Este domingo se celebraron en España las elecciones regionales del País Vasco y Galicia, dos regiones con fuertes identidades culturales.
Ellas reciben toda la atención pública en la coyuntura política actual, con Mariano Rajoy como presidente encargado y varios intentos fallidos de formar gobierno durante los últimos nueve meses.
El Partido Popular (PP) de Rajoy revalidó la mayoría absoluta en Galicia (noroeste) y una exigua mayoría en el País Vasco (norte), mientras que los socialistas del PSOE sufrieron un duro retroceso que deja en la cuerda floja a su líder Pedro Sánchez.
Esto sucede en un período en el que los candidatos deben organizar sus próximos pasos, luego de que ninguno de los líderes principales de derecha e izquierda logró reunir los votos suficientes dentro del Congreso para ser revestido como presidente.
Se trata del tercer golpe electoral consecutivo del PSOE, que se verá ahora más presionado, incluso desde sectores de su partido, para permitir gobernar a Rajoy en Madrid y evitar la convocatoria de las terceras elecciones legislativas en un año.
Rajoy se implicó a fondo en la campaña de su tierra natal, la rural Galicia, donde su partido revalidó la mayoría absoluta con 41 diputados de 75 con el 97,7% escrutado. En cambio, los socialistas quedaron empatados con la izquierda radical En Marea, aliados locales de Podemos, en segunda posición con 14 escaños.
Los seis diputados restantes fueron para el nacionalista BNG. Por su parte, la región industrial del País Vasco parece alejarse a marchas forzadas de Madrid cinco años después del abandono de la violencia de la banda secesionista ETA, responsable de 829 muertes en cuarenta años.
En un parlamento de 75 escaños, el PSOE pasó de 16 a 9 diputados, empatando con el PP que, a pesar de mantener gran parte de su electorado, no pudo evitar ser la última fuerza parlamentaria de la región.
El Partido Nacionalista Vasco (PNV) en el poder volvió a ganar con 29 escaños y la izquierda independentista Bildu obtuvo 17, consiguiendo frenar el avance de Podemos (11 escaños) en esta región, en la que defiende el derecho de autodeterminación.
El rey Felipe VI no ha iniciado la ronda de visitas que le permitirá saber cuál candidato tiene más opciones para pedirle que intente formar gobierno.
“Teóricamente las elecciones regionales no tienen ninguna influencia en las nacionales”, dice a este diario Carlos Santos, periodista experto en política. Añade que desde que en España impera la democracia –hace 40 años-, se ha visto que los ciudadanos votan de una manera en su región y de otra a nivel nacional. “El 75 por ciento vota en clave local”, aclara.
La situación actual, sin embargo, difiere de las pasadas, en cuanto que nunca había sido necesario repetir las elecciones generales (desde diciembre del año pasado se han celebrado dos y no es descartable que se convoque a unas terceras antes de que termine 2016). “En este caso pueden influir en la vida interna y en la lucha política inmediata. Los resultados se van a utilizar, los medios de comunicación van a exagerar y los candidatos van a aprovecharse para fortalecer sus tesis”, explica.
Por lo pronto se pueden predecir posibles coaliciones, intercambios de votos o movimientos internos de los partidos en el juego: Partidos Socialista Obrero Español (PSOE) y Podemos, en la izquierda; Ciudadanos (Cs), en el centro; y Partido Popular (PP), de derecha, con Rajoy que fue el presidente en la legislatura pasada y ahora está encargado.
La negativa del PSOE a aceptar un apoyo nacional de Podemos proviene, precisamente, de su posición contraria a todo intento regional de buscar la independencia de España, posibilidad que Podemos defiende.
Por lo pronto habrá que esperar a los resultados definitivos, que abren nuevas expectativas en un panorama político de desgaste, con ciudadanos hastiados de la incapacidad de los dirigentes para ponerse de acuerdo y formar por fin un gobierno que los represente.
Juanita Samper Ospina*
Corresponsal de EL TIEMPO
Madrid
*Con AFP