La primera gira de Donald Trump como presidente de EE. UU. termina este sábado, en un viaje que deja claras las divergencias con sus aliados de Occidente. La gira de Trump arrancó en Arabia Saudí, donde instó al mundo musulmán a erradicar el extremismo islamista y acusó a Irán de avivar el terrorismo.
Ante los dirigentes de casi 50 países musulmanes, Trump dijo que la lucha contra el terrorismo es “una batalla entre el bien y el mal”, no “un combate de civilizaciones”.
Y aunque antes de ser presidente Trump asoció el terrorismo con el islam, en Riad dijo que venía “con un mensaje de amistad, esperanza y amor”, al tiempo que resucitó el concepto del ‘eje del mal’ que puso de moda hace más de una década el presidente George W. Bush. Trump también acusó a Irán de “financiar, rearmar y adiestrar a terroristas”.
Además, su parada en Arabia Saudí le sirvió para firmar contratos de ventas de armamento por más de 110.000 millones de dólares.
En Jerusalén, el mandatario de EE. UU. se convirtió en el primero en funciones en visitar el Muro de las Lamentaciones, mientras los palestinos lo recibían con una huelga general y protestas en solidaridad con los presos palestinos en huelga de hambre.
Trump se reunió con el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y con el presidente palestino, Mahmud Abás. A los israelíes les prometió que Irán nunca será una potencia nuclear, y se comprometió con la paz entre Israel y Palestina sin presentar programa alguno ni negociación de ningún tipo.
A su llegada al Vaticano, Trump se reunió con el papa Francisco, quien hace un par de meses afirmó que “alguien que solo piensa en construir muros no es cristiano”, en referencia al mandatario de EE. UU.
Y a pesar de que el sumo pontífice no repitió esas palabras, sus expresiones y miradas luego de la reunión con Trump mostraban su incomodidad con el mandatario, que había dicho que era “vergonzoso” que un líder religioso cuestionara su fe”.
El papa Francisco y Trump, dos personajes a años luz ideológicamente, tuvieron una reunión privada de 28 minutos –más corta de lo habitual para los usos del Vaticano–.
Según el servicio de prensa del Vaticano, la conversación se trató de “la paz a través de la negociación” y de la situación de los cristianos en Oriente Próximo, de educación y de migrantes.
El Papa le regaló su encíclica Laudato Si’, que está a favor de luchar contra el cambio climático y proteger el planeta. Trump salió diciendo que la reunión había sido “fantástica”.
Después de la Santa Sede, Trump viajó a Bruselas para visitar la sede de la Otán, donde quedó claro que la UE y EE. UU. chocan en casi todo. Más allá de un acuerdo genérico en lucha contra el terrorismo, hay fuertes diferencias en lucha contra el cambio climático, migraciones, comercio o la relación con Rusia.
Trump se convirtió en el primer presidente de EE. UU., desde la Segunda Guerra Mundial, que no se compromete con el artículo 5 del tratado que regula la organización militar, el que asegura la defensa mutua.
El mandatario dijo a los europeos que deben “enormes cantidades de dinero a la Otán”. Aunque ningún país debe dinero, Trump se refería a que solo cuatro países (Reino Unido, Polonia, Grecia y Estonia) gastan en defensa al menos el 2 por ciento del PBI, un compromiso político de 2014 que todos prometieron cumplir en 2024.
Ted Reinert, analista del German Marshall Fund, explicó a EL TIEMPO que por primera vez los europeos no pueden estar seguros del compromiso estadounidense con la Otán. “Trump no dio su firme compromiso y no dijo mucho sobre la amenaza rusa, en la que la Otán se ha centrado en los últimos años”.
Reinert cree que la visita a Bruselas “amplió la preocupación sobre la ambigüedad de EE. UU. hacia Rusia”.
El único logro de la visita de Trump a Bruselas es que la Otán se unirá a la coalición internacional contra el Estado Islámico. Pero el movimiento es simbólico, porque los países de la Alianza Atlántica ya participan en esa coalición de una u otra forma y la Otán confirmó que no enviará tropas.
Y este viernes, en Taormina (Italia), durante el primer día de la cumbre del G7, los líderes el grupo no lograron adoptar una postura común sobre el respeto al Acuerdo de París, que trata sobre cambio climático, porque Trump afirmó que se trata de un asunto “en revisión” por parte de su Gobierno.
IDAFE MARTÍN PÉREZ
Para EL TIEMPO
Comentar