A medida que avanzan los días y se recrudece la represión en focos de protestas opositoras en ciudades como San Antonio de los Altos (región de Miranda), Tovar (Mérida), San Cristóbal (Táchira), Sucre (Lara) y Colonia Tovar (Aragua), el gran interrogante que recorre Venezuela es si la oposición retrocederá su esfuerzo en protestar contra el régimen de Nicolás Maduro. Este sábado la respuesta masiva fue ‘no’.
Desde la media mañana de este sábado, miles de personas se volcaron de nuevo a las calles en las principales capitales del país, en especial en Caracas, rechazando al régimen de Nicolás Maduro y en exigencia de lo que se ha convertido en una especie de mantra: elecciones, liberación de presos políticos y respeto a la Constitución.
No se avistó rastro de cansancio en los caraqueños, que recordaron a los 48 caídos en los 50 días de protestas y rebosaron varios kilómetros de la principal autopista de la capital, la Francisco Fajardo, despertando dudas sobre si la asistencia fue superior, incluso, a la enorme movilización del pasado 19 de abril.
El ánimo de rebelión se sentía entre jóvenes y mayores, que de diferentes formas aseguran que no han dejado de protestar.
“¿Para qué? ¿Para volver a lo de antes? ¿Qué es lo de antes? Han matado demasiada gente, han robado, yo puedo tomarme los días que sean necesarios para rescatar a mi país”, comentó a EL TIEMPO una joven quemada por el sol que recibió durante las marchas.
A la cabeza de la concentración, el gobernador Henrique Capriles y varios diputados convocaron a los participantes a marchar hacia la sede del Ministerio de Interior y Justicia.
“Invitamos a marchar todos los días que sea necesario hasta que haya un cambio en Venezuela”, señaló Capriles, a quien esta semana el Gobierno impidió viajar a Nueva York (Estados Unidos), donde iba a denunciar la “represión” en el país ante el alto comisionado de Derechos Humanos de la ONU.
Al momento de salir, el pasaporte de Capriles fue retenido por funcionarios de inmigración en el aeropuerto de Caracas.
Han matado demasiada gente, han robado, yo puedo tomarme los días que sean necesarios para rescatar a mi país
La masa de gente se dividió en tres grandes grupos que tomaron diferentes vías para alcanzar el centro de Caracas, pero en todos los puntos fueron reprimidos con fuerza por la Guardia Nacional y la Policía Nacional Bolivariana con bombas lacrimógenas.
La estampa de heridos y asfixia de los últimos días de protesta se repitió, afectando incluso al servicio de salud del municipio Chacao, atacado directamente por los funcionarios.
Unas imágenes caóticas en las que resalta cómo funcionarios de la policía golpearon al diputado de la Asamblea Nacional Rafael Marín, quien intentó defender a un muchacho que estaba siendo arrestado por manifestar.
Además, un automóvil también atropelló a tres manifestantes, hiriendo a una joven de gravedad.
De forma paralela, cientos de simpatizantes del oficialismo marcharon sin inconvenientes hasta el propio Palacio de Miraflores, donde esperaron infructuosamente al presidente Nicolás Maduro, quien no apareció para continuar la defensa de su iniciativa de instalar una constituyente.
A través del sistema oficial de medios de comunicación, el canal y las radios del Estado –incluso ‘Telesur’– aseguraban que las calles estaban en total normalidad, pero la convulsión fue más que visible no solo en la capital, sino también en lugares como el estado Anzoátegui y Yaracuy, donde se desató el festival de gases y represión.
Sin contar con las incidencias de la tarde de este sábado, de acuerdo con el Foro Penal de Venezuela se contabiliza que 2.614 personas han sido aprehendidas en la actual ola de protestas, de las cuales 1.050 siguen detenidas y 331 han sido presentadas ante los tribunales militares, no obstante ser civiles.
VALENTINA LARES MARTIZ
Corresponsal de EL TIEMPO
Caracas
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