El gobierno del presidente francés, Emmanuel Macron, decidió activar este jueves un polémico procedimiento para adoptar su impopular reforma de las pensiones eludiendo el voto de los diputados de la Asamblea Nacional.
La decisión de recurrir al artículo 49.3 de la Constitución, en lugar de una votación que se veía como muy arriesgada por la falta de una mayoría clara, se tomó tras tres reuniones en el Elíseo entre el presidente, Emmanuel Macron, la primera ministra y varios miembros del Ejecutivo.
No obstante, la reforma tiene un enorme rechazo en el país, pues dos de cada tres franceses están en contra de aumentar la edad de pensión.
¿Qué dice la norma y por qué el gobierno optó por evitar una votación en la Asamblea? Abecé.
¿Qué dice la reforma pensional?
El gobierno quiere retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y adelantar a 2027 la exigencia de cotizar 43 años (y no 42 como hasta ahora) para cobrar una pensión completa.
Según el plan del Ejecutivo, la edad legal de jubilación se elevará progresivamente a razón de tres meses por año a partir del 1.° de septiembre de 2023 hasta 2030.
Además, para obtener una pensión completa, sin descuento, el período de cotización exigido pasará de 42 a 43 años de aquí a 2027, a razón de un trimestre por año. Se trata de un aumento previsto en la reforma anterior, durante el mandato del presidente socialista François Hollande (2012-2017), pero que se aplicará en 2027 y no en 2035.
Lo que no cambiará con la ley adoptada por el Parlamento son los 67 años de máximo para tender derecho a una pensión completa si no se ha cubierto el periodo completo de cotización.
Se prevé, además, la extinción de la mayor parte de los regímenes especiales, en particular en el sector de la energía, en la entidad del transporte metropolitano de París RATP o en el Banco de Francia.
(Puede leer: Francia: ¿qué viene para la impopular reforma de pensiones que impulsa Macron?)

Macron considera fundamental la reforma para equilibrar el déficit del sistema de pensiones en Francia.
EFE
Pero esta no es la primera vez que una reforma pensional causa problemas en Francia. De hecho, el país lleva treinta años de batallas sobre el sistema de pensiones.
En noviembre de 1995, el país también se paralizó por los intentos del primer ministro de centroderecha Alain Juppé de imponer en el sector público la exigencia de 40 años de cotización del privado. Los sindicatos convocaron una huelga general que paralizó los servicios de tren y metro durante tres semanas, obligando al gobierno a dar marcha atrás.
El mismo presidente Emmanuel Macron ya había tenido un primer intento de reforma con la que buscaba cumplir su promesa electoral de revisar el sistema de pensiones.
En 2019, el presidente propuso unificar en un único régimen las decenas de sistemas especiales de pensiones y retrasar la edad de jubilación de la mayoría de las personas hasta los 64 años. Su propuesta desencadenó la huelga más larga de la historia de la compañía de ferrocarriles SNCF y, luego, la pandemia del covid-19 le obligó a guardar la reforma en un cajón.
No obstante, Macron revivió la reforma este año porque la considera fundamental para equilibrar el déficit del sistema de pensiones, que, según cálculos del Gobierno, se agranda cada año por la disminución de personas en edad de trabajar y el aumento de pensionistas, atribuido, en parte, al envejecimiento de la población.
El Consejo de Orientación de las Pensiones (COR, un órgano oficial consultivo) calcula que ahora y hasta el horizonte de 2027-2028, el déficit del régimen de pensiones será de entre 9.000 y 11.000 millones de euros anuales, una cifra que aumentará a 16.000 para 2032.
En términos relativos, eso significará un agujero de entre cinco y ocho décimas del producto interior bruto (PIB).
¿Hay respaldo a la reforma?
No, actualmente dos de cada tres franceses se oponen, según los sondeos. El rechazo, de hecho, se plasmó en una serie de masivas protestas desde el 19 de enero, pero que no lograron la retirada del proyecto.
El 31 de enero, por ejemplo, se movilizaron entre 1,27 millones de personas (según la policía) y 2,8 millones, según el sindicato CGT. El pasado 7 de marzo, 3,5 millones de personas- según el sindicato CGT- participaron en la mayor protesta contra una reforma social en tres décadas.
Y este miércoles, el país vivió la octava jornada de protestas con una manifestación en París que, según la CGT, congregó a 450.000 personas (37.000 según la policía).

Pese a las semanas de protestas, el gobierno se mantuvo firme en su plan de reforma.
EFE
¿Cómo se dio su aprobación?
La reforma de las pensiones afrontaba este jueves su día crucial. El proyecto iba a ser debatido y votado este jueves en las dos cámaras francesas: en el Senado a partir de las 9:00 hora local y en la Asamblea desde las 15:00.
Tal como se esperaba, el proyecto fue aprobado en la mañana de este jueves por el Senado francés (cámara alta) por un margen cómodo gracias a la amplia mayoría en la cámara de legisladores liberales y conservadores. El controvertido proyecto recibió 193 votos a favor y 114 en contra, con 38 abstenciones.
El texto legislativo iba a ser debatido en la Asamblea Nacional (cámara baja), a partir de las 14.00 GMT.
(Además: Senado de Francia aprueba retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años)

