A dos días del asesinato del embajador de Rusia en Turquía, Andrei Karlov, sigue sin esclarecerse la motivación que tuvo el agente Mevlüt Mert Altintas para disparar contra el diplomático ni tampoco si tenía algún vínculo islamista.
“¡No olviden a Siria, no olviden a Alepo!”, gritó Mevlüt Mert Altintas y añadió: “Ala akbar” (Dios es grande), habitual proclama de los yihadistas. Luego mencionó en árabe a “quienes juraron lealtad a la yihad”.
El diplomático Andrei Karlov murió al ser alcanzado por disparos durante la inauguración de una exposición de arte en la capital turca, y su atacante afirmó actuar en venganza por la tragedia de la ciudad de Alepo, a punto de caer en manos del régimen sirio, respaldado por Moscú.
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Aun sin tener claridad sobre las motivaciones del asesinato, el gobierno turco empezó a ventilar la versión de que detrás podría estar el movimiento del predicador Fethullah Gülen, enemigo jurado del presidente Recep Tayyip Erdogan y a quien se le responsabiliza por el intento de golpe de Estado de julio pasado. Así lo manifestó el jefe de la diplomacia turca, Mevlüt Cavusoglu.
Según se divulgó, el atacante habría estudiado en la academia de Policía de Esmirna, que estaría regetada por la red de Gülen.
Además, durante una entrevista con su homólogo estadounidense John Kerry, Cavusoglu afirmó que “Turquía y Rusia saben que detrás del ataque está Feto”, un acrónimo para designar a la red de Gülen.
La policía turca detuvo a los miembros de la familia del atacante y a su compañero de apartamento.
El asesinato del embajador ruso se produjo la víspera de un encuentro sobre Siria entre los ministros de Exteriores de Rusia, Turquía e Irán, el cual se cumplió este martes.
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Del atacante se sabe que nació el 24 de junio de 1994 en Söke, en la provincia de Aydin (oeste de Turquía) y que era diplomado por la academia de policía de Esmirna (oeste). Además, era un policía del cuerpo de las fuerzas antidisturbios de Ankara. De su paso por el cuerpo, se conoció que estuvo brevemente suspendido dentro de la purga lanzada por el gobierno tras el intento de golpe de Estado, según informó ayer el diario Hürriyet.
La suspensión de Mevlüt Mert Altintas se dio el 4 de octubre, pero regresó a su puesto el 16 de noviembre. Tras disparar contra el diplomático, fue abatido por las fuerzas de seguridad.
Con 62 años, Andrei Karlov era un diplomático avezado y destinado en Turquía en un momento clave, porque los dos países estaban intentando arreglar sus relaciones tras sus divergencias en torno a Siria, y en particular por el derribo el año pasado de un avión ruso en la frontera con Siria. El embajador llegó a Ankara en el 2013.
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“Karlov demostró que era un auténtico diplomático en un periodo difícil”, declaró Cavusoglu, quien lamentó la muerte de “un amigo”. Por su parte, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, puso a Siria como ejemplo de colaboración entre los dos países, pese a que la guerra civil en el país árabe ha sido el principal punto de fricción.
“Compartimos la misma opinión que (el presidente ruso Vladimir) Putin de que nuestra creciente colaboración, principalmente en Siria, no quedará arruinada. No dejaremos que se dañe nuestra relación”, dijo. El mandatario islamista se refirió al ataque como una “provocación” para dañar las relaciones bilaterales.
Pero no todos los mensajes de los líderes del mundo por el asesinato del embajador fueron de condolencia. El ministro de Relaciones Exteriores ucraniano, Pavlo Klimkin, puso en su cuenta de Twitter: “1/2 Rusia ha sido responsable de las horrendas violaciones a los derechos humanos y el asesinato de miles de inocentes en Siria y Ucrania”, pero después dijo en otro trino que eso “no justifica” el asesinato del embajador.
AFP, EFE y REUTERS
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