Las tropas rusas penetraron este jueves en Ucrania, en una ofensiva que las acercó a la capital, Kiev, y dejó decenas de muertos y cerca de 100.000 desplazados, provocando en respuesta un endurecimiento de las sanciones occidentales.
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(Debido al interés público que suscitan los hechos entre Rusia y Ucrania, todo nuestro cubrimiento sobre esa invasión y acciones relacionadas tendrá libre acceso para todos los lectores de EL TIEMPO)
Al menos 137 personas murieron, tanto civiles como soldados, como consecuencia de los ataques aéreos y terrestres, según los informes oficiales ucranianos. Las tropas rusas se apoderaron de la zona de la central de Chernóbil, contaminada aún por la radiactividad del accidente nuclear de 1986, cuando Ucrania era parte de la Unión Soviética.
Las tropas rusas ingresaron por el norte, el sur y el este de Ucrania, provocando éxodos de la población.
El ejército ruso aseguró que destruyó 74 instalaciones militares, incluyendo 11 aeródromos, y que los separatistas del este de Ucrania están avanzando y tomando el control de territorios.
“Los helicópteros llegaron y empezaron los combates. Disparaban con ametralladoras y lanzagranadas”, indicó uno de los testigos.
Un miembro de un servicio occidental de inteligencia estimó que Rusia tiene ahora una “completa superioridad aérea”, ya que el gobierno de Kiev no posee más recursos contra este tipo de ofensiva. En ese sentido, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, firmó este jueves el decreto sobre la movilización general de todas las personas en edad de servir en el Ejército con miras a blindarse “como sea” contra Rusia.
Ucrania afirmó que Moscú quiere bloquear Kiev y crear un corredor terrestre a la anexionada península de Crimea y la región separatista de Transnistria. “Para esto, se introdujeron paracaídas tácticos: hasta 200 soldados rusos desembarcaron en el aeródromo de Hostomel”, a 35 kilómetros de Kiev, indicó el Ejército de Tierra, que señaló que Rusia ha introducido hasta el momento más de 60 grupos de batallones tácticos.
Otro objetivo del Kremlin es infligir daño a infraestructura civil crítica, que está siendo “regularmente atacada por aire y con misiles”.
El Ministerio ruso de Defensa afirmó que las misiones del primer día de operaciones “fueron completadas con éxito”, luego de que en la madrugada de este jueves el presidente Vladimir Putin, que desde hace semanas mantenía desplegados a más de 150.000 militares en las fronteras con Ucrania, anunció el inicio de la ofensiva, tres días después de reconocer la independencia de las regiones separatistas del este de Ucrania.
Además, el segundo día de la invasión ya comenzó. Medios internacionales reportan que las tropas rusas ya están cerca de la capital de Ucrania, pues indican que los militares estarían a solo 32 kilómetros de llegar a Kiev y tomarse la principal ciudad ucraniana.
De hecho, ya se registraron las primeras explosiones en la capital. Dos fuertes detonaciones se escucharon en la madrugada de este viernes en el centro de Kiev.
Las autoridades de dicho país aseguraron que Rusia está atacando la ciudad con misiles de crucero o misiles balísticos.
"Los ataques contra Kiev con misiles de crucero o balísticos se reanudaron. He escuchado dos fuertes explosiones", afirmó el viceministro ucraniano de Interior, Anton Herashchenko, en su cuenta de Telegram.
Putin, que exige que la Otán cierre sus puertas a Ucrania, aseguró que no buscaba la “ocupación” de esta exrepública soviética, sino “una desmilitarización y una desnazificación” del país y defender a los rebeldes prorrusos.
Europa entró este jueves en una nueva era, la de los casi treinta años de relativa paz y seguridad que empezaron con el fin de la guerra fría y de las guerras en los Balcanes.
Las instituciones de la Unión Europea, construidas en su origen precisamente para evitar la guerra entre sus Estados miembro a partir de la cooperación política y económica, vieron cómo por primera vez en la historia una potencia nuclear atacaba e invadía un país vecino mucho más pequeño en población y medios militares.