El controvertido proyecto recibió 193 votos a favor y 114 en contra en el Senado de Francia.
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No obstante, antes de la votación, la primera ministra francesa, Élisabeth Borne, anunció formalmente ante la Asamblea Nacional que el Gobierno activaría el artículo 49.3 de la Constitución, que le permite aprobar un proyecto evitando el voto de los diputados.
"No se puede correr el riesgo de jugar con el futuro de las pensiones, esta reforma es necesaria", afirmó Borne entre gritos y abucheos de la oposición.
Y es que con el visto bueno asegurado en el Senado, el gobierno se esforzó en convencer al puñado de diputados oficialistas y a la "veintena" de su aliado de derecha Los Republicanos (LR) aún reticentes. Pero sin éxito.
Por eso, el temor a sufrir un revés en la Asamblea Nacional, tras una serie de reuniones de crisis desde el miércoles por la noche, lo forzó a activar el 49.3, pese a correr el riesgo de recrudecer las protestas sociales.
En la Asamblea, el Gobierno francés contaba, en teoría, con la base de los diputados del partido de Macron, sus socios centristas y con el respaldo puntual -y fundamental- de los conservadores, Los Republicanos (LR), con los que los macronistas ya consensuaron el miércoles un texto final en una comisión mixta.
Se opondrían al proyecto los partidos de izquierda -encabezados por la Francia Insumisa (LFI)- y la ultraderecha de Marine Le Pen, además de algunos diputados del LR, lo que puede dejar incierto el resultado dependiendo de cuántos serán los disidentes.
(Puede leer: Francia: las razones de protesta de gremios contra reforma pensional de Macron)
Pero las miradas estaban puestas en un puñado de diputados oficialistas que podrían abstenerse y en "una veintena" de legisladores de LR que, según el senador derechista Bruno Retailleau, votarían en contra, lo que dificultaba la aprobación de la reforma en la Asamblea.

El futuro de la reforma estaba en juego en la Asamblea Nacional.
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Entonces, ¿la reforma ya queda aprobada?
En teoría, la norma ya fue adoptada. Pero la única manera de impedir la aplicación de la reforma ahora es que los diputados presenten y aprueben una moción de censura contra el gobierno, que se debatirían en los próximos días.
Ya se anunciaron dos mociones de censura, una por parte de la izquierda y otra de la ultraderecha. "Borne no puede seguir", afirmó la líder ultraderechista Marine Le Pen, quien recalcó que "una mayoría de los franceses" se había manifestado en contra del proyecto del Gobierno.
Le Pen aseguró que su grupo votará cualquier moción de censura, aunque sea de la izquierda. "Lo importante no es quién presente la moción, es que el Gobierno sea censurado", subrayó.
La izquierda también prepara una moción de censura, según señaló el líder comunista, Fabien Roussel, que animó a que continúe la movilización en las calles e insistió en su iniciativa de pedir un referéndum, para lo que hace falta presentar cuatro millones de firmas.
"La moción de censura está lista, trataremos de que reciba el mayor apoyo posible", aseguró el diputado comunista.
(Siga leyendo: Francia: sindicatos reprochan a Macron su sordera al rechazo a reforma pensional)
Si la moción de censura fracasa y se adopta así la reforma finalmente, la oposición de izquierda prepara un recurso ante el Consejo Constitucional que retrasaría su promulgación y daría más tiempo a los opositores para utilizar sus últimos cartuchos, como reclamar un referéndum.

Protestas por la reforma pensional de Macron.
EFE
Lo cierto es que la 100ª activación desde 1958 de esta herramienta legal pero muy polémica en Francia podría recrudecer la tensión con los sindicatos, que habían llamado a impedir una reforma injusta y organizaron protestas masivas durante dos meses.
El diario liberal L'Opinion había advertido que el uso del 49.3 "reforzaría la imagen de 'brutalidad' de su poder y alimentaría la crisis social".
Entonces, el recurso al 49.3 abre las puertas a una posible crisis política. Más allá del proyecto, el mandatario de 45 años, reelegido hace casi un año con la promesa de reformar la segunda economía de la Unión Europea (UE), se jugaba con esa reforma poder aplicar su programa durante su segundo mandato.
Y con la aprobación de la reforma se arriesga a la caída del gobierno de su primera ministra en una moción de censura y a un recrudecimiento de las protestas en las calles.
Sindicatos prometen continuar la movilización
Los representantes de los trabajadores ya habían alertado que seguirían movilizándose aunque se aprobara la reforma. Los líderes de los sindicatos franceses acudieron este jueves a la Asamblea Nacional a escasas dos horas de la votación definitiva para pedir a los diputados que "voten contra este proyecto brutal e injusto".
"La movilización continuará", aseguró en declaraciones a los medios Philippe Martínez, líder de la Confederación General del Trabajo (CGT, segunda central del país.

Manifestaciones a las afueras de la Asamblea Nacional, en París, antes de la votación de la reforma del sistema de pensiones.
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En un comunicado conjunto, leído por François Hommeril, secretario general de la CFE-CGC, ocho sindicatos firmantes afirmaron que "el 70 % de la población" y "el 85 % de los trabajadores" se oponen a la reforma.
También avisaron que si los diputados la aprobaban en esas condiciones, "está en juego la confianza que los ciudadanos pueden tener en las instituciones de la República".
ANGIE RUIZ HURTADO
REDACCIÓN INTERNACIONAL
*Con Efe y AFP