El presidente Lenín Moreno esperaba encontrar “la mesa servida” en materia económica, tal como lo aseguró su antecesor, Rafael Correa, pero lo cierto es que ante las altas cifras en rojo que advierte el Gobierno, Ecuador está vendiendo hasta uno de sus dos aviones presidenciales.
La semana pasada, el Presidente ecuatoriano anunció también la venta de 30 autos de lujo destinados al servicio del Gobierno, 300 bienes inmuebles estatales y dispuso, además, la reducción del 10 % del salario de los funcionarios públicos de mayor nivel, con lo que se pretende capitalizar entre US$ 370 y 400 millones.
La cifra resulta insignificante frente a un balance económico que determina un endeudamiento público de alrededor de US$ 41,9 mil millones, más otros pasivos que la incrementarían a cerca de 58.000 millones.
Las cifras dejaron absortos a los ecuatorianos, a quienes se les convocó a “asumir responsabilidades” porque hasta abril pasado el nivel del endeudamiento que manejaba el gobierno de Rafael Correa era de unos 23.000 millones, uno de los más bajos de la región y de la historia del país, con 26,3 % del producto interno bruto (PIB).
Así, las discrepancias de las cifras entraron también de lleno en la tormentosa confrontación política que mantienen los coidearios Moreno y Correa a menos de tres meses de la transición presidencial.
Mientras Moreno habla de una “grave crisis” y responsabiliza a su antecesor por decisiones que “no fueron debidamente mesuradas y se puso al límite la sostenibilidad de la economía”, Correa, mediante tuits, defiende su gestión y asegura que “comparar en términos absolutos la deuda de un país con 40.000 millones de PIB en 2006, con el país de ahora, con más de 100.000 millones de PIB, es absoluta mala fe”. “Es la mesa servida, cuando no se es desleal ni mediocre”, escribió el exmandatario.
“Ahora gastar irresponsablemente es construir hidroeléctricas que se debieron hacer hace cuarenta años y que ahorran a este Gobierno centenas de millones de dólares”, resaltó en sus redes sociales. Según Moreno, hasta el 2021 el país necesitará alrededor de 10.000 millones de dólares anuales para cubrir el déficit fiscal y pagar las amortizaciones de deuda interna y externa y garantizar los objetivos nacionales.
Para el analista económico Víctor Hugo Albán, una vez transparentes las cifras, todo argumento del expresidente Correa carece de sustento alguno. En diálogo con EL TIEMPO, dijo que durante la administración anterior faltaron transparencia fiscal, claridad y verdad en las cifras y que ahora, transparentes, ponen a Ecuador en una “situación muy delicada”.
Si se toma en cuenta la deuda al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (2.700 millones de dólares), la deuda anticipada de petróleo (6.000 millones), a empresas públicas (7.000 millones) y a otros inversionistas (3.240 millones), el endeudamiento ya superó el monto constitucional del 40 por ciento del PIB.
ANA LUCÍA ROMÁN
Para EL TIEMPO