Los 27 gobiernos que representan a 447 millones de europeos vieron durante todo el día, algunos a miles de kilómetros como el portugués y otros al lado de su frontera como el polaco, el eslovaco, el húngaro y el rumano, cómo empezaba una guerra de agresión entre Estados, lo nunca visto en Europa desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Su reacción no pudo ser más que la de usar sus herramientas, principalmente económicas.
La Unión Europea aprobó este jueves, en una cumbre extraordinaria, el mayor paquete de sanciones de su historia, un conjunto de medidas que buscan, como explicó la presidenta de la Comisión Europea Úrsula Von der Leyen desde primera hora del jueves, “acabar con el crecimiento económico de Rusia, incrementar sus costes de financiación, aumentar la inflación e intensificar la salida de capitales”.
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Washington y Londres congelaron todos los activos de todos los bancos rusos, incluido el VTB, el mayor banco comercial.
Las sanciones europeas, cuyos detalles diseñarán los cancilleres este viernes, apuntan en primer lugar al sector financiero cortando el acceso de la banca rusa al mercado de capitales europeo. Se trata de hacer todo lo posible para dificultar la financiación del Estado ruso.
También hay sanciones al sector energético y controles a la exportación para evitar vender a Rusia material de doble uso civil y militar. Los europeos también prohibirán exportar a Moscú materiales de alta tecnología que Rusia no produce. Hay sanciones al transporte y se limitará la concesión de visas para golpear a la elite económica y política de Moscú.
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Los europeos piden a Rusia que cese sus acciones militares inmediatamente.
EFE
El comunicado final de la cumbre arranca condenando “en los términos más duros posibles la agresión militar injustificada y no provocada de Rusia contra Ucrania. Con esta acción militar ilegal (la Carta de Naciones Unidas sólo permite la guerra como defensa propia o tras aprobación del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas) Rusia viola groseramente el derecho internacional y los principios de la Carta de Naciones Unidas y mina la seguridad y la estabilidad europea y global”.
Los europeos piden a Rusia que cese sus acciones militares inmediatamente, que retire a sus tropas sin condiciones y que respete “la integridad territorial, la soberanía y la independencia” de Ucrania. Las sanciones, según el belga Alexander De Croo, “no tienen que ladrar, tienen que morder”.
La Otán también reaccionó. A primera hora del jueves convocó a los embajadores de sus 30 Estados miembro y activó el NED, siglas que explican que a partir de ahora el mando militar puede activar los planes de defensa para todo el flanco oriental europeo. La Alianza Atlántica también activó el artículo 4º de su tratado a petición de Polonia, Estonia, Letonia y Lituania. Es el que se invoca cuando uno o varios Estados miembros se sienten amenazados. El comandante supremo de la Otán, el general estadounidense Tod Wolters, tiene permiso para activar una fuerza de hasta 40.000 soldados.
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Este viernes se reunirán por videoconferencia los líderes de esos 30 Estados miembros de la Otán para hacer balance de la situación y tomar las medidas militares que se adelantaban este miércoles, las que sirvan para reforzar las defensas de los países orientales de la Alianza Atlántica como Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Hungría, Rumanía, Eslovaquia o Bulgaria.
Su secretario general, el noruego Jens Stoltenberg, dijo que la Otán ni tiene ni tendrá tropas en Ucrania (que no es Estado miembro de la Alianza) pero que sí reforzará a sus vecinos. Mientras, fuentes diplomáticas europeas explicaban que no ven de qué forma el Ejército ucraniano puede evitar la caída de Kiev en días si no en horas. El dirigente dijo: “Habrá una nueva realidad. Habrá una nueva Europa después de la invasión que hemos visto hoy”. Y no va a ser mejor.
La llegada de refugiados ucranianos es otro de los motivos que preocupa en la Comisión Europea. Su presidenta Von der Leyen dijo ayer que los ucranianos que huyan de la guerra tienen las puertas de Europa abiertas y el Ejecutivo europeo ya trabaja en planes de contingencia para ayudar a los países en primera línea.
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IDAFE MARTÍN PÉREZ
PARA EL TIEMPO
BRUSELAS
*Con información de AFP y Efe