días de duelo. De a poco se hizo el silencio en la isla de la rumba y del ruido permanente. Los medios cubanos, que por iniciativa de Fidel pasaron, todos, a manos del Estado en los años sesenta, tardaron en reproducir la noticia. Pero después, todo fueron especiales y homenajes al líder.
EL TIEMPO*
La Habana
*Con AFP
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