La presidenta de la región de Madrid, Cristina Cifuentes, del Partido Popular (PP), se vio obligada a renunciar este miércoles a su cargo, un mes después de que surgió un escándalo de una maestría universitaria que no pudo probar y de que salió a la luz una acusación de que en 2011 hurtó unas cremas cosméticas en un supermercado.
En el video, que ya circula en varios medios, se ve a Cifuentes mostrar el contenido de un bolso y abonar a un guardia de seguridad de un supermercado el importe de dos cremas cosméticas descubiertas en su interior. La expresidenta recordó que ya hace dos años se la intentó “extorsionar” con ese video y que lo puso en manos de la policía.
Esa fue la puntilla para una política cuyo futuro ya era oscuro desde hace semanas y que a principio de mayo debía someterse a una moción de censura que probablemente hubiese supuesto su salida de la presidencia de una región de 6,4 millones de habitantes.
📢 Gracias a mi familia, a mi equipo, y muy especialmente a todos los madrileños. Creo que hemos hecho un buen trabajo, que ha conseguido mejorar la vida de muchas personas, y con eso me quedo. Con lo bueno. Con el privilegio de haber tenido esta oportunidad. Gracias a todos.😊 pic.twitter.com/7TNMCLtCiH
— Cristina Cifuentes (@ccifuentes) 25 de abril de 2018
En cargos públicos desde 1991, Cifuentes alcanzó en 2015 el punto culminante de su carrera política al convertirse en presidenta de la Comunidad de Madrid. Después de numerosos escándalos y casos de corrupción que han afectado a altos cargos del PP (centroderecha) en Madrid, Cifuentes se presentó como un símbolo en la lucha contra las malas prácticas y la corrupción.
Sin embargo, la sombra de la sospecha empezó a cernerse sobre ella cuando hace cinco semanas el periódico de izquierda eldiario.es publicó que había obtenido fraudulentamente una maestría en Derecho Público en la universidad madrileña Rey Juan Carlos. El posgrado, que figuraba en su currículo, estaba plagado de irregularidades, desde firmas falsificadas de profesores hasta calificaciones puestas dos años después; y además el trabajo final de los estudios no ha aparecido.
Cifuentes negó cualquier irregularidad, pero al final tuvo que renunciar a su cargo ante las críticas crecientes de la oposición e incluso la falta de un apoyo entusiasta de su partido. “El caso de la maestría fue una campaña de acoso y derribo, basada en ataques personales que han ido más allá de la lucha política”, explicó ayer Cifuentes en una comparecencia ante la prensa en la que no admitió preguntas.
La hasta ahora presidenta madrileña dijo que su renuncia es meditada y que pensaba hacerla pública el 2 de mayo, aunque la ha adelantado tras la difusión del video, que calificó de un “error involuntario” y que llevó a cabo “sin ser consciente”.
De este modo, unas cremas que costaban 40 euros acaban con la carrera de una política que se presentaba como abanderada de la lucha contra la corrupción y que, según la oposición de izquierdas, ha sido víctima de sus propios correligionarios, que no le perdonarían esa actitud.
El portavoz nacional del PSOE (socialistas), Óscar Puente, atribuyó a los dirigentes del PP que “no hayan tenido valor para hacerla dimitir (a Cifuentes) y la han ajusticiado en público”, con el video de ayer. “Huele a mafia nauseabunda”, añadió.
Tras conocer la difusión del video, la ‘número dos’ del PP y ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, acudió a la sede del Gobierno regional madrileño para reunirse con Cristina Cifuentes, que con posterioridad anunció su dimisión.
Y el líder del PP y jefe del Ejecutivo español, Mariano Rajoy, a su llegada al Congreso de los Diputados, se limitó a afirmar que Cifuentes “ha hecho lo que tenía que hacer” y lo que “era obligado en esta situación”.
“Cifuentes dimite tras un mes vergonzoso”, aseguró en Twitter Íñigo Errejón del partido de extrema izquierda Podemos, que aspira a la presidencia de esta región con un 13 por ciento de la población española.
Tras su llegada al cargo, la ya expresidenta intentó dar una nueva impronta al partido en la región, incluso enfrentándose con los antiguos dirigentes manchados por las malas prácticas que, según insinuaron la oposición y la misma Cifuentes, podrían haber ajustado cuentas con ella filtrando el video en relación con el presunto hurto.
“Yo sé que haber mantenido una actitud de tolerancia cero con la corrupción tiene un precio, y seguramente este es el precio que hay que pagar”, afirmó.
Al dimitir, Cifuentes no designó a ningún sucesor para la presidencia de esta región, gobernada desde 1995 por el Partido Popular.
AFP y EFE
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